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Ecuador, 08 de Diciembre de 2024
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El Telégrafo
Martín Ávila Escobar

Mete gol, gana

22 de noviembre de 2024

Los muchachos del barrio construyen una pelota rellena de trapos y colocan un par de piedras que simulan el arco para dar inicio a la eterna pichanga. Nadie ocupa un lugar fijo en la cancha; todo el mundo corre tras la pelota, como una fiesta para los ojos que la contemplan y como la alegría del cuerpo que la juega. Y, cuando la tarde empieza a apagarse, una de las madres del vecindario asume el papel de árbitro del juego: su voz firme marca el final del encuentro con un claro desafío: “Mete gol, gana”.

De pronto, un día, el fútbol dejó de ser tan simple: la inteligencia artificial, el machine learning, los modelos predictivos y el bendito big data. La tecnología actual permite la captura masiva y en tiempo real de datos, desde analizar los flujos de ingresos de espectadores en los estadios y el comportamiento de los usuarios al mirar deportes y series en plataformas digitales, hasta el uso de GPS por parte de los futbolistas para conocer su rendimiento físico y desempeño en sprints de alta intensidad. La confusión principal es pretender que el resultado de un partido se explique a partir de la suma de pases exitosos, regates consumados, duelos ganados y tiros a puerta. Leer el fútbol de esa manera es ignorar su esencia: un deporte impredecible y lleno de sorpresas, aunque al final los campeones suelen ser los mismos.

La última fecha FIFA del año rumbo a la Copa del Mundo 2026 concluyó. Argentina lidera con 25 puntos. Uruguay, aunque con pocas victorias, ocupa el segundo lugar con 20 puntos. Ecuador le sigue de cerca en tercer lugar con 19 puntos, habiendo ganado sus dos últimos partidos. Colombia desciende al cuarto puesto manteniendo 19 puntos. Brasil, en quinto lugar con 18 puntos, sigue sin mostrar su histórico joga bonito. Paraguay acecha en sexto lugar con 17 puntos. Bolivia, Venezuela, Chile y Perú –en ese orden– enfrentan dificultades y apuntan a disputar el único cupo de repechaje disponible que quedará.

El fútbol actual pierde valor cuando se vende solo como una expresión emocional de la naturaleza humana, y se sobrevalora cuando pretende ser ajeno a la tecnología y al análisis de datos que describen procesos y tendencias. Por suerte, todavía aparece en las canchas, aunque sea muy de vez en cuando, algún descarado que comete el disparate de gambetear a todo el equipo rival por el puro goce del cuerpo que se lanza a la prohibida aventura de la libertad, porque para ganar, a veces solo se requiere meter el gol con el que se gana.

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