El Telégrafo
Ecuador / Sábado, 06 de Septiembre de 2025

La cotidianidad en la Universidad de Guayaquil no es, ni de cerca, sencillo. Estudiantes, docentes y personal administrativo se las ingenian a diario para intentar convivir en la ciudadela universitaria y cumplir con los semestres, pero la realidad de la infraestructura y del sistema hace titánica esa labor.

Laboratorios anatómicos improvisados, curiosos juramentos de amor en aulas y pupitres  dan un panorama caótico en las facultades que, además, están atiborradas de publicidad electoral interna.

La intervención a la que es sometida la institución da luces de esperanzas a toda la familia de la ‘U’ de Guayaquil, que quiere ver convertida su alma máter en una institución de alto nivel académico.