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Hay versos que no envejecen. Algunos viven en la voz; otros, en los cuerpos que —como entonces— surgen desde lo profundo, cuando la patria llama. La expresión “de otros héroes que, atónito, el mundo”, escondida en la segunda estrofa del Himno Nacional del Ecuador, es una de esas frases que no necesitan explicación, sino espejo. No describe un hecho: evoca una estirpe. Es una imagen heroica, una manera de nombrar a los herederos de una tradición de lucha. ¡Madre Patria! La que no solo cuida: da a luz a sus defensores.
Fue un mes de gestas. La historia volvió a escribirse, esta vez, en nombre del deporte nacional.
En el fútbol de élite, el 28 de mayo, Moisés Caicedo se convirtió en el primer tricolor en ganar la UEFA Conference League. Marcó un gol en la final y fue protagonista en la victoria del Chelsea, 4 a 1 sobre el Betis. Días después, el sábado 31, Willian Pacho, hizo historia al convertirse en el primer futbolista del país en ganar la UEFA Champions League. Fue titular con el Paris Saint-Germain en la victoria 5 a 0 sobre el Inter de Milán. A sus 23 años, fue pieza clave de un equipo que sumó su primera “orejona” e incluso logró el triplete.
Y en otra cancha, donde la batalla se libra con pendientes, viento y estrategia, Richard Carapaz volvió a subirse al podio del Giro de Italia. Terminó tercero en la clasificación general y ganó la etapa 11 con un ataque preciso en los kilómetros finales. El campeón olímpico en Tokio 2020, vencedor del Giro en 2019, suma ya su quinto podio en las Grandes Vueltas del ciclismo mundial.
Por eso, “de otros héroes que, atónito, el mundo” no es una frase antigua. Es una advertencia viva. Nos recuerda que, cuando la historia lo exige, aparecen héroes que hacen del himno un acto, no un recuerdo. Porque aquí, los versos que alguna vez anunciaron héroes, hoy también los nombran. Y el mundo, atónito otra vez, los ve —a millares— surgir.
Este artículo es un homenaje al economista Marcelo Fernández, canciller fundador de la Universidad Internacional del Ecuador (UIDE). Un ecuatoriano esencial, héroe que también dejó al mundo atónito con sus ideales y su liderazgo. Defensor incansable de una convicción: el deporte es una razón profunda y una necesidad universal en la educación. Gracias, Marcelo. Descansa en paz.