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Shrek, Fiona y Burro fueron los invitados de lujo en la fiesta de Danzas Jazz

En agosto de 1988 un joven llamado José Miguel Salem cambió la manera de hacer teatro en Guayaquil. Lo hizo desde las tablas del Centro de Arte -que también abría sus puertas por primera vez- con el musical ‘Una noche en Broadway’.

De eso ya han pasado 25 años y aquel joven se convirtió en todo un “señor de las tablas”, ya que durante estos años -y de manera ininterrumpida- ha traído al país los espectáculos más importantes de Broadway y siempre los ha montado con artistas nacionales.

El sábado pasado Salem, fundador de la escuela DanzasJazz, “tiró la casa por la ventana” para celebrar su cuarto de siglo de carrera artística.

Lo hizo con ‘Shrek, el musical’, una obra inspirada en la saga de la película de animación digital del mismo nombre (2001), dirigida por Andrew Adamson y Vicky Jenson, quienes se basaron en el libro infantil ilustrado Shrek!, de William Steig (1990).

Para este espectáculo Salem puso sobre el escenario a 30 personajes, entre actores, bailarines y cantantes, liderados por Luis Ernesto Pérez (Shrek), Nicole Rubira (Fiona) y Danilo Estévez, quien interpretó a Burro. También aparecieron Patricio López (Lord Farquad), Gardenia Delgado (hada madrina), Ivonne Hidalgo (bruja mala del oeste) y Maravila Ortega (Gingy).

La historia es la que todos conocen o al menos, quienes han tenido la oportunidad de ver las secuelas del filme de Dreamworks.

Un día en los alrededores del pueblo de “Muy, muy lejano”, el protagonista de esta historia se da cuenta de que varios personajes de cuentos de hadas han invadido su hogar. Todos ellos fueron puestos en ese lugar por el malvado Lord Farquad.

En su camino conoce a un burro que habla, y juntos deciden ir a ver a Farquad para que desocupe su pantano. Lord Farquad les dice que lo hará pero sólo con una condición: traerle a la princesa Fiona, rescatándola de un castillo rodeado de lava ardiente y custodiado por una dragona.

Shrek acepta el trato y parte con burro a la búsqueda de la princesa. Al llegar al castillo, burro es el encargado de distraer a la dragona, quien se enamora de él. Shrek logra rescatar a la princesa y huyen dejando a la dragona triste.

En el camino de regreso, Fiona y Shrek comienzan una amistad. Una noche, burro va a ver a la princesa pero encuentra a una ogresa. Él la confunde con Shrek, pero la ogresa le confiesa que es Fiona con el hechizo que tenía desde niña.

Hablan un rato, le dice que solo el beso de su amor verdadero la haría tomar su verdadera forma y, refiriéndose a ella, comenta que nadie podría amar a una bestia tan repugnante.

Shrek, quien solo había escuchado esto, pensó que ella hablaba de él y desilusionado decide no confesarle su amor.

A la mañana siguiente, cuando Fiona saluda a Shrek, él se muestra enojado e indiferente; ella le pregunta por qué su reacción y él le responde que había escuchado ‘todo’ y que efectivamente nadie podría amar a una bestia tan fea.

El ogro va en busca de Lord Farquad para entregarle a la princesa, quien al conocerlo se sorprende por su corta estatura y arrogante actitud. Shrek recupera las escrituras de su pantano para volver a vivir solo y Fiona acepta casarse con Lord Farquad antes del anochecer.

Shrek regresa a su pantano, burro lo sigue y le comenta que no puede dejar que le quiten a Fiona, que debe luchar por su amor; él le responde que ella no lo quiere, que lo considera una horrible bestia, pero burro le aclara que no es de él de quien estaban hablando.

Shrek se da cuenta del malentendido y decide ir por Fiona. Burro, inesperadamente llama a la dragona y ambos vuelan a la iglesia donde se celebraba la boda. Al llegar, Shrek interrumpe y aclara todo. Lord Farquad, cuando estaba a punto de asesinar a Shrek y a Fiona, llega la dragona, con burro encima, y devora a Farquad. Sin importar las burlas de la gente, ellos se dan el beso de amor verdadero quedando así Fiona transformada en una ogro para siempre.

Para esta historia, Salem trasportó al público a “Muy, muy lejano” con las diferentes escenografías que recrearon a perfección cada lugar en que se desarrollaba la historia, tal como la torre de la princesa, el palacio de Lord Farquad, el pantano del ogro, el bosque y la recámara de la dragona evidenciaron el trabajo impecable que la producción hizo para el deleite de los espectadores.

La dragona de gran tamaño -muy similar a los monigotes y muñecos con los que se adornan los carros alegóricos- sorprendió a todos los presentes que llenaron casi por completo las localidades. La agilidad con la que bailarines la desplazaron por todo el escenario demostró las largas horas de ensayo para esta fiesta.
Los juegos de luces, el vestuario apegado a la trama y las inconfundible voz de Nicole Rubira enamoraron al público de principio a fin. Destacable también fue la actuación de Danilo Estévez, quien gesticuló a un burro “chavacano” y con dialecto guayaco que robó sonrisas y carcajadas. Luis Ernesto Pérez interpretó a un Shrek muy apegado a los libretos y con escasas libertades para darle un toque de originalidad a su recreación.
Otros de los actores que destacaron fue Patricio López, quien con una voz afeminada, tal como lo requiere su personaje, se robó el protagonismo en cada una de sus escenas, más aún cuando le tocaba cantar.

José Miguel Salem, quien recibió el reconocimiento de la Sociedad Femenina de Cultura por su aporte al teatro en la ciudad, demostró una vez más el porqué es un referente sobre las tablas en Guayaquil, ciudad a la que adentró al jazz, blues, entre otros géneros que actualmente gozan de gran aceptación en nuestro medio.

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