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Padres que salen del closet

Padres que salen del closet
12 de julio de 2015 - 00:00 - Gerónimo Altamirano

Sentía mucha ansiedad y sudaba mucho, aunque afuera el clima estaba muy frío como cualquier día de invierno quiteño. Luego de 3 meses de tomar la decisión, un sábado por la noche, confesó a sus hijos que además de su madre, tenía una relación extramarital, pero no con otra mujer, sino con un hombre. La escena terminó con llantos, reclamos, gritos, platos rotos y una mochila con ropa a medio llenar.

Así vivió Roberto Urdiales su confesión o mejor dicho, su liberación, como la llama después de 7 años de haber pasado por ese episodio que —según dice— nunca olvidará. Ahora este promotor turístico goza de una estrecha relación con su hijo de 17 años.

En 2013, el Instituto Nacional de Estadística y Censos (Inec) presentó el primer Estudio de Caso sobre las condiciones de vida, inclusión social y derechos humanos de las diversidades sexuales y de género en el país.

En ese informe se descubrió que de las 2.805 personas encuestadas, a través de colectivos en 10 ciudades, el 10,4% son padres, de los cuales el 85,6% los ha concebido naturalmente. El estudio no detalla si se trata de familias homoparentales a plenitud o si se trata de padres homosexuales confesos después de la paternidad. Pero, ¿cuál es el precio que un padre homosexual debe pagar por esta confesión? “La mamá de mi hijo lo puso en mi contra. No dejaba que lo vea y hasta me puso una demanda por alimentación a pesar de que le daba dinero todas las quincenas”, recuerda Urdiales, quien administra una promotora turística que realiza excursiones para extranjeros por los alrededores de Quito.

Roberto asegura que se quedó sin amigos porque su exesposa lo difamó y lo hizo ver como “el malo de la película” e incluso perdió dinero porque su cuñado no le devolvió el capital que había invertido para un negocio propio.

La situación de Roberto cambió cuando su hijo cumplió 14 años. “Se acercó a mí. Me decía que nadie de su colegio sabía lo que había pasado y que no le importa si soy gay. Nos vemos todas las semanas e incluso me presentó a la chica que le gusta. Me respeta y ejerzo mi autoridad como padre”.

En igual situación estuvo el empresario Germán Castillo, de 49 años. Se casó a los 29 años y luego de 10, siendo padre de 2 niños, confesó su homosexualidad. “Yo me casé enamorado. Quería mucho a mi exmujer, pero luego de 10 años me volví a enamorar, pero de un hombre. Sé que hice mal en ocultar mi orientación sexual porque nunca interioricé ni me apoderé de esa situación, hasta que conocí a Rolando”.

Tras superar los inconvenientes con su exesposa por las visitas que hacía a sus hijos, 3 años después ella le permitió que los visitaran. “Ellos venían a la casa donde vivía con Rolando. Los 4 pasábamos momentos divertidos y hacíamos muchas actividades. Ahora ven con total normalidad la situación, porque desde chicos les enseñé que existe diversidad en muchos aspectos, entre ellos, los relacionados con la sexualidad. Incluso los hice participes de algunas marchas por el Día del Orgullo Gay”.

Tanto Roberto como Germán han tenido suerte, aunque no todas las situaciones terminan bien. Miguel Ángel Gómez, un empleado de una reconocida cadena de hotel ‘salió del closet’ hace casi 8 años.

Su hijo de 18 años no quiere saber nada de él. “Mi exesposa y mi hijo me rechazan. Dicen que soy una vergüenza para la familia y mis hermanos y mi madre dicen que estoy enfermo. Solo me queda mi trabajo y mis pocos amigos heterosexuales. Me he topado a mi hijo en la calle y se me esconde”, confiesa con voz entrecortada.

El orientador familiar Gonzalo Mera M. asegura que después de la confesión, todas las partes involucradas viven una etapa de ‘luto’ que conlleva rechazo, angustia, ansiedad, soledad y depresión. “La culpa se convierte en nuestra sombra”.

Esto, según dice, se debe a que en Ecuador el tema de la homosexualidad sigue siendo polémico y más aún cuando se es padre. “Te señalan con más frecuencia y nos sentimos culpables de haber causado un dolor a nuestros seres queridos […] nuestro país sigue siendo tradicionalista y mucho tiene que ver con la parte religiosa. En algunos casos existe una falsa moral en la que se acepta a medias al amigo, amiga, hermano o hermana homosexual y tratamos de aleccionarlo para que sean ‘normales’”, acota.

Paciencia y educación, aliados

Mera Montoya aconseja a los padres analizar los pros y los contras antes de hacer este tipo de confesión y no solo desde el punto de vista individual, sino desde el de todos los miembros de la familia. “Hay que pensar en todas las consecuencias a las que se expone con la confesión. Hay que buscar el momento oportuno. Quienes intenten tener una familia solo para ocultar su preferencia o simplemente por el deseo de ser padres, también deben considerar las diferentes opciones que actualmente existen y así evitar lastimar a terceros con engaños”.

Un niño informado hará la diferencia en el futuro. La aceptación o no está estrechamente vinculada con la educación que en materia sexual reciba desde pequeño.

Luz Jaime, sexóloga, comenta que los niños deben ser educados desde temprana edad en la identificación de sus genitales y se debe ir creando una percepción hacia el respeto de su propio cuerpo. También es importante hablarles sobre la diversidad en cuanto a las preferencias sexuales e incluso si no lo preguntaran, es importarle decirles que existen diferentes alternativas, siempre desde el respeto y la tolerancia.

