Sr. Orlando Pérez

Director del diario EL TELÉGRAFO

Estimado Sr. Director:

No fui a la iglesia hoy domingo santo. Contradictoriamente, visité la ex Escuela de Mecánica de la Armada argentina en Buenos Aires, donde resido.  Pasé la Pascua de Resurrección en un sitio de muerte. Por la ESMA pasaron 5.000 argentinos, casi todos murieron luego de horas de torturas o fueron lanzados al océano Atlántico en los llamados vuelos de la muerte, solo 200 sobrevivieron.

Fue impactante ver las imágenes filmadas del dictador Videla recibiendo la comunión. Estoy seguro de que el papa Francisco le hubiera negado la hostia a este criminal de lesa humanidad. Me sorprendió la poca afluencia de público a pesar de que el jueves pasado se conmemoraron los 40 años del inicio de la dictadura militar, día feriado en Argentina. Creo que el ser humano tiende siempre a tratar de olvidar las experiencias negativas. Gracias a las Madres, hoy Abuelas de la Plaza de Mayo,  permaneció vivo el recuerdo de 30.000 desaparecidos. El espacio Memoria y Derechos Humanos, ex ESMA, mantiene presente la terrible experiencia que sufrió el pueblo argentino.

Durante la visita me senté en un parlante ubicado justo donde estaba el bar del casino de oficiales, lugar en que los asesinos libaban a pocos metros de las salas de tortura. El recorrido es escalofriante, no lo terminé. En este día de la fiesta religiosa del paso de la muerte a la vida, invito a las personas de distintos credos y a los no creyentes a celebrar la vida, pero jamás olvidar el pasado, para no repetirlo.

Enrique Arosemena R.