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Rosas, claveles, peras y manzanas adornan los carros alegóricos

La adversidad que se convirtió en frutas y flores

El mercado Urbina, ubicado en el centro de Ambato, es uno de los preferidos por los visitantes, durante la FFF.
El mercado Urbina, ubicado en el centro de Ambato, es uno de los preferidos por los visitantes, durante la FFF.
Foto: Roberto Chávez / El Telégrafo
14 de enero de 2017 - 00:00 - Carlos Novoa

Entre enero y marzo, el producto estrella en los mercados de Ambato son las frutas andinas. Manzanas, peras, claudias, moras, duraznos, entre otras, derrochan color y deliciosos aromas en los Centros Comerciales Populares: Central, Modelo, Urbina, Colón, Primero de Mayo, Simón Bolívar, América, Pachano, Mayorista, y 6 plazas más que conforman la Red de Plazas y Mercados de la localidad.

La afluencia de consumidores en este lapso es masiva, entre ellos hay turistas de todo el país y del extranjero. El predominio de estos productos no es reciente; se sabe que tras la llegada de los colonos andaluces y castellanos a la urbe, hace más de 4 siglos, esta se convirtió en un reputado vergel de diferentes clases de frutas, tanto endémicas como importadas.

Sin embargo el mote más conocido de la capital tungurahuense, es decir ‘tierra de frutas y flores’, fue acuñado un año después del fatídico terremoto del 5 de agosto de 1949, el cual afectó además a Latacunga, Riobamba, Guaranda y más cantones vecinos, y mató a por lo menos 5 mil personas.

Tras 12 meses de esfuerzo para  levantar lo poco que quedó en pie y reactivar el comercio local; actores sociales de la época impulsaron un proyecto enfocado en subir la moral de la población y dejar atrás el dolor de la tragedia. Esto se logró por medio de una festividad que celebra la alegría de la vida y agradece al Creador por todas las bendiciones recibidas en el año, entre ellas la productividad de la tierra.

“Inmediatamente después del remezón, la ayuda internacional y la solidaridad de hermanos ecuatorianos no se hizo esperar. Sin embargo el tesón y la perseverancia de los sobrevivientes hicieron que la ciudad vuelva a resurgir, con el esplendor que la caracterizó siempre, pese a que el 80% del centro histórico quedó por el suelo. Así, se buscó un eslogan y temática para la celebración, la cual fue desde su primera edición marcada por la enorme producción de frutas y flores ornamentales”, señaló Napoleón Bayardo, catedrático universitario ambateño.

Pilar de la identidad

Al igual que la mayor parte de ambateños mayores de 75 años, quienes recuerdan el caos y desesperación que causó el terremoto, Napoleón se entristece grandemente al rememorar este episodio doloroso. No obstante también trae a la memoria imágenes del primer desfile de la Fiesta de la Fruta y las Flores (FFF), que fue el pilar de la nueva identidad de la ciudad.

“Esto último hay que entenderlo bien. No es que en el sismo se hayan perdido las características que nos definen como ambateños, pero como en cualquier pueblo que ha sufrido una adversidad así, la moral, los ánimos y las fuerzas disminuyeron notablemente. Sin embargo, el tesón del ambateño ayudó a la construcción de la ciudad y a la par de la ‘ambateñidad’, una identidad que se fundamenta sobre la alegría, unión y solidaridad”, señaló Esther Gómez, agricultora de Huachi.

Esta extensa localidad del sur de Ambato es reconocida a escala nacional por su excelente producción de frutales y plantas aromáticas así como ornamentales. En ella se ha cultivado y cultiva gran variedad de frutos, como manzanas, prunas (una variedad de claudia), abridores y guaitambos (especies de la familia del durazno), moras, taxo, etc.

Variedades frutales

Todos estos productos fueron introducidos por los españoles en tiempos de la colonia. La riqueza en sales y minerales del suelo tungurahuense permitió un gran desarrollo del sector agrícola, como lo explica Marcial Buenaño, agrónomo.

“Además de los frutos, Ambato hace unas décadas se caracterizaba por ser tierra de flores. Cartuchos, rosas, claveles y margaritas, entre otras plantas, llenaban los huertos   de Huachi, Miraflores, Ficoa, Izamba e Ingahurco, de variados colores y exquisitos aromas; por lo cual se decidió adornar las carrozas del Desfile Mayor de Ambato con  arreglos de estas especies”, dijo.

Esta tradición se mantiene hasta la actualidad y despierta toda clase de emociones a quienes asisten a la alegre parada, que este año se desarrollará el 26 de febrero.

“Las tonalidades de las frutas y flores, así como el diseño de las mismas, son además tomados en cuenta para la elaboración de carros alegóricos y vestimenta de quienes conforman las comparsas. Un refrán popular en Ambato señala que los ambateños y tungurahuenses son tan productivos y emprendedores, que la desgracia la transformaron en frutas y flores”, explicó Pedro Reino, historiador de Ambato. (I)

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