En la Atarazana, histórica ciudadela al norte de Guayaquil, existe un parque junto a la Iglesia del Señor de la Buena Esperanza que requiere de mayor vigilancia de los agentes del orden, cuyo recinto se encuentra a escasos metros.
El lugar es frecuentado por chicos de diferentes edades que se dedican al consumo de drogas. Lo hacen a toda hora e incluso durante la madrugada.
La Policía debe ser más enérgica con estos adolescentes que están desperdiciando sus vidas en el vicio. Incluso entidades gubernamentales deberían hacerse presentes para charlar y motivarlos para que realicen actividades más productivas.
A la cancha contigua al parque e iglesia le falta iluminación. Con más luz, estos muchachos quizás opten por hacer deportes y no aprovecharse de la oscuridad. (O)
Agustina Jiménez