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¿Mejora el matrimonio la esperanza de vida?

Vivienne Westwood, diseñadora, y su esposo, Andreas Krothaler, son una muestra del poder del amor.
Vivienne Westwood, diseñadora, y su esposo, Andreas Krothaler, son una muestra del poder del amor.
Foto: AFP
08 de octubre de 2016 - 00:00 - Palabra Mayor

El matrimonio fue uno de los primeros factores no biológicos identificados como capaces de mejorar la esperanza de vida. La explicación que se dio fue que las personas casadas tienden a tomar menos riesgos con su salud y tener una mejor salud mental y emocional.

El matrimonio también ofrece más apoyo social y material, lo que significa tener a alguien que lo lleve al médico o que pueda cuidar del otro cuando está enfermo.

Sin embargo, las investigaciones muestran que la diferencia entre casados y  solteros, en términos de salud, se está reduciendo. Esto podría deberse a que las definiciones de matrimonio están cambiando, o a que la gente tiene otras alternativas para el cuidado.

Nadie está diciendo que tener un membrete de papel que dice ‘casado’ vaya a mejorar tu esperanza de vida. Sin embargo, hay algo acerca de las personas que viven en matrimonio que potencia la esperanza de vida –o, para ser más precisos, había algo que mejoraba la esperanza de vida de las personas que habían llegado a los 70 años viviendo en pareja-.

En el pasado, los hombres que nunca se casaron por lo general tenían la menor esperanza de vida. En la actualidad, las personas se pueden registrar como ‘solteros’ en los datos del censo, pero al mismo tiempo estar viviendo con alguien y experimentar los beneficios de salud del matrimonio sin tener el documento que lo certifique. Esto complica la investigación sobre el matrimonio y la salud.

¿Por qué ser soltero puede ser saludable? Las investigaciones muestran que las personas con este estado civil, en especial los hombres, viven más tiempo que antes.
Si en el pasado los hombres solteros tenían la menor esperanza de vida, ahora se están acercando a sus contrapartes casadas.

Los expertos creen que la diferencia en la esperanza de vida es cada vez más pequeña debido a que los solteros ahora tienen acceso a apoyo y los recursos de salud que, en el pasado, solo vinieron porque su esposa se hizo cargo de ellos.

En otras palabras, hace 40 años, los hombres casados tenían ventaja (sobre los hombres solteros) porque  sus esposas se aseguraban de que fueran al médico.

Ahora, los hombres están tomando mayor responsabilidad de su propio bienestar y es normal para ellos expresar preocupación por su salud y tomar medidas.

Por qué enviudar… duele

La pérdida de un cónyuge con el que se ha compartido toda una vida es devastadora para ambos.

Las investigaciones muestran que las personas viudas tienen peor salud que las personas que están casadas. Nadie sabe por qué la experiencia de ser viuda ahora es más perjudicial para la salud que quedarse viuda en el pasado.

Una de las explicaciones posibles es que las personas tenían más de una comunidad y la familia extensa para ayudarles a salir de esta situación.
Ahora, en cambio, los viudos son más propensos a sufrir aislamiento y soledad. (I)   

Pequeñas dosis de felicidad ayudan  a vivir más 

Medir la felicidad cuantificando la cantidad de tiempo que las personas se sienten bien o mal a lo largo del día, fue el motivo de un estudio publicado en la revista ‘Frontiers in Psychology’.

Los autores además analizaron lo satisfechas que están las personas con su vida o qué felices se sienten.

Natalia Martín, autora principal del estudio, explica que vieron que ambas medidas de bienestar están asociadas con la reducción de la mortalidad.

Sin embargo, se percataron de cómo las emociones positivas que experimentamos a lo largo del día “están más relacionadas con una mayor longevidad que la satisfacción general con nuestras vidas”.

El estudio se basó en un total de 4.753 entrevistas efectuadas a personas de todas las comunidades autónomas de España. Además de contestar a una pregunta general de satisfacción con la vida, completaron un cuestionario en el que debían reconstruir las actividades desarrolladas a lo largo del día anterior y describir las emociones experimentadas durante su realización.

Y al cabo de tres años, los investigadores identificaron cuáles de estas personas habían fallecido.

Asimismo, los investigadores también observaron que la relación entre sentir emociones positivas y reducir la probabilidad de morirse es aún más fuerte en personas que no padecen depresión.

Estudios previos ya habían indicado que la presencia de depresión se relaciona con bajos niveles de emociones positivas y con una mayor mortalidad, pero este trabajo muestra que “aunque las personas deprimidas experimenten emociones positivas en su día a día, esto no está asociado con la reducción de su probabilidad de morir, como sí ocurre en el resto de la población”, dice Martín.

“Estos resultados ponen de manifiesto la importancia de alentar a las personas a realizar algún tipo de ejercicio o a participar en actividades sociales que les permitan aumentar las emociones positivas, y por consiguiente, les ayude a vivir durante más tiempo”, concluye la investigadora.

En los adultos mayores, ante la disminución del círculo social de apoyo, se suele tener más tendencia a la depresión, señala el estudio. De ahí que, además de la actitud frente a la vida, es fundamental rodearse de amigos, retomar la vida social. (I)  

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