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El Telégrafo

Vettel, un campeón de excepción

11 de octubre de 2011 - 00:00

Era cuestión de un solo punto más para que Sebastian Vettel   se coronara por segunda vez consecutiva como campeón mundial  de Fórmula 1, en  el Gran Premio  de Japón, disputado el domingo pasado.

Y qué mejor para ello que el grandioso circuito de Suzuka,  que recibe a la F1 desde 1987 y en  donde grandes pilotos,  como Nelson Piquet, Ayrton Senna, Alain Prost, Damon Hill, Jacques Villeneuve, Mika Hakkinen y Michael Schumacher,  escribieron parte de su gloriosa  historia en la F1, obteniendo títulos mundiales.

Ese fue el escenario  perfecto en donde Sebastian  Vettel se consagró como el bicampeón mundial más joven de la historia.

Todo empezó con pie derecho el fin de semana pasado para el piloto de Red Bull, que una vez más arrancó desde la “pole position” y lideró   la primera parte de la carrera. Desafortunadamente, la estrategia de pits para detenerse en los momentos más adecuados a cambiar neumáticos,  en esta ocasión, no fue la más acertada, fundamentalmente debido a que el Red Bull castigó de manera excesiva las llantas de compuesto blando que Pirelli trajo a Japón, lo que obligaba a Vettel y a Webber a adelantar sus paradas  en boxes en relación a los pilotos de McLaren y Ferrari, situación muy bien  aprovechada por Jenson Button y Fernando Alonso, para superar al joven alemán.

De hecho,  Button fue el ganador del Gran Premio demostrando nuevamente que se trata de otro grande de la F1 actual, al igual que Alonso, quien terminó en 2º puesto y pisándole los talones al McLaren puntero, dejándole así el 3º a Vettel.

Sin embargo, un lugar en el podio era más que suficiente para  que el piloto de Red Bull pudiera festejar finalmente su segundo título mundial consecutivo (el último en lograrlo había sido Fernando Alonso en 2005 y 2006), tras una temporada realmente impecable:  13 “pole positions” y 9 victorias  de 15 posibles, así como 14 veces entre los tres  primeros, es el perfecto balance para este extraordinario piloto de 24 años, que repite el título mundial cuando aún restan por correrse 4 grandes premios.

El único error que realmente  se le puede atribuir a Vettel  este año  es el trompo sufrido en el Gran Premio de Alemania (irónicamente frente a su público) y que le significó finalizar 4º en dicha carrera, de hecho,  la única vez  en lo que va de  esta temporada en que no llegó al podio.

A diferencia de 2010,  en  que Vettel se coronó campeón en la última competencia del año, luego de no haber liderado las posiciones generales del campeonato en ningún momento de la temporada,   es decir, solo cuando logró el título en un hecho casi sin precedentes.

En  2011 Sebastian fue puntero y líder irrefutable  desde el Gran Premio abridor en Australia y lo será hasta el último en Abu Dhabi. Pero, en automovilismo, para ser un gran campeón  no solo basta con ser un gran piloto lleno de talento, habilidad, sangre fría y sensibilidad a la hora de poner a punto el chasis, sino que también se necesita tener un gran auto entre manos, y sin duda una buena dosis de suerte, y eso  evidentemente  que no le ha faltado a Sebastian Vettel, puesto que más allá de que en esta temporada todo le ha salido bien, en que el auto no le ha fallado, en que las circunstancias de carrera han jugado casi siempre a su favor, es decir en que todo ha estado correctamente alineado para el éxito, hay que reconocer que  en gran medida parte de todo de lo que ya ha logrado en F1, en tan corto tiempo, Vettel se lo debe a Red Bull y principalmente a Adrian Newey y su equipo de trabajo.

Newey es actualmente, y sin lugar a dudas,  el mejor diseñador de autos de carrera del mundo, pues no olvidemos que este ingeniero  inglés  hizo campeón del mundo a Williams en 1992, 93,  96 y 97 con  Nigel Mansell, Alain Prost, Damon Hill y Jacques Villeneuve,  y posteriormente lo propio a McLaren con Mika Hakkinen  en 1998 y 99.

Ahora le tocó el turno con Red Bull y, gracias a sus genialidades como ingeniero-diseñador, Newey le ha podido ofrecer a Vettel un auto ganador, el mejor en estos dos últimos años, y que Sebastian lo ha sabido aprovechar con la madurez de un piloto  experimentado, que en teoría  aún no lo es.

¡Salud, campeón!

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