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Cuando Frankenstein y Drácula fueron familia

Cuando Frankenstein y Drácula fueron familia
30 de mayo de 2013 - 00:00

Mary Shelley y Bram Stoker tienen dos cosas en común: fueron británicos y crearon dos de las historias de terror más famosas de la historia, pero curiosamente nunca se conocieron.

La primera de ellas nació en 1797 y murió en 1851 cuando Stoker apenas era un niño de 4 años, que obviamente no sabía escribir, mucho menos concebir una obra literaria. Él murió en 1912.

‘Frankenstein o el Prometeo moderno’ fue la novela célebre de Shelley (1818), mientras que la de Stoker fue ‘Drácula’ (1897, cien años después del nacimiento de la escritora británica).

A Joe Connelly y Bob Mosher poco o nada les importó aquel antecedente y más bien crearon una comedia de situación en la que dos de los monstruos clásicos de la literatura coexistieran como una familia y con nombres propios.

No les importó tampoco las películas ‘Frankenstein’ (1931), de James Whale, con un impresionante Boris Karloff o las múltiples cintas sobre Drácula en las que Bela Lugosi era la estrella en las décadas del 30 y 40 (sin descuidar ‘Nosferatu’, de 1992, la versión que planteó F.W. Murnau), aunque Charles Barton ya juntó a esos personajes en un filme hilarante que tuvo a Bud Abbott y Lou Costello como protagonistas. Se trató de ‘Abbott y Costello contra los monstruos’ (1948).

Connelly y Mosher convirtieron a Frankenstein y Drácula en yerno y suegro, respectivamente, para la serie ‘The Munsters’ (para Latinoamérica simplemente ‘Los Monsters’), que se emitió durante dos temporadas, entre el 24 de septiembre de 1964 y el 12 de mayo de 1966, por la CBS, como respuesta a la propuesta que entonces tenía la cadena ABC con ‘The Adams family’ (‘Los locos Adams’).

En la comedia, Frankenstein se convirtió en Herman Munster (su nombre para asociarlo con germano, por su origen alemán, y el apellido, obviamente por lo monstruoso), mientras que el nombre que Connelly y Mosher le dieron a Drácula para la serie fue Sam o simplemente el abuelo Monster, interpretado por Al Lewis. No era el vampiro joven de las películas, más bien lucía entrecano y era un inventor frustrado. Casi siempre sus creaciones producían problemas que causaban la hilaridad del televidente.

Herman, encarnado por Fred Gwynne, era trabajador, de buen corazón, demasiado alto (en la vida real el actor medía 1,96 metros, pero con las plataformas sobrepasaba los dos metros de altura) y extremadamente torpe.

Estaba casado con Lily (Yvonne De Carlo), una vampiresa. Eso lo vinculaba familiarmente con el abuelo. Los tres eran inmortales. Y claro, el hijo de Herman y Lili no podía dejar de ser raro. Por eso para completar la trilogía de monstruos célebres, Eddie (Butch Patrick) era el vástago con rasgos de hombre lobo, basados en la película de 1935 que dirigió Stuart Walker.

Eddie es el único que le sigue la corriente en los experimentos del abuelo, quien permanece gran parte del día en el sótano, donde tiene instalado su laboratorio para evitar la nostalgia de su querida Transilvania. A Eddie, quien duerme en un armario, también disfrutaba de jugar con su mascota Spott, un dragón. En cambio Herman vivía peleándose con su suegro, pero finalmente siempre terminaban envueltos en situaciones cómicas.

Sin embargo, no todos fueron raros en la serie. Mientras Herman, Lily, el abuelo y Eddie asustaban a sus visitantes, quienes salían despavoridos por las ventanas, Marilyn lucía normal. Interpretada primero por Beverly Owen (solo en 1964) y luego por Pat Priest (1964-1966), Marilyn era la sobrina de Lily. Era universitaria, rubia y bella. Su familia se “deprimía porque la consideraban como la fea y que por eso nunca iba a casarse”.

Uno de los aciertos de la serie fue mantenerse en blanco y negro. Precisamente se canceló cuando hubo un desacuerdo entre los creadores y la CBS para emitirla en colores. Después se rodaron películas con esos personajes, con excepción de Pat Priest. A eso se le añade la canción característica con piano y las trompetas, que le daban ese toque sesentero y que fue obra del compositor Jack Marshall.

Entre 1988 y 1991 hubo una fallida intención de resucitar la serie con otros actores, a través de la secuela ‘The Munsters today’, que tuvo muy poca aceptación en la MCA, pero eso es otra historia.

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