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Las tías del siglo XXI están a gusto con su rol

Las tías del siglo XXI están a gusto con su rol
31 de mayo de 2015 - 00:00 - Andrea Rodríguez Burbano

Quién te quiere más, tu mamá o tu tía? Quizá, en la época en que las mamás y las tías estaban ocupadas por atender a sus propios hijos, sin preocuparse por guaguas ‘ajenos’ esta pregunta habría parecido impertinente, pero ahora tal vez no.

Cada vez hay más tías que postergan la maternidad o que renunciaron a ella y que hoy han volcado todo su afecto hacia sus sobrinos. Los aman tanto que, en principio, parece que ellas los hubieran traído al mundo.

Cuando no son sus sobrinos son los hijos de sus más cercanas amigas.

Muchas de ellas son profesionales e independientes. Por lo general, viven solas y tienen su propio auto. Se las conoce como Profesional Aunt-no- kids (Pank), por sus siglas en inglés, lo que en español se traduce como tías profesionales sin hijos. La mayoría son mujeres con el tiempo, las ganas y el dinero necesario para complacer en todo a sus sobrinos. Son las supertías modernas y encantadoras que, según los psicólogos son capaces de dedicar horas a los sobrinos o sobrinas que incluso se parecen físicamente a ellas.

Si no los llevan al cine, les compran ropa, los llevan de viaje un fin de semana y, en ocasiones, les organizan las fiestas de cumpleaños. Aman tanto a sus sobrinos que incluso se convierten en sus confidentes y cuando sus padres los regañan, son ellas quienes los defienden. El acrónimo Panks fue acuñado por la canadiense Melanie Notkin, en 2007, para definir un nuevo tipo de mujer que no tiene hijos por decisión propia o porque no puede, pero sí está interesada en mimar a sus sobrinos como si fueran suyos.

En una entrevista para un medio estadounidense Notkin dijo: “No hay ninguna obligación, pero lo hacemos como un regalo”. Esta neoyorquina asegura, además, que las familias modernas necesitan ayuda, porque no siempre tienen a quién acudir cuando tienen una reunión laboral o un compromiso social y sus hijos se quedan solos. En estos casos, una tía es capaz de dar tiempo de calidad a estos niños”.

María Amparo Quiñonez tiene 6 sobrinos y los quiere a todos por igual. Desde que nacieron, los ha visto crecer y se encariñó con ellos.

“Cuando aún no tienes hijos, ellos son la primera lección de cómo cuidar niños, de cómo cambiarles el pañal, hacerlos dormir. Llega a convertirse en un amor incondicional, porque a pesar de tener a sus padres, cuando te los encargan, tratas de cuidarlos de la misma manera que lo harían ellos y tal vez con algo más de mimos”. María Amparo cuenta que cada vez que viaja, compra un obsequio para cada uno de ellos.

“Me ven como una hermana y, al mismo tiempo como su tía. A veces los malcrío, pero también los corrijo”. Se confiesa, además, como una tía querendona. Con sus sobrinos mayores —comenta— comparte diferentes gustos. Ha cantado junto a ellos e incluso han tocado diferentes instrumentos musicales. “Me encanta poder abrazarlos y ver sus logros; contarles mis cosas y que sean confidentes”. En ocasiones, también les pide su opinión sobre la ropa que usa.

“A veces, ellos deciden qué me queda mejor y que no. Son lo máximo”. Tiene 2 sobrinas y 4 sobrinos. Con ellas se pintan las uñas, se peinan e incluso organizan ‘noche de chicas’, con los varones acostumbra ver los partidos de fútbol.

La participación activa en la vida de los sobrinos depende de los vínculos que las tías establecen con sus padres. Sobre este aspecto, María Amparo dice que las tías pueden imponer disciplina a los sobrinos, sobre todo, si los padres la apoyan.

Dalia Montalvo, periodista, también es una tía entregada a sus 7 sobrinos. “Si bien no los llevé 9 meses en mi vientre, los conozco desde que estaban en las barrigas de sus mamás”. Incluso participó en la elección de sus nombres.

En sus tiempos libres, suele llevarlos a la playa o a cualquier otra ciudad del país adonde viaja.

Su primera sobrina, Carly, nació cuando Dalia tenía 20 años. Aún estudiaba en la universidad, así que su sobrina —como ella dice— se convirtió en su “muñeca con vida”.

Hoy Carly tiene 20 años. La menor de sus sobrinas, Guiliana, de 4 años, incluso se queda a dormir con ella.

La recoge de la guardería y pasa la tarde junto a ella. “No solo vamos de compras, también jugamos en el parque o la casa con los juguetes”.

Los consiente tanto que en la época navideña los acompaña a que escojan sus regalos. Todos los obsequios deben tener el mismo precio para evitar que haya conflictos entre ellos. El dinero para comprar estos regalos sale de su bolsillo.

