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El filme se basa en las novelas gráficas de frank miller

Vuelven las batallas épicas de ‘300’ después de 7 años

Sullivan Stapleton interpreta a Temístocles, el nuevo héroe, tras la muerte de Leonidas (que interpretó Gerard Buttler en 2007) en la primera parte. Con él actúan Rodrigo Santoro, Eva Green y Lena Headey.
Sullivan Stapleton interpreta a Temístocles, el nuevo héroe, tras la muerte de Leonidas (que interpretó Gerard Buttler en 2007) en la primera parte. Con él actúan Rodrigo Santoro, Eva Green y Lena Headey.
07 de marzo de 2014 - 00:00 - Redacción Guayaquil

La nueva de 300 (‘Rise of an empire’ o ‘El origen de un nuevo imperio’ para Latinoamérica) tiene dos inicios: uno es en el mismo lugar donde terminó la primera, con los griegos contraatacando al ejército persa, luego de la batalla de Termópilas, y la dilatada derrota del ejército de Leonidas (interpretado en la película anterior de 2006 por Gerard Butler).

El otro comienzo se remonta a la primera guerra entre persas y griegos, cuando Jerjes (encarnado por el brasileño Rodrigo Santoro) pasa de ser un simple humano a ser el dios con piercings y voz gruesa que el espectador conoce.

Como responsable de esta metamorfosis, que plantea el director Noam Murro para esta secuela, que llega hoy a las pantallas ecuatorianas, parece Artemisia (Eva Green), una guerrera que también será una de las artífices de la invasión persa a Grecia. También es esencial la presencia de Sullivan Stapleton como Temístocles.

No todo el mundo estaba convencido de que Noam Murro (director) cuyo único trabajo previo como director era la comedia ‘Smart People (Gente inteligente)’, pudiera ser capaz de encargarse de un proyecto tan ambicioso como la secuela de ‘300’. Más bien fue escogido por Zack Snyder, quien dirigió la primera película, basada en la novela gráfica de Frank Miller.

El guion, escrito por el mismo Snyder, quien con eso no se aleja de la producción, mantiene una estructura bastante similar a su antecesora con declamaciones heroicas entretejidos, con secuencias vertiginosas de lucha.

A nivel enunciativo, la insistencia que hacían los guerreros griegos con la defensa de la democracia y la libertad en la primera cinta reaparece en esta secuela.

No pasan más de siete minutos sin que alguno de los griegos se ponga a insistir con ese tema. Pese a eso, el filme consigue mantener un ritmo sostenido y no se empantana en ningún momento, a través de sus luchas.

Por tierra, por agua y hasta por el aire los griegos se mueven como se supone que debe presentarse un filme épico, para recordar uno: ‘Braveheart’ (Corazón valiente, 1995) con el enfrentamiento de los escoceses contra los ingleses, ya sea guiado por William Wallace (Mel Giblson) o Robert Bruce (Angus McFadyen).

El trabajo de producción que se aprecia en las secuencias de guerra, magnificado por el 3D, es hipnotizante. Fusiona la potencia de las luchas de Gladiador (también 1995) y el vértigo pop del cómic de Miller.

No obstante, y como suele pasar, la mayor fortaleza es también el punto débil de la película: las imágenes de la guerra son tan desmesuradas que podrían caer en la incredulidad (depende el punto de vista del espectador), casi al filo de la auto parodia involuntaria.

Una fórmula que muchas veces funciona en los filmes es la de combinar el humor con la acción para evitar la monotonía.

Quizás fue la tarea más difícil para Snyder, quien a estas alturas está más inmerso en lo que será la película que unirá a Superman y Batman. Pero ese es otro tema.

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