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La reciente noticia del atentado en contra del político colombiano Uribe Turbay en la ciudad de Bogotá, demuestra una vez más el avance de la violencia en nuestro continente que inunda las calles de sangre y atemoriza a las personas de bien a ser parte de la política, pero también a realizar actividades cuotidianas.
El fatal atentado que sufriera Fernando Villavicencio en la ciudad de Quito, más la infinidad de crímenes cometidos en contra de alcaldes, concejales, autoridades diversas en prácticamente todas las provincias del Ecuador, nos muestran la imagen más descarnada de los criminales tratando de adueñarse de los espacios y de manejar las sociedades a su violenta manera.
Las noticias que nos llegan de actos delictivos como secuestros, cobro de extorsiones, muertes violentas, atentados, en diversas partes de la geografía latinoamericana, nos dejan con la impresión, por la similitud de acciones, de que el crimen organizado actúa de manera conjunta y golpea a los diversos sectores de las sociedades.
La reflexión, además de la solidaridad con las víctimas, con sus familiares y con la sociedad en general, viene por el lado de pensar que, si los criminales actúan de manera organizada y tienen estrategias sangrientas, por qué los gobiernos no actúan en conjunto, me refiero a los de América Latina, por qué no se diseñan estrategias, controles, acciones que vayan a minimizar y ojalá a erradicar la acción de estos criminales de nuestros territorios.
Organizaciones como la OEA deberían tomar un liderazgo en este sentido, dejando de lado las diversas ideologías de los mandatarios del momento, para pensar en cómo conseguir seguridad para los ciudadanos del continente.
Análisis económicos nos dicen del impacto que la inseguridad causa en nuestras economías y en cómo América Latina aparece como el área del planeta que menos crecimiento económico registrará este año y esto en buena parte se debe a la inseguridad que azota las calles, las plazas y la vida misma de las ciudades.
Hay que unir fuerzas, estamos compelidos a hacerlo, la realidad de lo que ocurre cada día en nuestra región es un llamado poderoso a la actuación en conjunto.