José Nazareno, de 18 años, chiflea fuerte. Él desde el lado del Cisne 2 a la orilla del estero llama a los pasajeros que desean cruzar hasta Nigeria, una cooperativa que está ubicada al frente.

No es el único canoero que se dedica a esta actividad. Al menos ocho personas hacen lo mismo.

El pasaje cuesta $ 0.25 y a diario transportan al menos 200 personas.

Carolina Perlaza, de 28 años, cruza todos los días al Cisne 2 para hacer sus compras en el mercado San Vicente de Paúl.

Dice que más fácil es abastecerse ahí en el lado de Nigeria. Desde la orilla del estero camina al menos 12 cuadras.

En época de clases muchos habitantes de Nigeria cruzan al Cisne porque ahí se ubican sus escuelas o colegios.

Uno de esos estudiantes es Patricio Mercado, un joven de 14 años que en vacaciones ayuda a su papá a remar la canoa. El adolescente estudia  en un colegio fiscal. Cuenta que junto con 10 compañeros hacen la travesía para asistir a clases. “Mi papá nos pasa al otro lado gratis a todos. Si hay algo que reconozco de los habitantes de Nigeria es que somos muy solidarios y muy amigos. Algunas veces he regresado en canoas de compañeros o vecinos”.

Eulalia Lamota, de 45 años, en cambio cruza por trabajo. Cuenta que ella labora en Los Ceibos como empleada doméstica y que le resulta mucho más fácil llegar por esta vía. “Si me voy por la Perimetral se me hace muy lejos. En cambio por el Cisne 2 es mucho más cerca”.

En ambas orillas grupos de niños y jóvenes se dedican a atrapar jaibas. “Esa actividad es común en temporada de vacaciones dice Lamota”.

Los canoeros van y vienen de una orilla a otra. Nazareno asegura que el desfile de estas embarcaciones amaina a las 21:00, aunque dos o tres se quedan cubriendo la ruta hasta las 23:00.

“Es un trabajo de mucho esfuerzo. Mis brazos terminan muy cansados,  pero para mí y otras personas es el sustento de las familias”. (I)