Arrodillada, en postura de oración, Dioselina Anchundia, de 36 años, agradece a la Virgen de Monserrate por las bendiciones. Está dentro de la Basílica Menor de Montecristi, donde, al igual que ella, centenares de feligreses elevan sus plegarias a la patrona de la ciudad.

Al terminar su rezo, conversa que uno de esos favores realizados es haber tenido una hija. “Cuando estaba embarazada, la doctora me había dicho que era un varón, ya tenía 2 hijos. Rogué tanto para que no fuera así. Faltando pocos días para parir, me hice la ecografía y me salió que era niña, sentí tanta felicidad. Ahora mi pequeña tiene 7 años, por ello tengo mucho que agradecer a la Virgen”, señala la mujer.

Dioselina, quien vive en el sector Las Lagunas, de la parroquia La Pila de Montecristi, acude constantemente al santuario, ya que a pocos metros del lugar vende sombreros de paja toquilla que elabora junto a su familia. Ahora sus ruegos son para que su nuera salga bien en el parto. Mientras retoma la oración, arriban más fieles al sitio.  

Llegan de todas partes y para noviembre la presencia de devotos se multiplica, por ser el mes en que se celebra a la Patrona de Montecristi con romerías, pregón, misa y procesión.

Dioselina asegura que estar en la Basílica Menor es “un encuentro con Dios. Muchas personas se confiesan con el Padre y además dejan sus ofrendas”.

Humberto Espinoza asegura que hace poco tiempo tenía un dolor en el hombro, que casi le causa la muerte en este año. “Le pedía a la Virgen con fe que me sanara y me curó”, cuenta el hombre al llegar al santuario para dedicarle unos minutos a la oración.  

Una de las ofrendas frecuentes de los feligreses es poner el nombre de la Virgen a sus hijas por favores concedidos.

Eso pasó en la familia de David Bravo, quien llegó a Montecristi desde El Empalme acompañando a otras personas. “Mi tía, Alfarina Mieles, le ofreció hacer una manta por sanar a mi prima y le puso el nombre Monserrate, hoy ella tiene 31 años”, señala.

Una historia similar cuenta Coralia Quijije, quien asegura que la Virgen ha hecho milagros en su familia. “Una prima recién nacida estaba hospitalizada con bilirrubina, entonces mi mami (Ninfa Chávez) vino a la Basílica Menor y pidió a la Virgen que curara a la niña y que a cambio le iban a poner su nombre. Hoy esa pequeña se llama María Monserrate Montaluisa y tiene 5 años”, destaca.

Isabel Párraga (64), de Manta, llega todos los años a la iglesia que ha visitado desde pequeña, porque siempre ha sido devota.  Explica que un hermano lleva por nombre Jacinto Monserrate: “Mi madre le puso así, ella también era seguidora de la Virgen”.

Flor Santana, de la parroquia Aníbal San Andrés, detalla que sintió la dicha de ser abuela un 21 de noviembre, día de la procesión en las calles de la localidad. “Mi hija le puso a la niña Monserrate, quien en los próximos día cumple 21 años.

Hace 15 días hubo bautizos en la iglesia. De los 15 niños que adoptaron este primer sacramento, 3 recibieron el nombre de Monserrate.

Se mueve el comercio

Desde el 10 de noviembre en adelante, en Montecristi el movimiento comercial es notorio. Llegan de distintas partes a ofertar productos en las principales vías del cantón.

Uno de esos comerciantes es el guayaquileño Agustín Preciado, quien arribó el pasado 6 de noviembre para arreglar su puesto, ubicado frente al ingreso del santuario de la Virgen de Monserrate. Vende rosarios, cadenas, llaveros, estampas, oraciones, novenas, milagros, velas y la imagen de santos de marmolina. Ha ocupado el lugar por 20 años.

Él recorre anualmente 10 provincias con su negocio. Aparte de la imagen de la ‘patrona’ del cantón, este comerciante carga la imagen de la Virgen de La Merced y el Señor de la Buena Esperanza,  entre otros.

“En Montecristi me va bien. El año pasado me quedaron de ganancia  $  1.000, en todo el mes que estuve”, comenta.  

Ciudadanos como Marilin Chóez mencionan que les gusta mucho llegar al cantón en estas fechas, porque aparte de visitar el templo también se pueden adquirir cosas y disfrutar de las bondades de la localidad.  

Se retoca la iglesia

Álvaro Casanova es un mantense que se declara devoto de la Virgen de Monserrate. Este año, junto con otros 5 amigos pintó la iglesia. “Me gustó mucho trabajar, aparte de que me estoy ganando un sueldo me gano un escalón más al cielo. Es un honor pintar el templo”, señala.

El párroco de la Basílica Menor, Ángel Toaquiza, explica que previo a estas fiestas religiosas se ha arreglado el templo tanto interiormente como exteriormente. Se arregló la iluminación, el piso, las bancas y el sonido. Tanto la imagen de la Virgen como la de los apóstoles fueron retocadas por el Instituto Nacional de Patrimonio Cultural (INPC).  

Toaquiza menciona que durante estos días de fiesta religiosa, que se extenderán hasta el 22 de este mes, se espera que lleguen más de 300 mil devotos.

Expresa que este año les ha favorecido el horario de la procesión del 21 de noviembre, que será a las 16:00.

En la caminata la Virgen lucirá un manto donado por Javier del Salto, de Manta. La hora facilita  que lleguen más personas. La misa de fiesta en ese día es por la mañana, a las 11:00 y la oficiará Monseñor Lorenzo Voltolini.

“Este lugar es especial, recordemos que el papa Juan Pablo II la consagró como Basílica Menor. La gente viene porque siente una presencia especial de la Virgen, saben con certeza que van a ser escuchados y sus peticiones atendidas”, indica el párroco.

Cuenta que el templo ha tenido un giro muy grande. “Aparte de lo físico, nosotros estamos trabajando en el área espiritual con la acogida de los peregrinos, la confesiones, la eucaristía, trabajamos a nivel parroquial con los niños, tenemos más de 1.000 pequeños en la catequesis, retiros, talleres de oración y vida”, expresa.  
Toaquiza asegura que siente el estímulo de la gente, de los catequistas, del grupo juvenil y del coro. “Es un proceso de evangelización que está tocando el corazón de las personas y mi ilusión, como párroco, es que fruto de la evangelización que hacemos poco a poco salgan vocaciones sacerdotales y religiosas porque de Montecristi no ha salido ningún sacerdote. Creo que hay 2 religiosas que están en Lima, pero no hay más, entonces cuando una comunidad está bien evangelizada surgen vocaciones”. (I)