Los ataques suicidas  lanzados el domingo por los talibanes en Kabul y otras partes de Afganistán finalizaron tras 17 horas de combate, dejando 51 muertos, incluidos 36 asaltantes, en lo que supone un nuevo revés para el gobierno afgano y la comunidad internacional.   

El presidente afgano, Hamid Karzai, calificó lo ocurrido de “fracaso” de los servicios de inteligencia afganos y de la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte). Estas acciones terroristas, que marcan el inicio de su tradicional “ofensiva de primavera” según los talibanes, dejaron 11 muertos en las fuerzas afganas y cuatro civiles más, según datos oficiales.

Los insurgentes atacaron centros gubernamentales, militares extranjeros y embajadas en la capital,  Kabul y objetivos en otras ciudades.

Mientras tanto, el secretario estadounidense del departamento de Defensa, Leon Panetta, estimó ayer que los ataques en Afganistán fueron más “simbólicos” que eficaces.

“No avanzaron en el plano táctico, fueron ataques aislados llevados a cabo por razones simbólicas y que no les permitieron ganar terreno”, declaró.  

La secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, por su parte, urgió acciones firmes tras los ataques en Afganistán. “Estados Unidos, Pakistán y Afganistán deben trabajar juntos a fin de detener los ataques terroristas”, dijo.