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'Viejos': olvidados frente al mercado y el periodismo

Frente al envejecimiento poblacional se debe crear una cultura que fomente la imagen positiva de los adultos mayores y, sobre todo, que proteja sus derechos, uno de ellos, el buen trato en el transporte público.
Frente al envejecimiento poblacional se debe crear una cultura que fomente la imagen positiva de los adultos mayores y, sobre todo, que proteja sus derechos, uno de ellos, el buen trato en el transporte público.
Fotos: Miguel Jiménez / El Telégrafo
20 de agosto de 2016 - 00:00 - Wagner Abril

Son poblaciones grandes. Los adultos mayores del Ecuador, que suman 1,3 millones, con intereses y significaciones particulares -con casos de excepción de periódicos-, ¿pueden ser ignorados por la estructura noticiosa nacional?   

Si la globalización privilegia el consumismo depredador y esta gran masa de gente mayor está casi fuera de las exigentes leyes del mercado, de mecanismos que impulsan los crecientes flujos de negocios, inversiones, ebusiness, industrias culturales y, en general, toda la parafernalia que conforma la producción de bienes y servicios de la ultrapostmodernidad, ¿debe  tener presencia destacada en medios de comunicación social?

Llama la atención de lectores y organismos especializados que periodistas, algunos con prolongado trajín en micrófonos y salas de redacción, ignoren las noticias sobre la población de ‘viejos’. Por el contrario, dan espacio y tiempo generosos a temas que rayan en simple notoriedad, crónica roja y farándula, frente a las realidades del planeta.

La paradoja y el absurdo de su actitud son notables tomando en cuenta la edad de los periodistas, que en su mayoría, han superado los 65 años, lo que marca la entrada a la llamada ‘edad dorada’.

Estas nada felices situaciones para las personas adultas mayores se agravan en Ecuador con el proceso eleccionario que vive la población. En su turno, por periódicos, radiodifusoras y canales de televisión, desfilan los candidatos a Presidente y asambleístas exponiendo generalidades, propuestas vacías y epidérmicas sin exigencias de periodistas y entrevistadores que demanden precisiones y menos aún planes orgánicos de trabajo.

Los adelantos de la medicina y otras ciencias permiten que las personas vivan más años, es decir que cada vez habrá más adultos mayores en Ecuador.

Son aspirantes incapaces de formular sesudas y prácticas ofertas electorales, pero firmes defensores de ideologías políticas y modelos económicos que están devastando el mundo, sin que importe la humanidad. Para ellos, las políticas sociales no existen.

Sostienen, sin decirlo con claridad, que los negocios y la búsqueda de utilidades deben imponerse como objetivo único, a las realidades humanas y sociales del país y del planeta.

Estos y mil y un motivos más me impulsan a examinar, con lupa de crítica proactiva para ser propositivo, con distintos enfoques a los que se utilizan todos los días  en la estructura mediática,  las intervenciones de los nuevos actores en la política y también el obsecuente papel que tienen quienes, en número elevado, se sientan cotidianamente frente a micrófonos y pantallas. La internacionalización profunda del comercio, las inversiones y los negocios se combinan con crecientes avances de ciencia y tecnología que se aplican en procesos de industrialización con técnicas de mercadeo que penetran en las mentes de consumidores desprevenidos.

Estos inéditos panoramas requieren crónicas y reportajes humanos y reveladores, desde “el otro periodismo”, próximo a realidades concretas que deben inaugurarse para defender causas nobles de ancianos y otros grupos marginados, olvidados por ideologías sin rostro humano en nuestro querido país, América Latina y el planeta.   

Con lecturas distintas de noticias y comentarios que saturan espacios de periódicos y radios, urge ejecutar sistemáticas aproximaciones a posturas ideológicas de crueldad que se ocultan entre líneas de diarios, entrevistas y opiniones que abundan en la ortodoxia de agendas informativas comerciales.

Nuestros lectores, más allá de perspectivas que involucran a los ancianos del país, y la totalidad de grupos y colectivos ciudadanos deben exigir a los responsables de ejercer el periodismo cotidiano que formulen preguntas directas a candidatos a diversas dignidades sobre factores que ponen en riesgo la economía del planeta.  

El aumento poblacional, y su relación directa con la provisión de alimentos y agua, demanda el incremento permanente de más y mejores empleos que, a su vez, necesitan más recursos naturales para la imparable producción de manufacturas y servicios de toda índole.    

Son algunos elementos del vicioso círculo que conforma la “sociedad líquida” del postcapitalismo.

Espacios desde la comunicación, como Palabra Mayor, proponen el debate de materias importantes que por décadas la academia de varias naciones europeas examina y han llegado a foros de la política: ‘Economía del Estado Estacionario’ y ‘Crecimiento Cero’, demostradas con abundantes cifras para determinar tendencias y configurar escenarios. “No se puede reformar ni reparar la sociedad de consumo capitalista” por los problemas de sobreproducción y consumo excesivo, se afirma.  

Hemos llegado a niveles de exigencia ética que implican cambios sustanciales de fundamentos epistemológicos y deontológicos que sostienen las tareas de periodistas y columnistas.

Frente al envejecimiento de la población urge asumir medidas y posiciones políticas que permitan asegurar sus derechos.  

