El ocaso de la lectura
En Ecuador se lee en promedio un libro completo y dos incompletos al año. Son resultados de la primera encuesta nacional enfocada a medir hábitos lectores, prácticas y consumos culturales de la población realizada en el 2021, bajo la coordinación de la Organización de Estados Iberoamericanos, INEC y la Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales.
No solo es cantidad. El estudio Erce 2019, dio cuenta que nuestro país alcanzó (699) puntos en lectura en cuarto grado, resultado similar al promedio regional (697), mientras en séptimo grado las y los estudiantes obtuvieron (684) puntos, resultado inferior al promedio regional (696). La Unesco, no tardó en ratificar que los datos advierten que el país mantiene desafíos en la lectura.
Con estos antecedentes, cito a Maryanne Wolf, directora del Centro de diversidad de aprendizajes y académica de la Universidad UCLA, E.U. Ilustra que adquirir y perfeccionar una capacidad de “lectura experta” de formato largo reconfigura el cerebro, aumenta el vocabulario, desplaza la actividad cerebral hacia el hemisferio izquierdo analítico y perfecciona la capacidad de concentración, razonamiento lineal y pensamiento profundo; características a escala mundial que contribuyeron a la génesis de la libertad de expresión, la ciencia moderna y la democracia liberal, entre otras cosas.
Subraya que las plataformas de las redes sociales están diseñadas para crear adicción, y el volumen de material incentiva bocaditos cognitivos de discurso calibrados para la máxima compulsividad por encima del matiz o el razonamiento reflexivo. Los patrones de consumo de contenidos resultantes forman neurológicamente para hojear, reconocer patrones y saltar distraídamente de un texto a otro.
En su mayoría, ofertan una fuente inagotable de videos cortos que se combinan con memes visuales, noticias falsas, noticias reales, ciber anzuelos, desinformación a veces hostil y, cada vez más, un torrente de contenido basura. Equivale a circular por autopistas de comida chatarra y a las cuáles es difícil resistirse. ¿Qué ocurrirá si esto se cumple? Un electorado menos racional, desinteresado por los hechos o incluso por los registros históricos, estará motivado por las vibraciones que por argumentos convincentes y más abierto a ideas fantásticas y extrañas teorías conspirativas.
Una población así, ofrece nuevas oportunidades de corrupción. Habrá quienes se beneficien porque pocos tendrán la capacidad de atención necesaria para cuestionar. La clase gobernante, cual pragmática es, se adaptará al declive colectivo de la capacidad racional del electorado y nuestra juventud nativa de la red parece no inmutarse: encuestas internacionales muestran un apoyo decreciente a la democracia entre la Generación Z. El mundo post alfabetizado favorece a los demagogos que juegan entre los lenguajes político de la élite y el populista de los memes.