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El Telégrafo
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Naturaleza e historia convergen en el Palacio de Verano de China

La majestuosidad de las construcciones transporta a los visitantes a épocas pasadas en donde predominaban las dinastías.
La majestuosidad de las construcciones transporta a los visitantes a épocas pasadas en donde predominaban las dinastías.
Foto: Coralía Pérez / El Telégrafo
19 de mayo de 2019 - 00:00 - Coralía Pérez

Caminar por las transitadas calles de Pekín, la capital de China, requiere atención y habilidad. El permanente paso de vehículos, pero sobre todo de motocicletas y bicicletas que incluso invaden las aceras y espacios de estacionamiento, imposibilita la circulación tranquila de los peatones. A pesar de ser los que más respetan las señales de tránsito.

Un escenario parecido se vive al recorrer los diversos atractivos turísticos de la ciudad. En cada uno de ellos, las multitudes dificultan las caminatas pausadas, principalmente en esta época del año, cuando la primavera embellece los paisajes con flores de radiantes colores y el clima cálido, con refrescantes brisas esporádicas, invita a recorrer la urbe.

Afortunadamente, la alta concurrencia de visitantes no disminuye el encanto de los parajes chinos. Menos de aquellos que por su gran extensión ofrecen diversos atractivos. El Palacio de Verano es uno de ellos, y es nuestro destino en esta ocasión. Mientras avanzamos por las congestionadas calles, típicas de una capital, la guía, Tian Aili, inicia su charla con un breve resumen de la historia del lugar.

En un inglés fluido, explica que, a pesar del nombre, el sitio al que vamos no es realmente el lugar donde los emperadores y su corte pasaban los cálidos meses de verano. Se trata de un espacio que conserva un importante período de historia de las dinastías, al ser el hogar de la emperatriz Cixi, la denominada “Dama Dragón”.

Nos recibe un cielo prácticamente despejado, una verdadera suerte en Pekín debido a la fuerte contaminación. Son casi las 16:00, pero bien se podría pensar que son las 10:00 por el radiante sol que obliga a los turistas a buscar refugio en todo lugar que ofrezca una sombra.

Pero los 24 grados centígrados son bastante llevaderos comparados a los 38 grados a los que se llega en julio y agosto, cuando es verano y “la ciudad se vuelve un infierno”, según nos comenta un lugareño.

Iniciamos el recorrido con una introducción de todos los puntos que conforman el parque, de casi 300 hectáreas de extensión. Con la ayuda de un gran mapa, Aili detalla cada lugar, poniendo especial énfasis en el significado simbólico de cada sitio.

“El lago (Kunming) tiene forma de durazno, que es la fruta que representa la longevidad”, indica la guía. En China, el significado de los nombres, de los colores, de las figuras y de otros aspectos tienen una relevancia especial; es, a decir de nuestra guía, lo que define el sentido de cada cosa.

Lo que primero llama la atención al caminar en este y en otros lugares de interés del país, es la gran cantidad de personas que permanentemente se desplazan para conocerlos. Contrario a lo que se pensaría, la mayor parte de visitantes son nacionales.

Los escasos grupos de extranjeros se reconocen con mucha facilidad; su aspecto e idioma diferentes los delatan. Sonriente, casi orgullosa, la guía explica que esto se debe a la buena situación económica que tiene el país desde hace años, y a las campañas que el Estado realiza para fomentar el turismo interno.

Según cifras expuestas por el Centro de Administración de Parques Municipales, más de 2,4 millones de personas se desplazaron por los diferentes parques de Pekín durante el feriado del 1 de mayo de este año. Y otros sitios como el Zoológico de la capital, el Templo del Cielo y el mismo Palacio de Verano superaron las 700 mil visitas al día durante el mismo período.  

Aili cuenta también que muchos de los sitios que hoy son altamente turísticos estaban restringidos en la antigüedad, ya que se destinaban exclusivamente para el disfrute del Emperador y su familia. Resalta que “hoy podemos compartir esa belleza con todos”.

Las edificaciones tradicionales, amplios tejados, paredes rojas y verdaderas obras de arte pintadas en tapias y techos maravillan de entrada a los viajeros. Luego, esculturas de dragones y fénix, además de estrechos pasillos decorados con esmero, permiten imaginar con claridad algunos hechos históricos narrados con precisión por nuestra guía.

Esto, a decir de Emilia Rebollo, una turista argentina, es lo que de entrada llama la atención de los extranjeros. “En este sitio convergen la historia y la naturaleza de Pekín, y es un excelente lugar para tomarse un descanso de una ajetreada metrópoli como lo es la capital china”.

Continuamos con el recorrido y la voz de Aili revela tristeza al contar que gran parte del complejo fue destruido y saqueado por los ejércitos de Francia y Reino Unido durante la Segunda Guerra del Opio (1860). Un acto que hasta hoy se considera una gran ofensa contra China.

Sin embargo, los trabajos de restauración permitieron recuperar un buen porcentaje de la estructura original, así como de las pinturas que hoy se conservan con esmero.

Seguimos por el Gran Corredor, un pasillo techado de más de 750 metros de longitud, que bordea el lago Kunming, que impacta por su decoración de más de 14.000 pinturas con escenas sobre la historia china. Se trata de la construcción más grande del mundo de este tipo.

Luego de un par de horas de caminata reconocemos que es prácticamente imposible visitar todo el parque en un solo día. Pero nos prometemos volver en otra época del año; quizá en invierno, cuando el clima transforma no solo este sino todos los atractivos chinos. Será una buena oportunidad para redescubrirlos, promete Aili. (I)

La mayoría de turistas son del mismo país, por promoción del GobiernoLa mayoría de turistas son del mismo país, por promoción del Gobierno. Foto: Coralía Pérez / El Telégrafo

Detalles
Oferta turística
El Lago Kunming ocupa una tercera parte del terreno del parque. Entre los principales atractivos está: la Torre de la fragancia de Buda, el Jardín de la Virtud y de la Armonía, la Calle Suzhou, el Jardín del gusto armonioso y la Gran Galería.

60 yuanes es el precio para entrar al parque, durante la temporada alta. En otra temporada cuesta 50 yuanes.

Reservaciones anticipadas
El Palacio de Verano de Beijing es uno de los lugares más especiales de la ciudad y conviene reservarle varias horas a su visita. Está a 12 kilómetros al noroeste del centro de Pekín.

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