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¿Es saludable que mi hijo coma todo el día?
Es común observar a adultos encontrar alivio a sus preocupaciones en la comida. Sucede exactamente lo mismo en los niños. Muchos de ellos, después de ingerir el desayuno, el almuerzo o la merienda, enseguida piensan en cuál será el siguiente platillo que se servirán, comen de forma impulsiva y muy rápido, no se detienen aun cuando deberían ya estar llenos, y devoran cantidades muy grandes para su edad. Parecería que sus estómagos son tan grandes que nunca sacian su hambre. Cuando un niño piensa solo en comida o quiere ingerir cualquier alimento en lapsos cortos de tiempo, es porque sufre de ansiedad.
¿Por qué un niño puede sufrir de ansiedad?
Pueden ser factores familiares como divorcios u hogares disfuncionales, presiones escolares, problemas afectivos, estrés emocional, presiones de su entorno social, por ejemplo, sus amistades. Las mismas causas que les dan ansiedad a los adultos, les puede afectar a los niños.
¿Cuáles son las consecuencias de un niño que coma por ansiedad?
Lo primero que aparece es el sobrepeso. Dependiendo del tipo de alimentación que el niño consuma puede tener problemas de colesterol, elevados niveles de triglicéridos, etc.
¿Cómo controlar esa ansiedad?
Los padres son los encargados de educar y controlar los gustos culinarios del niño. Se recomienda que los niños coman frutas entre comidas. Las galletas no son aconsejables para calmar el hambre, enséñale desde pequeño a ingerir alimentos saludables. También es muy positivo que beba agua para que su boca esté bien salivada, esto ayudará a que calme su ansiedad.
¿Cuál es la alimentación correcta para un niño?
Las 3 comidas básicas deben ser suficientes. Debe mantener horarios fijos de comida. Los alimentos deben saludables, no muy cargados de grasa. Las cosas dulces y grasosas les provocan ansiedad.
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