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Entrevista / Martha tenorio / atleta retirada en 2008

“Mis hijos son las mejores medallas”

Foto: Santiago Aguirre
Foto: Santiago Aguirre
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Cuando corría por las chacras de maíz para escapar de los castigos de su madre, Beatriz Ramón (+), quien  nunca pudo alcanzarla, Martha se dio cuenta de tener un don especial para correr. Ese sentimiento fraguó en ella una sensación especial: había nacido para ganar.

Con el tiempo, su presencia en los podios bolivarianos, sudamericanos, iberoamericanos y de pruebas pedestres internacionales le dieron la razón. Abstraída por los recuerdos, donde su memoria le proyecta los mejores momentos de su existencia, la hasta ahora inigualable Martha Tenorio cuenta sus vivencias sobre el asfalto.

Dueña de varios récords nacionales vigentes, entre ellos el de 3.000 metros (1992), 10.000 metros (1992), media maratón (1998) y maratón (1999), ganadora de 2 medallas de oro bolivarianas (2001 y 2005), cuatro sudamericanas (1989, 1993, 1997 y 2001) y representante de Ecuador en los Juegos Olímpicos de 1992, 1996 y 2000, Martha Tenorio confiesa algunos entretelones de su extensa trayectoria, la más importante hasta ahora en la historia del atletismo de fondo femenino del país.

¿Desde siempre en el atletismo?

Empecé jugando baloncesto, era armadora. Como jugadora del colegio Nacional Salcedo de Salcedo, la ciudad de la que soy oriunda, llegué a la selección de Cotopaxi. Luego uno de mis hermanos mayores, Teodoro, descubrió mi talento para el atletismo. Fue quien me inculcó esto. Cuando pasé del baloncesto al atletismo tenía 14 años.

¿Se podría decir que Teodoro fue su inspiración?

Vengo de un hogar formado con valores, en el que nuestros padres nos inculcaron que en lo que emprendamos seamos los mejores. Terminé el colegio en Salcedo, Teodoro me trajo a Quito a la Universidad Central para estudiar educación física y ahí conocí al profesor Juan Araujo (+) en 1985.

¿Fue Juan Araujo quien pulió su talento?

Juanito fue la persona que, técnicamente, descubrió el talento que tenía. A partir de ese momento formamos un equipo. En ese equipo estaba Rolando Vera y empezamos a prepararnos. Las palabras del entrenador fueron sabias, el primer día que me uní al grupo me tomó un test de aptitud, luego dijo: “Flaca, de aquí nos vamos de largo, tú vas a escribir una historia grande dentro del atletismo”. Y yo me la creí.

¿De niña a qué jugaba?

A mi mamá le encantaba que con mi hermana mayor, Lourdes, le ayudáramos en la cocina, pero a mí no me gustaba. Luego de hacer todas las tareas que demandaba la finca de mis padres, me unía a mis hermanos mayores en la cancha de fútbol. Mamá me regañaba, éramos 9 hermanos: 2 mujeres y 7 varones, pero ella decía que tenía 8 varones porque yo era muy activa para todos los deportes.

¿Pero se imaginaba como deportista?

Todavía no estaba en el atletismo, pero ya tenía esa afición y había visto por televisión, en blanco y negro, los Juegos Olímpicos de 1980. Cuando los veía, tan espectaculares, me decía: algún día quiero estar ahí. Ahora puedo contar que estuve en 3 Juegos Olímpicos, a los que no todos pueden llegar.

¿Alguna vez fue discriminada por ser mujer?

En mis inicios como deportista. Había muy pocas competencias atléticas en el país, donde los premios económicos eran mejores para los hombres, las mujeres recibían menos. Me preguntaba por qué no recibíamos lo mismo si las mujeres damos más espectáculo, corremos la misma distancia, hacemos el mismo esfuerzo.

¿Hizo algo al respecto?

En la Quito Últimas, una de las carreras emblemáticas, conseguí que se hicieran 2 carreras paralelas. No hombres y mujeres mezclados, porque en la partida todos corremos juntos y no se distingue el orden en el que corren las mujeres, eso fue en 2000. Además, conseguí que se equiparen los premios económicos. En la Media Maratón de Bogotá le daban un carro de $ 15.000 al ganador varón y a la vencedora $ 5.000, entonces al año siguiente batí el récord y dije: bueno, me merezco un carro. Fue igual en 2000.

¿Se ha enojado con algún periodista por alguna pregunta en especial?

Muchas veces, porque tergiversaban las cosas. Vivía en Estados Unidos y cuando venía me enteraba de cosas que no hacía, desinformaban. En cierta ocasión, no le voy a decir con quién, tuve un problema un poco complicado. En en la media cancha del estadio Atahualpa, luego de terminar la Quito Últimas, me vino a entrevistar un periodista de prensa escrita y se armó la grande. Me preguntó algo relacionado a mi vida personal y le di 2 cachetadas. Eso ocurrió en 1996 o 1997, no recuerdo bien.

¿Ha llorado durante alguna competencia?

