Las escrituras primitivas usaban símbolos que representaban objetos, como son todavía hoy los ideogramas chinos y como fueron en el pasado las cuñas de Mesopotamia y los jeroglíficos de Egipto. Del símbolo se pasó a la sílaba, pero esos rasgos complicados hacían de la lectura una actividad elitista. Concentrémonos en el poderoso imperio egipcio de hace 4.000 años, cuya escritura jeroglífica superaba los 700 signos.
Eso limitaba la capacidad de leer a la nobleza y a los sacerdotes. Los egipcios tenían en su ejército soldados mercenarios semitas, seguramente asirios, pero a los semitas nómadas los tenían como esclavos. Ahora bien, la esclavitud era como el sistema carcelario actual, con cárceles duras y con prisiones cinco estrellas. Algunos esclavos semitas nómadas trabajaban para los sacerdotes y aprendieron a leer la escritura jeroglífica.
Unos pocos de esos, con el tiempo, pueden haber caído en desgracia y habrían sido trasladados a las cárceles de alta seguridad. La peor de estas estaba en la península de Sinaí: las minas de cobre. El trabajo era agotador y no había adónde escapar, rodeados por un horrible desierto. En ese ambiente, los exasistentes de los sacerdotes decidieron dar esperanza a sus compañeros esclavos. Para comunicarse entre todos, inventaron el alfabeto o una simplificación de la escritura jeroglífica.
Este era un conjunto de símbolos que representaban sonidos, no ideas ni sílabas. Así nace el alfabeto protosinaítico. ¿Quiénes en la antigüedad era semitas nómadas y fueron esclavos en Egipto durante varios siglos? Los hebreos, por supuesto. Así que el primer alfabeto fue el hebreo. Cuando los esclavos hebreos se rebelan y regresan a su tierra, llevan el alfabeto a sus vecinos semitas de lo que hoy es Israel y Líbano.
Pero tenemos tanta veneración a la Grecia clásica, que decimos: “¿Cómo? Si los griegos decían que el alfabeto fue inventado por los fenicios?”. Recuerden que la palabra Fenicia viene del griego. Los fenicios llamaban a su tierra Canaán. (O)