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“Jennifer Aniston” destruyó las ilusiones de un británico tras estafarlo
La historia de Paul Davis, residente de Southampton, Reino Unido, se ha convertido en un caso emblemático de cómo la inteligencia artificial puede ser utilizada para engañar, manipular y vulnerar a personas emocionalmente frágiles. Según relató el propio Davis al diario The Sun, recibió durante meses mensajes, imágenes, videos y audios aparentemente enviados por la reconocida actriz Jennifer Aniston.
En los archivos audiovisuales, la supuesta actriz le enviaba saludos afectuosos, declaraba su amor y hasta sostenía carteles personalizados. La verosimilitud del material, generado con herramientas de IA, incluía una supuesta licencia de conducir de la celebridad y audios que imitaban con precisión su voz. Así, Davis fue envuelto en una narrativa emocional cuidadosamente construida.
“Me enviaron videos falsos de Jennifer Aniston diciendo que me ama y pidiéndome dinero. Me lo creí y pagué”, confesó Davis. El punto de quiebre se dio cuando la falsa "Jennifer" le pidió ayuda para pagar una factura de Apple, y él accedió a comprar tarjetas de regalo por aproximadamente 270 dólares.
Pero la estafa fue más allá. Durante el proceso, Davis también recibió mensajes de supuestos Elon Musk y Mark Zuckerberg, como parte de una estrategia de acoso múltiple destinada a reforzar la ilusión y desgastar su capacidad de reacción. La presión fue constante y diseñada para generar dependencia emocional.
Aunque el monto económico no fue elevado, las consecuencias personales fueron devastadoras. Davis, desempleado y sin una red de apoyo cercana, se sintió avergonzado, decepcionado y psicológicamente afectado. Admitió que ya había sido blanco de estafas digitales anteriormente, pero la sofisticación de esta, potenciada por la IA, superó todos sus filtros de precaución.
El caso pone en evidencia un fenómeno creciente: el uso de inteligencia artificial para crear estafas altamente creíbles y emocionalmente persuasivas. Expertos en ciberseguridad han advertido que este tipo de manipulación digital seguirá aumentando, y que muchas víctimas podrían no denunciar estos hechos por vergüenza o miedo al juicio social.
Paul Davis espera que su experiencia sirva como advertencia. “Ahora desconfío de cualquier mensaje extraño. Nadie está exento, sobre todo si está solo y necesita afecto”, reflexionó.
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— El Telégrafo Ecuador (@el_telegrafo) July 4, 2025