En la Maratón de Boston de 1994. Era la primera maratón en la que iba a competir. Empecé a entrenar en enero y un mes después le detectaron cáncer a mi mamá, dándole 3 meses de vida. Imagínese lo que tuve que hacer para concentrarme y prepararme. Habían muchas cosas de por medio, porque además de ser una de las maratones más grandes del mundo, donde firmé un contrato de exclusividad, me propuse con mi entrenador americano, Rich Castro, batir el récord nacional. Corrí la maratón, ocupé el décimo lugar, hice el récord de Ecuador, pero ella falleció ese día. Me vine de urgencia a despedir a mi mamá, tampoco me podía quedar sin eso.

¿Cuál considera su logro más importante?

Siempre voy a marcar los Juegos Olímpicos de Sidney 2000. Llegué de la mejor manera, fue el año que gané todo, hice récords y habíamos planeado con Juanito Araujo estar entre las 5 mejores del mundo, pero, lamentablemente las cosas no salieron. Los dirigentes me llevaron con muchos días de anticipación y una se cansa. Mi cuerpo siempre se adaptaba 2 o 3 días antes de un evento importante y a mí me llevaron 15 días antes. No pude lograr mi objetivo, pero me nombraron la mejor atleta de Sudamérica de ese año. Además, tuve el honor de ser la abanderada de Ecuador en esos JJ.OO.

¿Existe división entre provincias o regiones dentro del atletismo?

Mucho, y eso no va a cambiar. Muchas veces estoy de acuerdo en eso, porque esa rivalidad ayuda para que el deportista mejore. Lo que molesta es la envidia entre los deportistas, no solo en el atletismo, sino en todos los deportes. Eso ha dañado tanto. Yo integraba un equipo compacto en los Estados Unidos, era parte de la selección de la Universidad de Colorado. Nosotros nos apoyábamos, nos respaldábamos. Aquí nunca vi eso.  Todos queríamos entrenar con Juan Araujo, porque era el mejor entrenador del país. Yo venía de Estados Unidos y le preguntaba al profesor quiénes son los otros seleccionados para unirme a ellos, y no se podía, cada quien entrenaba aparte. Esa envidia, para que el otro no le vea qué está haciendo, no debe existir.

¿Cree que la sociedad ha sido justa con usted, se siente reconocida en cuanto a su trayectoria?

Al momento sí. Muchas veces decía que no valoran lo que hice, pero era porque vivía fuera del país. Ahora que tuve la oportunidad de regresar,  me siento muy agradecida y orgullosa de todo el cariño que me ha demostrado la afición, la prensa. Es lindo sentir que me dan las gracias por tanta alegría que les di, por tantos triunfos que tuve, me hace grande. No hay poder humano que compre el cariño, el reconocimiento y el respeto de la gente.

¿Cree que si en sus inicios hubiese existido un Plan de Alto Rendimiento como el de ahora, usted habría llegado más lejos?

No, definitivamente no. El Plan de Alto Rendimiento no te va a cambiar, porque para ser un deportista de alto rendimiento primero están la capacidad y las condiciones innatas con las que muy pocos deportistas nacemos. Solamente es cuestión de desarrollar en el camino.

¿Le propusieron doparse?

Eso ha habido desde siempre, pero también están los valores, la responsabilidad. Nunca necesité eso porque mis condiciones son innatas. Me hicieron un estudio en Estados Unidos y me dijeron que yo tengo una capacidad increíble, no necesito entrenar mucho para llegar al tope. No lo necesité nunca, pero eso existe en todo el mundo.

¿Supo de alguien que se dopó?

La San Silvestre no solo pude haberla ganado las 3 veces que la gané (1987, 1997 y 1999), pude haberla ganado 5 veces. Dos veces la perdí por dopaje de las ganadoras. Y eso es comprobado, eso fue en 1995 y 1998, donde se pudo evidenciar aquello. Lamentablemente, no tenía el respaldo de los dirigentes y no podía decir que me den el triunfo.

¿Lloró a causa de algún entrenador?

Pasó con Juan Araujo, no precisamente me hizo llorar él, sino la tabla de entrenamiento que me daba, muchas veces me quedé tendida en la pista y lloré. Juanito decía que el día que me vea llorar en la pista se sentiría complacido, orgulloso de que llegué a lo máximo, pero que no me ayudaría a levantar, sino esperaría que me levante sola. Me hubiera gustado que existan más de esa clase de entrenadores.

¿Quién es su mejor amigo dentro del atletismo?

Mi hermano Franklin. Él siempre me dice que soy su ídolo, él me vio competir porque es menor a mí con 3 años. Tengo más afinidad con él, porque dentro del atletismo lloramos, sufrimos, reímos, hicimos mucha actividad deportiva. Tuvimos la oportunidad 3 veces de ganar en la misma edición de la Quito Últimas, él en varones y yo en mujeres.

¿Cuéntenos un recuerdo con él?

