Escribir en las páginas de la historia de un deporte es solo para los “citus, altius, fortius”. El lema del olimpismo hace referencia al “más rápido, más alto y más fuerte”. Para ello se requiere desafiar todos los límites posibles; a la física y biomecánica como ciencias, y a la mente en todo su potencial. Están aquellos atletas que escribieron la historia, y por encima, los que revolucionaron la industria del deporte. Por ejemplo, Michael Jordan reinventó el baloncesto desde todos los aspectos: económicos, deportivos, culturales e incluso, sociales. Sin embargo, necesitó de una empresa como Nike para lograrlo. Lo mismo ocurrió con deportistas como: Tony Hawk en skateboarding, Tiger Woods en golf, Usain Bolt en atletismo, Valentino Rossi en motociclismo, Simone Biles en gimnasia, Michael Schumacher en automovilismo, Serena Williams en tenis, Michael Phelps en natación, etc.
A todas estas leyendas las conocemos, pero, ¿sabemos quiénes fueron los directores y gestores deportivos que acertaron con decisiones estratégicas fuera de la cancha?
La etapa número 20 de Richard Carapaz, en el último Giro de Italia, evidenció que el resultado de una competencia no solo está determinado por las capacidades atléticas del deportista, sino también por la toma correcta de decisiones y formulación de estrategias por parte de todo un equipo. Como en el ciclismo, el gestor deportivo se convierte en una especie de gregario para el líder; en este caso el deportista. El director deportivo debe tener las habilidades y aptitudes necesarias para actuar en beneficio de los atletas en momentos cruciales.
En síntesis, la gestión empírica en el deporte ya no es suficiente en las organizaciones que buscan el éxito deportivo y comercial. Se necesita de profesionales integrales con una formación académica adecuada. Por ende, universidades como la UIDE han tomado la posta en ser los pioneros en el Ecuador y Latinoamérica en desarrollar y profesionalizar gestores deportivos.
Richard Carapaz ingresa a la historia de un deporte tan fascinante como lo es el ciclismo. Lo conseguido por la “Locomotora de Oro” es único y especial. Los esfuerzos de Richi nos han permitido ver un aumento significativo de personas que utilizan bicicleta en el Ecuador; sin importar el propósito. Solamente es cuestión de recorrer nuestro país desde la Laguna de Yahuarcocha hasta el Carchi, “La Capital del Ciclismo” y atestiguarlo. Más deporte y actividad física significan más salud y calidad de vida; lo que equivale a menos gasto público en salud y personas con mejores dinámicas sociales. Una vez más, ¡gracias Richi!
