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El Telégrafo
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“Nunca se pidió favores a la Embajada de Estados Unidos”

“Nunca se pidió favores a la Embajada de Estados Unidos”
25 de abril de 2013 - 00:00

25-4-13-act-Carlos-EsterellaCarlos Estarellas Merino, subsecretario de Gobierno en el régimen de Guillermo Rodríguez Lara, nos recibe en su oficina, pero de plano rechaza que él haya hecho directamente alguna gestión ante la Embajada de Estados Unidos cuando fue funcionario en esa época. “Me llamó la atención el dato del periódico en que hacía referencia a un cable del embajador de Estados Unidos y que decía que yo lo fui a visitar; eso es falso”, dice.

Esto pese a que un documento del Departamento de Estado filtrado por WikiLeaks cuenta que en 1974 Estarellas mantuvo contacto telefónico con el entonces embajador de Estados Unidos, Robert C. Brewster, para pedirle que interpusiera sus buenos oficios para agilizar el trámite de entrega de gases lacrimógenos adquiridos por el Gobierno ecuatoriano.

Los cables de WikiLeaks señalan que tuvo contactos con la Embajada de Estados Unidos para gestionar esa importación...
Nunca visité el Consulado ni la Embajada de los Estados Unidos, porque un funcionario público no tiene por qué ir a pedir audiencia.     

¿Sostuvo una conversación telefónica con el Embajador?
Ni lo recuerdo, ni siquiera me acuerdo del nombre de ese embajador.

Los cables señalan que era una práctica en esa época que ciertos funcionarios hicieran lobby ante la Embajada de Estados Unidos?
Eso está mal antes, ahora y en el futuro, porque no tienen por qué pedir favores.          

¿Eran frecuentes esas visitas?
Que yo conozca no, pero después sí he conocido de personas que van y piden favores. Eso es incorrecto.

¿En el gobierno no hubo esa especie de dependencia?
No creo, no creo.

Documentos del Departamento de Estado señalan que hubo autoridades  que hicieron peticiones hasta particulares...        
Que yo sepa, no; mire, lo que pasa es que debajo de un puente pueden pasar muchísimas aguas, pero las que yo conozco nunca pidieron favores especiales.

Como subsecretario, ¿qué situación difícil afrontó?
En esa época hubo algunas huelgas de trabajadores, de estudiantes; recuerdo una que paralizó prácticamente al país y la organizó  la UNE. Recuerdo también algunos conatos de los transportistas.

¿Hubo una muerte, la de Rosa Paredes, durante la huelga?
Ella no era docente, era estudiante; parece que le impactó un tarro o algo parecido  y le pegó en la frente.

¿Y se exacerbaron los ánimos?
Hubo una huelga nacional, hecha por la UNE, y por supuesto convergieron otros intereses políticos.

¿Qué intereses?
Se unieron distintos partidos con intereses que siempre convergen, es como ahora: si hay una acción contra el gobierno, aparece gente que  ayuda y eso es normal.

¿La relación con Estados Unidos se puso tensa por la llamada Guerra del Atún?
Le voy a explicar para que comprenda mejor (dibuja en un papel una especie de mapa del continente americano en el que señala la riqueza ictiológica de nuestros mares). Cuando termina la Segunda Guerra Mundial queda una enorme cantidad de armamento, como por ejemplo barcos recién salidos de fábrica, pero que ya no se necesitaban. Estados Unidos los vende mucho más baratos. En California, unos pescadores compraron botes y los barcos los adecuaron, de modo que organizaron una flota que comenzó a pescar en aguas ecuatorianas. Nosotros, como Chile y Perú, no podíamos hacer nada porque se decía que el mar territorial tenía solo doce millas marinas.

¿Cuándo empieza el problema?
Con la Declaración de Santiago en 1952. Perú, Chile y Ecuador declaramos zona patrimonial 200 millas marinas y quien venía para acá tenía que pagar; ellos no querían eso, así que comenzamos a meterlos presos. Esa fue  la famosa Guerra del Atún.

¿Cómo se solucionó? Estados Unidos siempre responde cuando considera que se están afectando sus intereses...
Así es, eso es lo que se llama el cabildeo, en Estados Unidos hay instituciones dedicadas a eso.

¿A cambio de qué se solucionó el problema?
¡A cambio de nada! El problema es que somos muy cicateros con nosotros mismos; fue un triunfo que Estados Unidos haya aceptado.  

¿Pero hubo algo a cambio?
No, y si lo hubo debió haber sido por algún funcionario tonto.       

¿Entonces hubo autoridades que en algún momento cedieron?
Vea: una cosa es la negociación y otra es el desdoblamiento, pero, si por comprar algo recibo dinero eso es un delito, y si es por un favor recibido también es deshonesto.   

¿Cómo cataloga a esa década en lo interno y en lo internacional?
De aciertos y algunos desaciertos, no hay gobierno perfecto, porque el ser humano es imperfecto, entonces decir que un gobierno fue extraordinario o que fracasó es una mentira histórica; la historia tiene que ser veraz, imparcial y ponderada.

VIDEO DE LA ENTREVISTA A CARLOS ESTARELLAS MERINO

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