Luis Lara es uno de los historiadores más respetados de la provincia de Tungurahua. Él es dueño del Museo Rumiñahui, ubicado en el cantón Píllaro, que se levanta a 20 minutos de Ambato. Además, Luna es guía turístico y maestro de primaria y es con los niños con quienes mejor comparte sus habilidades y conocimientos.

A diario dicta clases de historia y ciencias naturales en un plantel educativo local, pero sus enseñanzas continúan cada tarde en su casa, donde está la pinacoteca. “Sin costo alguno Luis enseña a niños, jóvenes y turistas, las características más destacadas de la etnia Panzaleo y de Rumiñahui, un personaje del cual ha aprendido mucho y es su pasión”, asegura Marcelo, vecino de Luis. El general Rumiñahui nació en tierras pillareñas.

Esta tarea le ha conferido la fama en su ciudad natal y en cantones vecinos, desde donde vienen cada fin de semana cerca de 80 estudiantes y personas de diferentes edades para aprender más sobre historia nacional. “A diferencia de otros maestros, quienes solo enseñan lo que han leído, la cátedra de Luis incluye vivencias y explicaciones muy claras de los hallazgos en sus más de 100 expediciones a ruinas ancestrales, parque Llanganates y otras reservas forestales”, aseguró Jacobo Sánchez, estudiante de antropología.

Como él, cientos de aprendices de esta rama, de sociología, de historia y hasta de comunicación social, ven en Luis una fuente verídica de información. Esta pasión por la enseñanza ha sido reconocida por varios municipios de Tungurahua, centros de educación superior e instituciones públicas, pues lo hace de forma gratuita.

El museo Rumiñahui, el cual montó en 2 años, contiene  objetos y utensilios de gran valía histórica, encontrados en sus múltiples excavaciones y visitas a sitios que hasta ahora solo pocos han accedido. Entre ellos la puerta de los Llanganates, sitio ubicado en la parte alta de la laguna Pisayambo.

“Allí, hace 5 años Luis y un grupo de estudiantes se perdieron, debido a la espesa e inhóspita vegetación. Lejos de abandonar a los chicos, pues encontrar la salida le resultaba más fácil estando solo, los acompañó en todo momento e hizo grandes esfuerzos por sacarlos del lugar”, afirmó Marta, compañera de trabajo de Lara. Esa expedición casi le cuesta la vida, pues cayó en una quebrada en la que permaneció más de 3 días, sin agua, comida, ropa adecuada ni protección, mientras los jóvenes eran rescatados.

A su regreso, tras varias semanas de recuperación física y emocional, lejos de alejarse de su labor como guía, aprovechó esa vivencia para tomar mayores precauciones al ascender a las montañas.

Su simpatía y vasto conocimiento sobre las etnias de la Sierra central, costumbres de Tungurahua, y reservas forestales, lo convierten en una ‘enciclopedia’ viva. Ha escrito varios libros y  ayudó a publicar textos de antropología y sociología. (I)