Se perdió algunas veces en Estados Unidos. Una vez en Falmouth, donde teníamos que competir en una 10K. Tomamos vuelos diferentes, le indiqué cuál bus tomar para llegar a la casa de la familia que nos acogería. Eran las 11 de la noche y Franklin no llegaba a la parada indicada. Se había pasado una estación, pero llamó desde ahí a la casa de la señora. Lo vimos a la una de la madrugada y debíamos competir a las 8.

¿Alguna marca deportiva la patrocinó para sus competencias?

Nike, desde 1994. Incluso me personalizó unos zapatos, a ese modelo lo bautizó como ‘Marthy’. Aunque si de patrocinadores se trata, el primero fue mi hermano Teodoro, quien pagaba mis gastos acá cuando recién vine a vivir en Quito, donde encontré mejores oportunidades.

¿Entre los premios que ha ganado, cuáles recuerda más?

La Maratón de Mazatlán, en Sinaloa, México, en el 2000. No solo gané, sino que además con un tiempo de 2 horas, 34 minutos y 00 segundos (2h34m00s) impuse un  nuevo récord luego de 14 años de que nadie pudo hacerlo. La marca anterior era de 2h34m14s. Eso me permitió ganarme un auto Mercedes Benz valorado en $45.000 y muchos miles de dólares. El carro no lo pude sacar porque los impuestos me salían  caros, así que lo vendí.

¿Qué es lo más importante en su vida?

Mis hijos gemelos Ilán y Matteo, quienes nacieron en Estados Unidos hace 6 años y 8 meses. No pude cumplir el sueño de ganar una medalla olímpica, pero ellos son las 2 mejores medallas que me dio la vida. Les enseño valores y aprenden el inglés y el español en simultáneo. Quiero que vengan a Ecuador, lo conozcan y sepan lo grande que es este país.

¿Qué ha practicado además del baloncesto y el atletismo?

Dentro de mi preparación para el atletismo siempre practiqué ciclismo, natación y tenis. Como médico deportóloga sabía que tienen que funcionar todas las partes de mi cuerpo para tener mejor proyección dentro del atletismo.

¿Ha sondeado lo que piensan de usted los nuevos atletas del país?

Tengo una gran amistad con Ángela Tenorio, somos Tenorio. Dicen que es mi sobrina y digo que sí, que es mi sobrina, que uno de mis hermanos se casó con una chica en Esmeraldas y de ahí salió ella (risas). A los deportistas jóvenes trato de pasarles un poco de experiencia. Les incentivo a que se tracen metas imposibles y luchen por hacerlas realidad.

¿Sigue siendo mala para cocinar?

No, ya no. Las circunstancias me obligaron a aprender. Cuando fui a vivir a los Estados Unidos me acordaba de todo lo que mi mamá me decía, ahora soy muy buena. Me gustan los platos ecuatorianos, pero cuando estoy fuera del país trato de adaptarme a lo que hay. Me gustan mucho los mariscos y cuando estaba en actividad deportiva las pastas, que son lo más fácil de cocinar.

¿Le gusta el fútbol?  

Me gusta. Soy hincha de Liga de Quito desde siempre. Pero no soy fanática, me gusta el buen fútbol, soy hincha de la Selección Ecuatoriana y, fuera del país, cuando no compite Ecuador, soy hincha de la Selección de Brasil.

Lo malo es que siempre se da prioridad y atención al fútbol, cuando hay otros deportes que están llamando a gritos la atención de la gente.

Veo cuánta superación se ve en el ciclismo, la natación, el atletismo... hay tantos resultados buenos pero no se les da el valor que se merecen. Creo que los medios de comunicación deberían ser más justos y equitativos.

¿Es amiga de algún futbolista?

Soy hincha de Liga de Quito, pero tengo amigos en Barcelona, Emelec,  Deportivo Quito, El Nacional y  Aucas. Soy amiga de José Francisco Cevallos, con quien tenemos una gran amistad desde antes de que sea Ministro. Nos conocimos en muchos eventos. Cuando tapaba en Barcelona siempre le decía que se pase a Liga, y así fue.

¿La han invitado para ser candidata a algún cargo político?

Me han buscado distintos partidos, pero a mí no me gusta, soy apolítica. Lo mío es el deporte. Para entrar en la política hay que estar bien preparado. Además, creo que para servir a la sociedad no es necesario ser político u ocupar algún cargo. Yo quiero ayudar, pero desde los campos que conozco: la medicina y el deporte.

¿Cómo se le abrió la oportunidad de estudiar en Estados Unidos?

Cuando tenía 20 años obtuve una beca de la Comisión Fulbright y me fui a estudiar en los Estados Unidos en Boulder, Colorado. Gracias a Dios pude estudiar y llegar a lo más alto en el deporte.

¿Le tiene miedo a algún animal?

Les tengo pánico a las culebras, no les puedo ver ni en fotografía. En la ciudad donde radico, Boulder, tenemos bien marcadas las 4 estaciones. En el verano llegamos a casi 40 grados, en esas temporadas salía a correr y muchas veces me encontré con estos animalitos, a los que hay que respetarles. (D)

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