La Zona Rosa de Guayaquil se ha mantenido en el imaginario colectivo como la mejor opción  de entretenimiento nocturno.

Se trata de un sector que tiene su historia y que hoy se ubica a pocas cuadras del Malecón, junto al río Guayas.

Desde la calle Rocafuerte hasta la Juan Montalvo, hay bares, restaurantes y discotecas frecuentadas por miles de jóvenes y adultos que buscan diversión. Según los registros históricos, en el siglo XVIII, en las inmediaciones de esta zona, se asentó el Barrio del Puente (actualmente calles Pichincha y Panamá).

Pero fue a partir de la década del 80 cuando aparecieron los primeros locales, cuyo enfoque de negocio era, sobre todo, la diversión nocturna.

En aquella época, estos lugares eran frecuentados por los estudiantes del campus Las Peñas de la Escuela Politécnica del Litoral, como lo recuerda María José Salinas, dueña de la peña-restaurante El Colonial.

Hoy, cerca de 30 bares y discotecas funcionan en la zona rosa de esta ciudad.

En 2005, una ordenanza estableció que el desarrollo de actividades de género comercial, como restaurantes, peñas bailables, bares, cafeterías, tendrían su propio espacio: la avenida 9 de Octubre, Juan Montalvo Fiallos, Roca, Panamá, Córdova, malecón Simón Bolívar, malecón del estero Salado y Numa Pompilio Llona.

Son muchos los guayaquileños que consideran que la Zona Rosa de Guayaquil nació precisamente en 2005.

Fue, a partir de entonces, que la gente comenzó a frecuentarla, ya sea en  solitario, en pareja o en grupo.

Aunque la disposición oficial fue ubicar la Zona Rosa en estas calles, también hubo propuestas de abrir locales de diversión en otros sitios, como lo señala Enrique Barreiro, presidente de la Asociación de Bares y Discotecas del Guayas.

A principios del año 2000,  también se propuso al Municipio de Guayaquil la reubicación de los locales en el kilómetro 81/2 de la vía a Daule así como en un área del cerro Las Alturas, en el sector La Florida.

Ambas alternativas fueron cuestionadas y rechazadas por la ciudadanía bajo el argumento de que la presencia de estos negocios atraía el desorden y la delincuencia.

Hace casi un lustro, el número de locales disminuyó de forma significativa debido a las reformas incorporadas en las ordenanzas municipales que regulan las características de estos sitios, los nuevos horarios implementados por el Ministerio de Turismo  y las restricciones en la venta de bebidas alcohólicas.

Enrique Barreiro explica que hace algunos años, varios propietarios omitieron normas y ordenanzas, lo que provocó desorden y, como se preveía, las autoridades decidieron endurecer los controles.

Según Xavier Narváez, director municipal de Justicia y Vigilancia, en 2012 el Municipio efectuó ajustes en la Ordenanza reglamentaria para el Desarrollo comercial y de servicio turístico del sector centro con el objetivo de rescatar la idea de la Zona Rosa como lugar turístico.

En la transición, muchos de los bares la Zona Rosa, incluyendo a los más antiguos, cerraron mientras se efectuaban las readecuaciones exigidas por la Alcaldía. Estas contemplaban un área mínima (100 m2 para discotecas y 70 m2 para bares), sistemas de seguridad, accesos para personas que usan sillas de ruedas, entre otras obras.

Por otro lado, la clausura temporal provocó el desplome de las ventas del sector y el cierre de locales. Algunos propietarios llegaron a invertir hasta $15 mil para realizar las mejoras necesarias en sus negocios.

Después de cumplir con estos requerimientos, Santiago Vasco, del Café Bar Baraka, recuerda que en 2014 llegó una nueva disposición del Mintur que establecía que la venta de licor en   bares, restaurantes, cafeterías y centros de diversión nocturna, solo se realice de lunes a jueves hasta las 00h00 y los viernes y sábado hasta las 02h00.

La medida provocó un descenso del 50% en las ganancias económicas, según advierten los dueños de los locales consultados.

Desde entonces, los empresarios han mantenido conversaciones permanentes con los funcionarios del Ministerio de Turismo para alcanzar acuerdos que beneficien tanto a los propietarios de los locales como a los usuarios.

La propuesta más reciente tiene relación con la unificación de los horarios de atención en los sectores turísticos y centros de diversión nocturna, y la reducción del número de operativos a solo uno por semana.

Los operativos, desde que se inició el estado de excepción debido al terremoto ocurrido el 16 de abril, aumentaron hasta 3 veces por semana, una medida que, al parecer,  ahuyentó a la clientela.

De forma paralela, la Gobernación del Guayas promueve el plan Farra Segura con el propósito de implementar normas de seguridad que permitan la autovigilancia en bares y discotecas.

Los propietarios de los bares esperan recuperar, de forma gradual, el movimiento nocturno de antaño bajo normas y ordenanzas que regulen y favorezcan tanto al sector como a los consumidores, y que de esta manera las luces multicolores matizadas con música se mantengan en la calle Rocafuerte. (I)