Si en verdad debo concluir con un análisis que me lleve a resumir un cuadro de oportunidades emprendedoras de negocios en nuestro país, primero habría que reflexionar si hemos decodificado aquellas que se ocultan debido a la carencia de conocimientos.

El desarrollo social y económico viene de la mano con la producción, no solo en cantidad y calidad, sino, lo que es más importante, del surgimiento de una industria creadora sobre la base de esas oportunidades que el mundo globalizado nos pone en vitrina todos los días. La tecnología y el conocimiento no deben ser necesariamente recursos que se adopten, cuando bien pueden ser un punto de partida para generar más conocimiento y tecnologías aplicables en nuestras particulares necesidades.

El manejo de la gestión I+D+i nos lleva a la innovación radial o salto del conocimiento que se apoya en la tecnología. O innovaciones incrementales en el campo de las mejoras de técnicas existentes. (Nevárez, 2016)

Tal vez sea una cuestión institucional. El Estado, con una visión lineal, no ha sabido considerar, con la amplitud apropiada, que el modelo de desarrollo social y económico debe convocar a todos sus actores, desnudando todas las complejas necesidades del ser humano que deban ser atendidas.

Toda esta amalgama de prácticas recreativo-deportivas que coexisten hoy son presentadas por Nevárez como una constante entre los teóricos de nuestro tiempo, al posicionar al deporte entre dos grandes líneas divergentes o dimensiones de carácter dicotómico: deporte como rendimiento y espectáculo, frente al deporte para todos o recreativo. Prácticas que condicionadas por diferentes factores motivantes y exigencias están llamadas a tener funciones y papeles distintos en nuestra sociedad actual. (A. Pérez Sánchez, Universidad de La Habana, 2014)

El turismo popular es un renglón muy poco considerado como generador de riqueza, no obstante, bajo tratamiento asociado a un adecuado asesoramiento, podría llegar a superar el convencionalismo de solo dirigirlo a los estratos de consumo medio y alto. La informalidad, en este sector, es una oportunidad social que debe ser incluida en el marco económico de un país.

Al analizar los lugares donde acude el turismo popular se comprueba que su falta de calidad no se debe tanto a problemas financieros como a la falta de conocimiento, imaginación y educación de los improvisados comerciantes que decidieron dedicarse al negocio de la prestación de servicios turísticos con poco capital. (R. Boullón, 1999)

Lo que sucede es que somos recurrentes en emprendimientos que tienen como fin asistir a las cotidianas necesidades comunes, sin mayores novedades, que no sean otras que un mejor precio o una mejora de calidad de los productos o servicios de los que estamos acostumbrados a consumir.

La aplicación del Modelo de las 5 Fuerzas, de Michael Porter, tendrá lugar siempre que exista la madurez intelectual para percibirlas dentro del contexto de las características del sector y su naturaleza competitiva.

El sector industrial ecuatoriano tendría asegurado su crecimiento con solo instaurar procesos de factoría, a partir de materias primas renovables y no renovables, y el turismo en la categoría de recurso inagotable.

Las artesanías en toda su diversidad, los derivados del petróleo y los productos agrícolas, como el cacao, son renglones que deben ser aprovechados en el mercado extranjero. Quizá aquí el enfoque tridimensional del que no habla el modelo de Abell se remita al enfoque de las 5 fuerzas de Porter, donde las barreras de entrada en el campo internacional son altas. Finalmente, la industria pesquera que, como se conoce, tiene en su clúster un muy bien encaminado crecimiento que deberá interpretar en su conjunto su permanente evolución.

Vicente Nevárez Rojas