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El Telégrafo
Carla Estefanía Pareja

¿Estamos cuidando bien a nuestros animales de familia?

30 de julio de 2021 - 00:41

¿Alguna vez tuviste un animal en casa? Si tu respuesta es afirmativa, ¿crees que lo cuidaste bien? ¿Eres una persona que está segura de haberle dado la atención que necesitaba?

Los animales que deberíamos y podríamos tener en casa son los gatos y los perros, los que se les conoce comúnmente como animales domésticos, de compañía o de familia. Aunque debemos tener en cuenta que para las instituciones de control como la OIE (Organización Mundial de Sanidad Animal), los animales domésticos no son sólo los de raza felina o canina, también toman en cuenta dentro de esta calificación a animales de las siguientes razas: equinas, bovinas, ovinas, camélidas, varias clases de aves. Aproximadamente 40 animales están dentro de la clasificación doméstica, debido a su contacto constante con las personas y a que es posible moldear su comportamiento.

Todo parte del deseo de tener en casa un ser (que no sea humano) que nos dé compañía, cariño y entretenimiento. Muchas veces, incluso, exigimos que ese ser sea cachorro para que “se críe” con la familia; y, muchísimas más veces evitamos operarles para que no se reproduzcan, porque queremos tener descendencia de esos seres que amamos. Lamento decirles que eso está todo mal.

Tener un animal de familia, sea perro o perra, gato o gata, no debe ser nunca solo un deseo o sueño, siempre es una responsabilidad que tiene muchas aristas: Primero, debemos saber que sea cual fuere el animal que ansiamos en casa, puede llegar a nuestro hogar a cualquier edad, se va a acostumbrar a nuestra forma de vida.

Segundo, debemos educar a ese animal. Como educamos a las criaturas humanas, sin violencia, con persistencia y firmeza. Tercero, hemos de operar a este animal, sin importar el sexo que tenga, para que no tenga crías. ¿Por qué? Pues porque no adivinamos el futuro y no sabemos qué puede ocurrir con este ser viviente que está a nuestro cuidado y que por Ley y Ordenanza es nuestra responsabilidad. Se puede escapar, se puede perder, pueden robarle, etc.
Tantas cosas que están fuera de nuestro control, lo único que sí está dentro de nuestro control es esa operación, también llamada esterilización, y que además de evitar enfermedades en nuestro animal, también va a evitar que animales cercanos se reproduzcan de forma indiscriminada.

Cuarto, lo mejor sería que tengamos los medios económicos disponibles para hacerle revisiones veterinarias dos veces al año mínimo, para alguna enfermedad inadvertida y para abastecerle de comida específica.
Quinto, es importante también que el lugar donde ese animalito va a vivir por el resto de su vida, que podrían ser unos 15 años aproximadamente, esté cómodo, limpio, seco, amplio y con todas las seguridades necesarias.

Estos son puntos básicos para el bienestar de un animal de compañía, sea perra o perro, gata o gato. Si estos pasos no se cumplen, empiezan los efectos secundarios de nuestra negligencia o ignorancia. El abandono de animales en las calles, le sobrepoblación de animales en situación de abandono y maltrato y la propagación de estos animales en la fauna silvestre.

Es real que en nuestras escuelas, colegios y universidades no nos enseñan estas cosas, la gente no es adivina, sin embargo, debemos informarnos de todo lo que implica tener un animal en casa, llevarle a una veterinaria para que nos diga cómo proceder en su cuidado y si no podemos darle todo lo que necesita todo el tiempo, no tengamos ese animal, así lo añoremos o alguien en casa lo desee.

Se cree que los animales son similares a las cosas y que se pueden obsequiar sin inconvenientes. Un animal no es un regalo, como dijimos antes, siempre es una responsabilidad, por lo tanto no se debe obligar o forzar moralmente a alguien a asumir un compromiso que no desea o que no ha buscado.

La novelería pasa y el animal queda. Los animales sienten, como tú, como yo. No son cosas. En Ecuador aún no existen datos de un censo oficial de animales en situación de calle, hay ciertas cifras referenciales. Se estima que en las ciudades grandes como Guayaquil, podrían llegar a un millón o más.

Un millón de animales que pueden generar muchas amenazas en temas de salud pública por enfermedades que se transmiten a las personas, brote de enfermedades entre pares que podría degenerar en epidemia e incluso afectar animales silvestres, podrían crear manadas agresivas que atacan otros animales más vulnerables para alimentarse, como gallinas o cerdos, entre otras, o incluso a personas.

Está en cada persona tenedora de animales ser responsable con el o los que tiene en casa, educando a las personas en su entorno para que también lo sean. Cuidar de su animal en casa como que fuera hija o hijo, sin humanizarle (para mayor información hable con su veterinaria de confianza). No abandonarles e impedir que se conviertan en animales invasores, en este caso, perros y gatos, ponen en peligro la biodiversidad, nuestro equilibrio natural.

Y lo más importante, no compremos animales así sean de criaderos certificados, no abandonemos animales, no adoptemos un perro o un gato si no podemos darle la calidad de vida que necesita.

Estos seres maravillosos merecen respeto.

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