En esta tarea es igual importante el empoderamiento de esta causa a nivel personal, como familia, sociedad y estados. El periodismo no puede seguir siendo indiferente a una realidad inevitable. (I)

El acceso a la salud y escasez de recursos marcarán a las futuras generaciones  

El escenario próximo y del futuro mediato de ancianos, adultos e incluso de jóvenes puede ser esbozado, este mismo momento, con dificultades y nubes oscuras.    

Confrontar los asuntos de grupos minoritarios con los efectos que tendrá el calentamiento global en la seguridad alimentaria, escasez de agua, acceso a medicinas y servicios de salud; manejo de las cambiantes tecnologías y otros que se detallan claramente en documentos importantes, como la Encíclica Laudato Si es, ¡ahora mismo!, un imperativo.

No hay excusa alguna para medios de comunicación, periodistas, analistas, partidos políticos y la sociedad entera, que deben presentar planes y programas claros que permitan encontrar soluciones posibles a estos dramas humanos.

La fiebre del consumo sin tasa ni medida supera sensibilidades del bolsillo y elementales predisposiciones por el ahorro. Son personas afectadas por ‘termocefalia’ favorable para compras compulsivas. Su mayor horizonte tiene color de papel moneda. Todo esto llevó al Papa Francisco a decir con claridad que “…estamos convirtiendo a la hermana tierra en depósito de chatarra”. Pero, luego, no pasó nada.

Esta situación fue destacada recientemente por monseñor Julio Parrilla en su columna de un diario capitalino, al caracterizar la magnífica obra realizada por el recordado sacerdote Leonidas Proaño, obispo de Riobamba, en favor de los indígenas, en contexto del más alto mandato cristiano: “…Pero el desafío de la dignidad sigue en pie, no solo para los indígenas, sino para cuantos caminan en medio de una sociedad dominada por intereses economicistas y por una cultura globalizada por la codicia y, como dice el Papa Francisco, por la indiferencia”.

Las decenas de informes técnicos, estudios e investigaciones que en últimas décadas se han publicado sobre efectos del calentamiento global en producción alimentaria y disponibilidad de recursos naturales del planeta, entre otros de severidad extrema, se reforzaron con los datos difundidos últimamente alrededor del “sobregiro” que tiene la humanidad en el uso de recursos naturales. Es decir, a la fecha en la que la humanidad consumió todos los recursos que pueden ser renovados en un año. En 2016 fue el 8 del presente mes.    

La organización que investiga permanentemente la ‘huella ecológica’ de los países señaló que el ritmo actual de gasto del planeta exige 1.6 planetas.

Mientras Ecuador guarda casi un equilibrio entre gasto y consumo de sus disponibilidades de la múltiple y rica naturaleza (consta entre los 16 con mayor biodiversidad del mundo), otros países altamente desarrollados, como Reino Unido, tienen un déficit ecológico de 1900%. ¿No es muestra de inequidad social y equivocadas políticas económicas del capitalismo?            

Mejor no hablar de la altísima contaminación provocada por países como los Estados Unidos, China o la India. Se deben tomar en cuenta estas cifras y conceptos para exigir con firmeza a los candidatos a todas las dignidades de las diferentes tiendas políticas, a hablar con claridad sobre sus posturas ideológicas asentadas en crecimiento económico sin fin, ignorando las grandes necesidades sociales, por un lado, y la acumulación de riqueza en muy pocas manos, por otro. Este tema es urgente. (O)

Para el FMI la vejez de la población amenaza las finanzas internacionales

Expertos advierten un agotamiento del modelo industrial depredador, fundamentado en  el dominio forzado de la naturaleza por los hombres, en busca de objetivos de lucro. Nuestros políticos no han presentado respuestas idóneas ante estas advertencias. Todo indica que se debe profundizar el Sumak Kawsay  planificado y ejecutado en el Gobierno del presidente Correa. En su visión más honda de humanismo otorga a la biodiversidad planetaria su categoría de “bien común de la humanidad”.

Evidencia de la inviabilidad del modelo económico capitalista es el informe sobre la Estabilidad Financiera Mundial que preparó el Fondo Monetario Internacional en 2014. Los periodistas deben revisar el capítulo: “El impacto financiero del riesgo de longevidad”, divulgado en internet por expertos y medios informativos que miran más allá de sus narices. Hay “riesgo de que la gente viva más de lo esperado”, por lo que fiestas de cumpleaños serán peligrosas: representan “amenaza para sostenibilidad de las finanzas públicas”. Al vivir más, se deberá pagar más pensiones y prestaciones a la seguridad social. Como colofón, la presidenta del FMI, Christine Lagarde (60 años), con cuatro títulos académicos y Maestría en Ciencias Económicas, sobre este complejo asunto, dijo: “los ancianos viven demasiado y eso es un riesgo para la economía global. Tenemos que hacer algo, ¡y ya!”. . (I)     

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Ni al interior de las mismas organizaciones de lesbianas, gays, bisexuales, transgénero e intersexuales hay investigaciones, cifras o programas específicos sobre este colectivo, por eso no forman parte de los discursos y tampoco del imaginario social. Su vejez está condicionada a los recursos económicos de los que dispongan, a la posibilidad de una pareja, a familiares cercanos o a la soledad.

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