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Despegarse del suelo ayuda a romper las barreras mentales (Galería e Infografía)
Cuando el riesgo es controlado, el miedo no es un obstáculo. Él lo sabía, se lo repitieron hasta el cansancio, pero cuando se calzó, por primera vez, los pies de gato —zapatillas que se utilizan para escalar— y se ciñó el arnés, el temor seguía allí.
Jaime Castro recuerda que un amigo le dijo al oído: “ojo, el miedo también se entrena”. Estas palabras han acompañado a este escalador desde que comenzó a despegarse del suelo para moverse en las alturas. “Como muchas personas, sentía vértigo y eso me volvía inseguro. Poco a poco aprendí a dominar mis miedos, pero eso no significa que haya perdido el respeto a las alturas”.
Para muchos, la escalada deportiva exige la liberación de barreras mentales, por eso la preparación también es psicológica. Santiago Villalba, estudiante de Administración de Empresas, de la Universidad Católica, está encantado con este deporte: al practicarlo comenzó a fijarse nuevas metas. “He superado el típico ‘no puedo, no estoy preparado para esto.’ Ahora confío más en mis capacidades. Esto me ayudó también en mi vida personal”. Comenzó a prepararse hace apenas 7 meses y ya escala paredes rocosas que superan los 100 metros. Para Santiago, este es un deporte que exige disciplina: cuando deja de practicarlo por unos días, le cuesta empezar de nuevo.
Para que el cuerpo no pierda la costumbre, se fijó una rutina de escalada de 2 a 3 horas diarias. Antes de subir su primer muro, este joven practicaba otras disciplinas deportivas, pero en ninguna de ellas se involucró tanto como en esta. Como muchos de sus compañeros de escalada, admira a Adam Ondra, una auténtica leyenda que proviene de República Checa. “Escala con una facilidad, que parece que no hace ningún esfuerzo, pero cumple las rutas más difíciles”. Muchos de sus seguidores relacionan su extraordinaria habilidad con su figura esbelta.
Aunque la delgadez ayuda, hay deportistas, cuyo peso —mayor a 85 kilos— no es un impedimento para desplazarse en el aire. Lo que interesa es la técnica y el conocimiento del propio cuerpo.
En este proceso, algunos nunca dejan de aprender de otros; observan a gente más experimentada, a veces a través de videos y si es posible hablan con ellos para pedirles consejo. Uno de los mayores retos para quienes comienzan su entrenamiento en esta disciplina, es subir por superficies rocosas.
En el país, algunos lugares se han convertido en referentes para este tipo de práctica: las canteras, próximas al Túnel Guayasamín, Sigsipamba a 20 minutos desde Tumbaco, Cuyuja, en la provincia del Napo. Al igual que para la escalada en interiores, cuando se sube por superficies rocosas es necesario realizar un calentamiento previo. Para evitar lesiones musculares, los instructores recomiendan que este calentamiento se enfoque en las muñecas, brazos y hombros. A 20 y pico metros de altura, los escaladores no suelen experimentar calambres, pero los principiantes pueden sufrir de molestias en el brazo, un fenómeno que llaman ‘empopeyar’, porque el antebrazo se hincha como el de Popeye. Brandon Gibaja, instructor tiene una explicación: “quienes están empezando —no todos— suben con los brazos y no con las manos y los pies y por eso tienen esta hinchazón”.
Los dedos de las manos, la herramienta básica de estos deportistas, también están expuestos a posibles lesiones por la enorme carga que reciben al trepar. Todo sacrificio vale la pena cuando se trata de vivir la experiencia de moverse en las alturas. Nadie, en su sano juicio, soportaría calzarse zapatos de tallas más pequeñas, pero ellos lo consiguen. Brandon Gibaja explica que el calzado debe estar lo más ajustado al pie hasta conseguir que los dedos estén un poco doblados. Los principiantes deben utilizar pies de gato de media a una talla menos y los avanzados hasta cuatro tallas menos. “He notado que mis pies son más pequeños y algunos zapatos que antes me quedaban bien, ahora están flojos”.
Al igual que muchos otros deportes, esta práctica también entraña riesgos que se pueden evitar con cuidados básicos. El instructor recuerda que al subir por una pared de roca tuvo un percance y resbaló. La caída lo lastimó, pero salvó su cabeza gracias al casco. “Los amigos que me vieron dijeron que me golpeé bastante la cabeza y yo ni lo sentí porque llevaba el casco”.
Enseñando a otros a subir muros
Para Martín Saona, de 24 años, instructor, la clave está en saber utilizar las puntas de los pies, pegar el abdomen a la pared y deslizarse con la cadera hacia los lados. En 3 o 4 meses, muchos superan el nivel de novato. Algunos necesitan más tiempo, como sucede con cualquier aprendizaje.
“Este es un deporte donde hay niños de apenas 5 años y adultos de 50 que se deciden por la escalada para ganar fuerza y resistencia”. Una de las ventajas de esta práctica es que contribuye al desarrollo de la musculatura esquelética y, en el aspecto psicológico, mejora la atención, la memoria, la concentración, la autoestima y la capacidad de tomar decisiones.
En el proceso de aprendizaje, hay muchas personas que sugieren a los escaladores tomar clases de yoga, porque una mente serena es fundamental para alcanzar nuevas metas al desplazarse en las alturas.
Jaime Castro, escalador, aún no ha decidido asistir a yoga, pero no lo descarta. “Sé que algunos escaladores han conseguido tener una mente más enfocada cuando lo hacen”.
Un deporte para ‘gente alternativa’
Hace 2 décadas, pocos practicaban esta disciplina en el país. Incluso había quienes aseguraban que no se trataba de un deporte, sino de una distracción para gente ‘alternativa’, amantes del aire libre y el montañismo. Hoy Ecuador es reconocido por los logros alcanzados en diferentes competencias en esta disciplina. Roberto Egüez, propietario de Vértigo Escalada, considera que este es un deporte completo y atractivo, porque no existe una sola manera de escalar.
Solo en este lugar hay 1.500 presas en la pared —piedras artificiales que se fijan en la pared— y más 6 mil puntos para anclarlas. “En este deporte nadie se aburre, sino haga usted la prueba”.
LO QUE NECESITA SABER
Cuando se escala hay que mirar arriba y no al revés. De lo contrario, se corre el riesgo de sufrir vértigo y perder la concentración. Al mirar hacia arriba crece el estímulo por alcanzar la meta propuesta.
Quienes practiquen este deporte deben llevar una dieta variada y equilibrada. Se recomienda consumir carbohidratos, como pan y cereales, y alimentos ricos en proteínas.
Muchos instructores recomiendan escalar primero en muro antes de hacerlo en superficies rocosas. De esta manera, pueden practicar mejor y evitar posibles accidentes al trepar en roca.
Muchos principiantes, con frecuencia, centran su atención en mover las manos, pero descuidan los pies. Estos últimos soportan la mayor parte del peso corporal cuando la práctica es sobre roca.
IMPLEMENTOS
El equipo que protege a los escaladores en las alturas
Algunos escaladores cargan una funda donde llevan el magnesio para frotarse las manos y así lograr mayor precisión en el agarre.
Los pies de gato son zapatillas ligeras, flexibles y adherentes. Se recomiendan por su extrema precisión y agarre.
El casco es fundamental, porque protege de eventuales impactos en la cabeza y de la caída de rocas.
El arnés es el elemento que conecta la cuerda con el cuerpo, repartiendo la energía en caso de caída. Las cuerdas se estiran, absorbiendo la energía de la caída y transformándola en calor, a través de toda la cadena de seguridad.