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El Telégrafo
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Y ahora las plantas tuitean

Y ahora las plantas tuitean
03 de enero de 2013 - 00:00

Sus últimos tuits pedían desesperadamente agua: “Water me please! Urgent”. Este mensaje, tecleado desde Toronto (Canadá), se fue repitiendo en la cuenta de Twitter de @pothos cada vez con más urgencia.

Sin embargo, en el frío mundo de las comunicaciones telemáticas, ninguno de los 3.969 seguidores de pothos le auxilió y un día, de repente, los tuits cesaron para siempre.

La historia no es dramática como parece porque pothos es una Botanicalls, es decir, una planta que gracias a la inteligencia artificial y las placas Arduino ha adquirido capacidades más propias de los humanos como chatear, enviar tuits, responder preguntas y llamar por teléfono.

Su creación constituye un notable avance en las relaciones entre hombres y vegetales, tal y como ratifica la adquisición por parte del Museo de Arte Moderno de Nueva York (MoMA) de una Botanicalls para su colección permanente.

La planta, que se conservará en la sección de diseño junto a las sillas de Eames y el bolígrafo Bic, es un trabajo que han ido desarrollando desde 2006 tres diseñadores especializados en proyectos interactivos, que plantean nuevas relaciones entre los hombres y las cosas, Rob Faludi, Kate Hartman y Kati London, con la colaboración de la artista Rebecca Bray.

Su funcionalidad básica, que permite a las plantas domésticas pedir agua a sus descuidados dueños, ha sido convertida en SparkFun Electronics en un kit DIY (do it yourself).

De ese modo cualquiera que tenga un enchufe eléctrico y una conexión a Internet podrá convertir su callada planta de interior en una marchosa planta tuitera. Naturalmente es posible personalizar el perfil, así como los mensajes.

La planta programada por Welovecode cuenta con unas tablas de frases compuestas por tres elementos que se forman en respuesta a su estado físico. “Nuestra planta tiene una conversación positiva y optimista si ha sido regada, tiene mucha luz y una buena temperatura, en cambio si se le deja sin agua o en la oscuridad sus frases son cada vez más tristes, negativas y nerviosas”, explica Román Torre.

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