Rompimos una calurosa tarde vía-samborondeña en Plaza Lagos, luego de una gran pelea.

Fue uno de esos pitos tan fuertes que teníamos que gritarnos en silencio y entre dientes, levantando las cejas y pelando los ojos, sacudiendo las manos como sacándole arena a la toalla, como si se tratara de que el resto de la gente adivine que con las manos decíamos que nuestras sábanas estaban llenas de migas de pan.

Una adorable pelea de novio clase media jugando a ser futuro marido de una pelucona promedio; festival de estigmas, feria de estereotipos.

Por eso, ese día salí raudamente del lugar a pie, sin mirar atrás, ni siquiera para despedirme de su lindo carro 4x4 regalado por el papi.

Caminé rápido y furioso, sin un pelo de tonto como Vin Diesel, directo hacia la muerte (social) como Paul Walker, la verdad es que tenía miedo de mirar atrás y convertirme en estatua de sal, o tal vez solo era pereza y quería irme rápido de Miami y agarrar la primera balsa que me lleve a Cuba, el barrio.

Tanta ficha le metí a mi despedida solo para darme cuenta dos kilómetros después que me había llevado su carterota, colgando de mi brazo, por lo que inmediatamente entendí por qué algunos choferes me hicieron ojitos mientras pitaban y algún fornido trotador me dijo que me veía lindo.

Subido en las entrañas del bus, acompañado de obreros y asistentes domésticas, abrí el bolso y a continuación transcribo una lista detallada de gastos que encontré perteneciente a esta chica con la que salía y antes que todo, debo aclarar que ella se consideraba una “socialité” y yo pensaba que eso era una marca de galletas.

Decía: LISTA DEFINITIVA PARA GASTAR EL DINERO SIN PREOCUPARSE POR EL DINERO, by: Julieta.

1. Llamar por el celular a todos para hablar de todo sin importar el tiempo que transcurra.

2. Comprar una máquina para hacer ejercicios en casa y que termine como percha de ropa sucia.

3. Quiero esa impresora nueva porque me hace falta algo donde apoyar mi plato de cereal mientras estoy en la compu.

4. Pedirle a mi papi un carro nuevo, este ya tiene 6 meses.

5. Comprarle algo de ropa a este man (o sea yo), me tiene harta con ese look de Romeo Santos ft. Aladino.

6. El plasma de 50 pulgadas ya está out, debo tarjetear un LED de 60, no quiero seguir tuiteando mientras escucho la tele en un plasma.

7. No olvidarme de postear frases de Coelho, Michel Pesquera y Osho.

8. Subir al Instagram lo que desayuné, almorcé y cené hoy.

9. ¿Crossfit o pedaleo? ¿Insanity o trote? Lo que cueste más debe ser lo más efectivo.

10. Comprarme ropa para salir a comprarme ropa.

No decía más aquel papel que olía a chicle, pero me divirtió mucho.

No sé si su contenido o las vueltas que daba en el gusanito del parque Forestal mientras lo leía, mientras alguien grafiteaba en un muro “La humildad es el orgullo con condón” y yo pensaba que es el dinero el que gasta a la gente y no al revés.