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El Telégrafo

La Copa América le quedó grande a Estados Unidos

El técnico alemán Jurgen Klinsmann (izq.) miró con resignación la derrota de su selección, el martes pasado, ante Argentina.
El técnico alemán Jurgen Klinsmann (izq.) miró con resignación la derrota de su selección, el martes pasado, ante Argentina.
Foto: AFP
23 de junio de 2016 - 00:00 - AFP

Estados Unidos llegó a su segunda semifinal de Copa América pero el desafío frente a la Argentina de Lionel Messi le quedó grande. El anfitrión de la Copa América Centenario nunca pudo plantearle batalla a la Albiceleste.  

El elenco dirigido por el alemán Jurgen Klinsmann llegó a semifinales del inédito torneo continental con la responsabilidad de ser el único representante de la Concacaf entre los cuatro mejores, tras la humillante eliminación de México en cuartos de final a manos de Chile (7-0). Y si bien a EE.UU. le faltaron -por suspensión- tres jugadores habitualmente titulares -los volantes Jermaine Jones y Alejandro Bedoya y el delantero Bobby Wood-, nunca pudo ser superior a  Argentina.    

“Fuimos muy buenos”, dijo Klinsmann tras la derrota, dejando en claro que sus dirigidos lejos estuvieron de ser esos equipos agresivos en defensa como para poder tener chance alguna frente a un equipo que contaba con un Messi en su mejor nivel.     

Estados Unidos dejó que el astro del FC Barcelona recibiera libre el balón en mitad de cancha y le permitió que pudiera arrancar con pelota dominada hacia el arco de Guzan, un suicidio. “Creo que se vio clarísimo que cuando estábamos 1-0 abajo tuvimos demasiado respeto y Argentina pudo jugar de la manera que más le convenía”, admitió Klinsmann.

“Después del primer gol, tratamos de gritarles desde la banca: Vayan por ellos, impongan el juego físico, písenle los talones, hagan algo”, agregó frustrado el entrenador alemán. “Fuimos muy respetuosos, y eso fue clave. Fuimos muy ingenuos, pero jugamos contra el mejor equipo del mundo y dije a mis muchachos que no hay nada de qué avergonzarse”.  

Y el próximo paso para Estados Unidos es pelear el sábado por el tercer puesto contra el perdedor de Chile y Colombia en el estadio de la Universidad de Phoenix, en Glendale, estado de Arizona.     

Si bien el tercer puesto para muchas selecciones es un premio consuelo, un partido que nadie quiere disputar, para Estados Unidos y para la Concacaf tiene su significado. Para Estados Unidos, ser tercero representa la mejor posición de su historia en Copa América tras el cuarto puesto logrado en Uruguay 1995. Para la Concacaf, tener un representante en el podio en un torneo en el que sus selecciones demostraron estar lejos de las principales de Sudamérica y su buque insignia, México, fue humillado como nunca antes le había sucedido. (I)

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