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El Telégrafo
Fernando López Parra

Dualidades

14 de mayo de 2020

En este punto de una nueva inflexión en la historia de la humanidad y sus organizaciones, los líderes mundiales, los analistas de la geopolítica y la mayoría de la sociedad sabemos que vivimos en una coyuntura de transformaciones de cambios que construyen una nueva época.

Seguramente está listo el borrador también para desaparecer ciertas creencias e ideas que considerábamos inmutables como el propio trabajo y sus formas de organización, lo referente al rol mismo del Estado en relación con el sector privado. Así también se han creado nuevas dualidades para discutir además de las clásicas que se ve aparecer en la crisis como de la salud-economía, lo estatal–relaciones individuales, el esfuerzo público–el esfuerzo privado. Sin duda, hay otras que se cruzan no solamente en dualidades y dan un sentido de mayor complejidad.

Quizá la de mayor relevancia es la tensión entre la salud versus la economía y que se ha colocado en forma de un dilema en la mayoría de países del mundo y particularmente en nuestra región. Ha prevalecido la falacia que piensa que a más economía más salud, y a esta dualidad hay que colocarle una reflexión mayor.

Es histórico que el trabajador mediante la fuerza de sus habilidades genera capital y lucro para ese dueño del capital o de los medios de producción. La reflexión que hacemos entonces es: Que el trabajador para generar más utilidades debe estar con salud. Por lo tanto, prepondera la salud antes que la economía. Trabajadores sin salud o con riesgos de perderla no podrán genera economía, y esto es un asunto relevante y no secundario como se pretende colocar por ciertas élites que construyen falacias interesadas.

En esta situación emergencia se observa que el Estado por la necesidad de intervenir con urgencia y con pocos recursos y poder real se extralimita en su intervención y rompe ciertas libertades individuales, conquistas históricas; esta dualidad será, al igual que la anterior, una constante en la discusión de esta nueva construcción de la realidad.

El esfuerzo público se ha constituido como notorio, necesario y relevante; sin la intervención de lo público los desastres serían incalculables y terroríficos. Solo imaginar que los infectados sean atendidos por la salud privada es imposible por los elevados costos y porque gran parte de la población que ha contraído la enfermedad viene de los estratos más pobres de la sociedad. Sin embargo, el esfuerzo privado se ha colocado como víctima del esfuerzo público.

Pues estas dualidades que se han creado son mesarías debatirlas y discutirlas hoy más que nuca en tiempos de confinamiento, semáforos, cuarentena y coronavirus. (O)

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