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El año de servicio de salud rural le devuelve la ternura al médico

Antes de recetar se conversa con el paciente y se le explica el beneficio del medicamento, entonces el paciente siente más confianza.
Antes de recetar se conversa con el paciente y se le explica el beneficio del medicamento, entonces el paciente siente más confianza.
Foto: cortesía del Ministerio de Salud
30 de mayo de 2016 - 00:00 - Redacción Actualidad

Cada año grandes contingentes de jóvenes se incorporan a una de las experiencias más enriquecedoras para un futuro médico. Recién culminado sus estudios se dirigen a poner en práctica sus conocimientos para prevenir y garantizar la salud de sectores alejados de las grandes urbes del país. Estos son los médicos de servicio de salud rural, quienes a lo largo de un año comparten los espacios propios y las necesidades de comunidades enteras, lo que implica adaptarse cotidianamente a las vicisitudes propias de estos sitios que están aislados de las comodidades citadinas.

Además de ser una exigencia profesional “la rural”, tal como se le conoce popularmente, es recordada por varios médicos como el momento de su carrera profesional en el cual se despliega, con el mayor entusiasmo, la empatía entre médico y paciente, pero también es señalada como el espacio en el que se establecen lazos duraderos con toda una comunidad y por extensión con toda una cultura local. La cercanía establecida entre el joven médico y la comunidad que debe atender incluyen los aspectos más íntimos, como es el sumergirse en las prácticas culturales y creencias espirituales. Por eso la huella indeleble que atesora cada médico, tras esta experiencia, es el conocimiento obtenido del Ecuador profundo.

La experiencia comienza con el sorteo organizado por el Ministerio de Salud Pública. Este tiene el propósito de poner a disposición los lugares en los cuales existen cupos para los jóvenes médicos en diversos lugares de todo el país. En la asignación de una plaza se consideran ciertas prioridades tales como: los mejores egresados de cada universidad, la condición de embarazo de una médica, la existencia de enfermedades crónicas graves o con discapacidades físicas, entre otros, de manera que puedan desempeñar exitosamente su labor.

En un plazo de treinta minutos posteriores a los resultados del sorteo existe la posibilidad para los nuevos profesionales de intercambiar sus plazas, siempre que sea por mutuo acuerdo. La adjudicación final de un sitio donde ejercer su año “rural” es el momento decisivo de esta experiencia profundamente humana.

El Dr. Líder Cedeño es médico rural en Pedro Vicente Maldonado. El centro de salud donde labora Cedeño tiene alrededor de 40 profesionales que trabajan para mejorar las condiciones de los habitantes de la zona. Afirma que su experiencia en el área rural le ha dado gratas experiencias como ser humano. “Hay que ser primero humano antes que médico”, sostiene Cedeño, porque se crea una relación médico-paciente saludable.

Actualmente trabaja con 60 adultos mayores y señala que “a veces no acuden al médico por problemas de salud sino por problemas personales, buscan conversar con el médico y salen renovados sin necesidad de medicación”. Resalta que la parte sicológica es fundamental, “a veces el paciente se cura solo viendo al médico. Porque antes de recetar se conversa con el paciente y se le explica el efecto del medicamento, su beneficio y el paciente siente que puede confiar y mejora”.

De todas formas es fundamental tener la vocación de servir. Se hacen guardias cada 4 días y es muy duro. Este sacrificio significa que hay que dejar a la familia, los amigos y los entretenimientos, además dice que “es difícil vivir en la zona rural por culturas diferentes, por idiosincrasias diferentes, pero uno se va adaptando”. Lo importante es que al final el trabajo es gratificante porque a través de este se ayuda a muchas personas.

Otro caso similar es el de la Dra. Gina Chacón, médica rural del Centro de Salud Rumipamba en el cantón Rumiñahui, quien asegura que “es una oportunidad poder trabajar desde el nuevo enfoque  propuesto por el MSP sobre la prevención de enfermedades. Se trabaja sobre cómo prevenir las enfermedades, lo cual es ideal para los pacientes”.

Chacón afirma que el año de “rural” le ha permitido entender y sentir el dolor del paciente y darse cuenta de que cada uno de ellos es un ser humano con sentimientos y necesidad de ser escuchado, y no simplemente “un saco con vísceras”.           

Comenta que “el trabajo en el área rural me ha demostrado la importancia de  la empatía y al ver la situación de vida de cada paciente aprendí a conocerlo por su nombre. Las visitas domiciliarias son una experiencia única, pero se requiere de transporte permanente porque las distancias son grandes y caminando es complejo. El trabajo rural nos devuelve lo que vamos perdiendo en el camino. Hacer las cosas con amor y con empatía y tratar al paciente como si fuera nuestro familiar”.  

Lo mismo reafirma el Dr. José Montesinos, quien trabaja en la Comunidad de Yuwints, en la provincia de Morona Santiago. Debe realizar un largo recorrido desde Quito para llegar a la población donde trabaja como médico rural. Este médico propone recuperar el espíritu original del mismo y llamarlo “año rural de servicio social”, puesto que algunos lo consideran un año perdido dándole incluso el apodo de “burral” al considerar que se olvida lo aprendido. Pero el médico verdadero no puede olvidar lo aprendido ni la vocación de servicio inherente a la profesión. Indica que “al final del día uno recupera la humanidad y eso es el buen vivir. El año rural le está devolviendo la ternura a la profesión. Devuelve la decisión de que el ser médico es justamente el incluir el buen vivir. Ser una persona haciendo medicina y no un autómata que no se permite dar un tiempo para compartir o conversar con sus pacientes”. Esto implica que ser médico significa también compartir sus conocimientos con los sabios locales, tales como shamanes o yachak. Asegura que él tiene el conocimiento que le entregó la Universidad, pero que hay más cosas que la comunidad le puede dar para enriquecerse.

El médico atiende todas las esferas profundas del bienestar de un ser humano, por ello el aprendizaje del año de servicio de salud rural es el mejor momento del joven profesional para demostrar su vocación de servicio y su compromiso humanista. (O)            

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