De esta forma, señala la especialista, van a llegar a la adolescencia con un cúmulo de información importante y se darán cuenta, por su percepción, que su papá o su mamá tiene una pareja del mismo sexo.

Aconseja que dado el caso de que el niño o niña pregunten hay que responderle con total claridad. “No se le puede engañar; hay que recordar que la homosexualidad tiene un evento de rechazo y que al niño también le podría ocurrir”, afirma. Si en el pequeño o en el adolescente existe un distanciamiento prolongado producto de la preferencia sexual de alguno de sus padres, la recomendación es ir a una consulta especializada para profundizar en el tema.

Otro aspecto que genera cierta angustia en los padres gays con hijos es cómo los va a tratar el mundo exterior. En este caso, la especialista insiste en el tema de la preparación. “Los hijos de parejas homosexuales aprenden a tener una tolerancia más amplia, cuando han sido preparados en su casa, porque ya saben lo que se les viene y ellos son niños que tienen un mejor manejo de altos niveles de angustia. Cuando sucede lo contrario, y no son educados para esto, son niños que se hacen muy débiles, especialmente, ante su grupo escolar o social. Porque no tienen herramientas de defensa”, puntualiza.

La prudencia es otra de las claves para manejar la situación después de la confesión. Se recomienda darle el espacio necesario al hijo o a la madre para que analicen la situación y buscarlos después de un tiempo, no muy prolongado, para despejar dudas. “No hay que apresurar las cosas ni buscar acercamientos bajo presión. Cuando ese día llegue, lo importante es hacerles conocer a los hijos que siempre serán sus padres y que estarán prestos a ayudarles en lo que puedan”.

Pero ¿qué tanto puede afectar esta confesión a un hijo? La psicóloga asegura que todo depende de la crianza y el entorno en el que se desenvuelve esa familia.

“El rechazo, las burlas y la vergüenza juegan un papel importante en la lista de problemas que pueden suscitarse con la revelación”.

Nina Castillo, de 20 años, es la hija de Germán. Luego de la confesión de su padre no entendía por qué se había distanciado de su madre hasta cuando fue creciendo. “Cuando entendí lo que había pasado y de qué se trataba me dio mucho coraje. Fui muy grosera con él y lo hacía sentir mal. Mi mamá siempre me decía que pese a todo tenía que perdonarle y quererlo porque él seguirá siendo mi padre. Fue bastante difícil para mí aceptarlo”. Nina sentía vergüenza de la situación por lo que nunca se lo contó a ningún compañero de clases. “Siempre que me preguntaban por mis padres yo decía que seguían juntos y que eran muy felices. Me negaba a mí misma que eso estuviera ocurriendo hasta que con el tiempo pude aceptarlo y ahora tenemos una relación sólida”.

Pero no todos los casos son iguales. Marcos Romero tiene 19 años y su padre es gay. Para él aún sigue siendo traumática la visita que le hizo a su progenitor en Manabí y descubrió que él y su ‘compadre’ eran más que eso.

Asegura que su compadre estuvo presente toda la vida y su padre nunca fue capaz de confesarlo. “Si él hubiese descubierto su homosexualidad mucho después de casado creo que no sería tan malo como haberse casado con mi mamá sabiendo que lo era”. Luz Jaime aconseja a los hijos buscar un diálogo abierto con su padre. “Sé que es muy duro, pero a veces hay que ponerse en los zapatos del otro. Hay que tener presente que todos los seres humanos tienen derecho a ser felices a su manera”.

En familia

Demuéstreles su amor incondicional. Hágale saber a sus hijos que pase lo que pase, siempre los amará.

Diviértanse juntos. Busquen actividades que disfruten en compañía. Procure reservar tiempo para sus hijos.

Hable con sus hijos. Sea compresivo y sincero con ellos. Esto es lo más importante de todo.

Recuérdeles que todas las familias tienen problemas. Una forma de fortalecer los lazos familiares es buscar modos positivos para hablar y solucionar los problemas.

Busque otras familias como la suya. Sus hijos podrían beneficiarse si conocen a otros niños que tengan padres homosexuales o lesbianas. Es posible que encuentre un grupo local de familias.

Famosos

Muchos artistas vivieron historias similares

Remembering the Artist: así se llama el documental el que el actor Robert De Niro viene presentando desde noviembre del año pasado en varias ciudades de Estados Unidos. En este trata de mostrar la vida de su padre, un pintor que nunca saboreó las mieles del éxito como tal y de cómo vivió su homosexualidad.

Los padres del actor de Taxi Driver se separaron cuando él apenas tenía 3 años, pero vivían separados apenas por 3 cuadras en un barrio neoyorquino. “Mi padre vivió una vida de apariencias y presiones sociales hasta que no pudo más. Salió del armario y vivió discretamente sus pasiones, y en ese camino nunca descuidó su trabajo y siempre puso a mi alcance todo lo necesario para ser lo que soy ahora. Quiero que mis hijos se sientan orgullosos de su abuelo”, comentó a De Niro a The Hollywood Reporter.

Pero De Niro no ha sido el único famoso criado por un padre homosexual. El actor Josh Hutcherson de Los Juegos del Hambre fue criado por sus tíos homosexuales, mientras su madre pasaba largas temporadas viajando por su actividad comercial.

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