Ella también premia sus buenas calificaciones.

A Guiliana la más pequeña, le organizó una fiesta temática por su cumpleaños. A los mayores (Carly de 20 y David de 17) les regaló teléfonos celulares de última generación, al igual que tabletas, siempre como un reconocimiento a sus buenas calificaciones. Cuando están conmigo son educados y comen todo. Así como soy una tía amorosa, también les exijo buenos modales.

Más de una vez ha mantenido largas conversaciones con sus sobrinos para hablar de temas ‘serios’, como el bullying, los enamorados e incluso sobre la sexualidad. Le cuentan sus problemas y todo se mantiene en secreto. Si ella llegara a contarles a sus padres lo conversado en estas reuniones, perdería su confianza.

Admite sin tapujos que ella se considera “orgullosamente” una tía profesional sin hijos (Pank). Aunque siempre está tentada a consentirlos, en ocasiones, ha impuesto la disciplina, incluso frente a sus padres. Por ahora, nadie se ha quejado de que les llame la atención cuando se compartan mal.

Con sus sobrinos también ha compartido su gusto por ayudar a los demás. “Hasta la Navidad de 2012 hacíamos trabajo social en asilos de ancianos y orfanatos. Obsequiábamos juguetes, ropa y comida”.

La mayoría de estas supertías son mujeres llenas de vitalidad, pero sobre todo, con los suficientes ingresos para garantizar la diversión de sus sobrinas y sobrinos. Según un artículo publicado en The New York Times, hay muchas empresas de marketing que consideran a las Panks como un segmento del mercado muy atractivo, al que van orientadas las promociones y ofertas que alientan el consumo de productos para niños y niñas.

Sobre la dedicación que las tías prodigan a sus sobrinos, la escritora estadounidense Elizabeth Gilbert dedicó el libro Comprometido, donde se refiere a este grupo de mujeres como la “brigada de las tías”, del cual ella también forma parte.

Aunque asume que este rol brinda la oportunidad de disfrutar del cariño infinito de los sobrinos y sobrinas sin ejercer la responsabilidad de una madre o un padre, también subraya que estas tías comparten una misión más trascendente: la de ser un sostén afectivo tanto para las madres en su crianza como para los niños en su crecimiento. “Es como si, como especie, los humanos necesitáramos una gran cantidad de mujeres responsables y compasivas sin hijos, que estén disponibles para apoyar a la comunidad en general de varias maneras. Mi trabajo es tan solo malcriar y disfrutar de mi sobrina, sino también el de ser una tía a disposición del mundo”, reflexiona.

Tiempo de calidad

Al no vivir con sus sobrinos, las tías buscan brindarles tiempo de calidad. Aunque pasen con ellos solo media hora o más, buscan aprovechar al máximo cada minuto con ellos.

Juegan videojuegos, dejan a sus sobrinas en las fiestas, las recogen del colegio, las llevan de shopping. Susana Herrera, de 29 años, confiesa que es una tía a tiempo completo, porque los padres de sus sobrinos son tan ocupados y viajan tanto por motivos laborales, que ella ha asumido prácticamente el rol de una madre. Aunque ella también trabaja en un local, ubicado en un centro comercial, organiza su tiempo para ayudar a sus sobrinos en las tareas de la escuela. Ambos cursan los primeros años de primaria y necesitan la supervisión de un adulto. Está tan pendiente de ellos que los llama por teléfono para saber cuántos deberes tienen.

Su hermana, la madre de los niños, está consciente del apoyo que ella les brinda y, con frecuencia, se ponen de acuerdo para organizarse con ellos. “A veces mi hermana me pide que les caliente la comida para la merienda o que les ayude a hacer las maletas del colegio”.

Su colaboración hasta ahora es bienvenida y no han tenido conflictos por ello. Para sus sobrinos no hay mejor plan que pasar un domingo tarde con ella. La visita a su departamento se traduce en una tarde de cine, ir a la pizzería favorita o de compras al centro comercial. Mientras el apoyo de las tías constituya un aporte al desarrollo de los sobrinos, no hay porqué pensar que su comportamiento es inadecuado.

Los conflictos surgen cuando ellas intentan convertirse en la figura ‘ideal’ para sus sobrinos y no establecen ningún límite.

El rol demasiado complaciente es el que puede desatar un problema. Hay quienes consideran que la tía y los padres deben ser aliados.

Carolina Espinosa, psicóloga clínica y directora del Centro Psicoterapéutico Ansuz, explica que si bien hay muchos casos de tías que están dedicadas a complacer a sus sobrinos, es un fenómeno que ha cobrado mayor fuerza en Estados Unidos y otros países desarrollados, donde muchas mujeres han decidido posponer su maternidad.

