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Le extirparon 13 órganos tras intoxicarse en una cena laboral
Una cena laboral cambió la vida de Rebecca Hind, una mujer británica de 39 años, a la que le extirparon 13 órganos. Todo apuntaba a una supuesta intoxicación alimentaria, pero tras exámenes recibió un diagnóstico devastador.
La pesadilla comenzó en diciembre de 2018, cuando, tras la comida de fin de año con sus compañeros de oficina, varios presentaron malestar estomacal. Mientras los demás se recuperaron rápidamente, Rebecca continuó enferma durante semanas. A pesar de múltiples tratamientos con antibióticos, su estado no mejoraba. Finalmente, una tomografía reveló masas anormales en su abdomen.
El diagnóstico fue demoledor: pseudomixoma peritoneal (PMP), un tipo de cáncer raro e incurable conocido como “panza de gelatina”.
El cáncer, que afecta aproximadamente a una persona entre un millón, se había diseminado por su cavidad abdominal, adhiriéndose a órganos y formando tumores sólidos. En un intento desesperado por frenar la enfermedad, Rebecca fue sometida a dos complejas cirugías en las que le extirparon 13 órganos afectados.
“Me sometí a una menopausia quirúrgica a los 35 años. Fue una agresión total al cuerpo”, relató la paciente al medio británico The Sun. La recuperación fue larga y difícil, con hospitalizaciones recurrentes y la necesidad de tomar hasta 60 medicamentos diarios.
A pesar del esfuerzo médico, los tumores reaparecieron. Los especialistas le comunicaron que el cáncer era incurable. “Ahora solo intento seguir adelante con mi vida y disfrutar cada día”, confesó Rebecca, quien vive bajo una estricta dieta y depende de suplementos nutricionales y soluciones de electrolitos para mantener su organismo funcionando.
El PMP, según los expertos, suele iniciarse en el apéndice y se caracteriza por la acumulación de mucina en el abdomen, lo que provoca un aumento del volumen abdominal, popularmente descrito como “panza de gelatina”. Sus síntomas iniciales son difíciles de detectar: distensión abdominal, hernias, dolor pélvico o pérdida de apetito.
El caso de Rebecca Hind pone de relieve la importancia del diagnóstico oportuno y la necesidad de investigar más sobre enfermedades poco comunes que suelen pasar desapercibidas hasta que es demasiado tarde.