Entre las pocas alegrías que de forma absolutamente mayoritaria ha tenido el pueblo ecuatoriano, sin distinción de clases sociales, se cumplió el 24 de marzo pasado, cuando pese a la derrota que nos infringió Argentina, la selección de futbol profesional del país clasifico al mundial que se jugará en un exótico y muy interesante país, Qatar desde el 21 de noviembre del año en curso, 2022, y por lo que se ha confirmado, será el primer partido frente al seleccionado anfitrión, lo que le pone una guinda, no fácil de tragar al logro de nuestros jugadores, de la FEF y de toda nuestra nación.
Albricias, clasificamos, enhorabuena. Un respiro, para los ciudadanos que estamos asqueados de la política y sus maniobras deleznables. Unos instantes de alegría para las personas que han vivido y viven en carne propia la violencia y la inseguridad ciudadana en las calles de todo el Ecuador. El fútbol un sucedáneo, se quiera o no para quienes no tienen buen vivir, en un Estado que en su mamotreto de Constitución proclama tal terminajo, que no es sino retórica barata, humo, que no se ha cumplido, ni se cumple desde el 2008.
Clasificamos al mundial, con honor y buena fe de la mano, y conocimientos técnicos de un argentino honesto, conocedor, lleno de tiento, talente y talento el profesor Gustavo Alfaro. Y por lo realizado por todos los jugadores que pasaron por las líneas de la selección en los distintos partidos. Sin duda destaca el portero naturalizado ecuatoriano, Hernán Galíndez entre otros de los cracks del equipo nacional, por su amor, francamente evidente, por nuestro terruño, sin haber nacido en él. Amor que no tienen, ni han tenido, ni tendrán, delincuentes de cuello blanco prófugos, vividores que desde el poder multiplicaron bienes patrimoniales, han sido sentenciados, y están fugitivos, o han sido liberados de estar entre las rejas, por funcionarios judiciales cuestionados en sus procedimientos, que destilan irregularidades y tratos de favor, que a legos en materia legal le dejan sabor a trampa.
Enhorabuena estamos en el mundial, que el reto sea superado con dignidad, orden, y mucho coraje, que los partidos se jueguen no solo pensando en ganar a los rivales, sino, en el pueblo que ama a la selección de fútbol, que es capaz de llevar a cada casa, a todos los hogares, a cada niño, joven, adulto o persona de edad mayor, ilusiones, sueños, emociones sanas, paz, e instantes de olvido, en la gran mayoría de los casos de la falta de trabajo, del incumplimiento de los políticos y de sus farsante actitud.
El deporte popular también venido a menos en los niveles internos de competencia, cuando se trata de la selección nacional de fútbol, es el revulsivo que el país requiere, que las personas que lo habitamos necesitamos para concebir que, si se pueden resolver problemas tan graves como la corrupción, con decisión, coraje, cumplimiento de la ley, honestidad y con una justicia transparente, ética.
El tiempo vuela y pronto estaremos pendientes de lo que suceda en Qatar con la selección del Ecuador, que el destino y ALLAH, les depare buenos resultados, por que será bueno para los jugadores, cuerpo técnico y directivos, pero por sobre todo porque, el país tendrá instantes de reposo, y felicidad, a contrario sensu de lo causado por los corruptos que lo gobernaron, cuyas secuelas la población sigue viviendo.