Además, sostiene que la figura de una tía siempre será importante en el entorno familiar. “Las tías se vincularán de una manera diferente a la madre, porque esta última tiene depositados sobre su hijo muchos deseos inconscientes, temores y expectativas y en función de eso se relacionan con ellos. Las tías —precisa— no se relacionan de la misma forma de los sobrinos, porque es un vínculo que no espera demasiado de ellos. Cuando están con ellos, solo disfrutan de su compañía sin exigir mucho más.

“Los padres al tratar de guiarlos pueden cuestionarlos y, en algunos casos, no permiten que se puedan expresar libremente. Si esto ocurre, ellos sentirán que no pueden contarles todo a sus padres y que para eso está la tía que, lejos de juzgarlos, los entenderá e incluso los ayudará a resolver algún conflicto”. La especialista indica que, a nivel inconsciente, muchas tías resuelven su deseo de ser madres, cuando están con sus sobrinos. “Este vínculo que mantienen con ellos las sostiene desde el punto de vista afectivo”.

Paola Erazo, psicóloga clínica, considera que el apoyo y el amor que brindan las tías siempre será valioso mientras ellas no interfieran en la formación que dan los padres a sus hijos. “Sí las tías quieren imponer también sus normas, entonces seguramente habrá conflictos”.

Advierte, además, que hay tías tan complacientes que cuando los padres niegan algún ‘capricho’ a sus hijos, ellas se encargan, por lo general de manera silenciosa, de atender todas sus demandas.

“La tía, por lo general, es siempre la buena, la chévere, porque no fija límites y tampoco impone normas”, precisa la psicóloga, quien señala, además, que cada vez hay más mujeres que están volcadas a atender a sus sobrinos, porque no fueron madres.

“Hay muchas mujeres que sienten el deseo de ser madres, cuando su época fértil ya pasó, entonces ven a sus sobrinos como si fueran sus propios hijos. Otras, simplemente no quieren ser madres, por la responsabilidad que representa, así que deciden dedicarse por entero a sus profesiones y, por supuesto, a los hijos o hijas de sus hermanos. Hay muchos psicólogos que aseguran que los sobrinos son una extensión de los hermanos.

Por eso, insisten en que el tipo de relación entre los hermanos determina el vínculo que las tías solteras establecen con sus sobrinos.

Si la relación entre los hermanos es buena, el beneficio que las tías aportan a la pareja con hijos es invalorable, señala un artículo del diario El Clarín.

“Las tías no competimos con los padres por el cariño de ellos, simplemente buscamos ayudarlos”, comenta Susana Herrera, una tía que asumió su rol con el mayor de los gustos. “Ellos llenan mi vida”.

Una legión

Melanie Notkin, quien acuñó el término Pank, fundó SavvyAuntie.com, una plataforma con ideas y consejos dirigidos solo para tías. Desde entonces, Notkin ha escrito 2 best sellers sobre el tema y ha aparecido en diarios y programas de TV.

Notkin está convencida que las Pank se caracterizan por incentivar los consumos hedonistas de sus sobrinos y, en especial, por atender sus demandas educativas o culturales.

Según un estudio de Notkin, las mujeres estadounidenses que tienen sobrinos, invierten cerca de $ 9.000 millones al año en ellos.

Susana Herrera dice que sus sobrinos, todos varones, la sensibilizan y la ponen en permanente contacto con el mundo infantil de una forma diferente. Espera ser madre algún día.

‘Alcahuetas’

La Tía Tula crió a sus sobrinos como si fueran sus hijos

En la literatura hay muchos casos de tías que entregan su vida a sus sobrinos. Así, por ejemplo, en la novela de 1921, La tía Tula, esta renuncia al matrimonio, juega de Celestina de su hermana Rosa y de Ramiro y desde su irrenunciable soltería se convierte en la madre de sus 3 sobrinos cuando muere su hermana. Una obra que incluso se convirtió en película es Viajes con mi tía, del inglés Graham Greene, quien narra una trágica historia sobre los periplos alrededor del mundo de la tía Augusta, de 75 años, y su sobrino, Henry Pulling.

En realidad, las tías modernas mantienen lazos muy estrechos con sus sobrinos. Son alcahuetas y, gracias a su alto poder adquisitivo, son capaces de solventar los caprichos de los pequeños, además de servir como un apoyo afectivo. No se trata de un tema netamente económico.

A diferencias de las tías tradicionales, las actuales son sofisticadas y cosmopolitas. “No tienen nada que ver con la solterona por la que solías sentir pena”, explica Melanie Notkin, la ejecutiva canadiense que acuñó el acrónimo de Pank en 2008. Pero las Pank no son una moda pasajera; son consideradas una auténtica legión. Con una media de edad de 36 años, la mitad nunca ha estado casada y tiene trabajos absorbentes.

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