¡Panas!, aceptar ese cafecito ahora es importante
Panas, ya estamos cerrando noviembre. Los gimnasios lucen vacíos porque muchos esperan hasta enero para ponerse en forma, y las calles se llenan de obras apresuradas, con presupuestos que deben gastarse y que no pueden esperar. ¿Pero saben qué es lo único que de verdad no espera? La vida. Ese café con sus amigos, esa cerveza con sus panas o ese viajecito con sus seres queridos.
Está bien priorizar el trabajo y los estudios —¡solo así se alcanzan aquellos objetivos que valen la pena!—. Pero lo que está mal es anteponerlos siempre a sus seres queridos. Porque lo peor que les puede ocurrir es que estén trabajando en su enorme oficina… y ese pana querido que tanto les insistía para verse, ya no esté acá.
¿Sabían que un 33 % de las personas trabaja más de 48 horas a la semana? Y eso sin contar los trayectos diarios. Este exceso impacta de lleno nuestra salud, nuestra seguridad y nuestro equilibrio emocional. Y si a eso le sumamos que el adulto promedio pasa casi 7 horas al día frente a pantallas, el panorama se vuelve claro: cada vez dedicamos menos tiempo a lo que más importa. En una encuesta reciente, 6 de cada 10 padres confesaron que pasan más tiempo con el celular que hablando con sus hijos —¡paradoja colosal! (y guiño al artículo anterior).
Algunos le echan la culpa a la “vida moderna”. Por ejemplo, en Estados Unidos, el tiempo que los adultos comparten en persona con sus amigos cayó de 60 minutos diarios a principios de los 2000, a apenas 20 minutos al día en 2020.
Descuidar nuestras relaciones personales puede llevar al aislamiento social. Y si eso no les asusta, tal vez sí lo haga saber que la soledad incrementa en un 30 % el riesgo de muerte prematura. La ciencia lo ha demostrado con claridad. Quienes dan prioridad a su familia y amigos suelen gozar de mejor salud y de una felicidad más estable. Al final, las buenas relaciones humanas son el cimiento de una vida larga, plena y equilibrada.
¿Y? ¿Se animaron a concretar ese cafecito con alguien que les vino a la mente? Pilas, que el reloj de arena que cuenta nuestro tiempo en este planeta no necesita baterías… ¡y está corriendo!