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Una voz para dos épocas que no olvidan los rockeros

Una voz para dos épocas que no olvidan los rockeros
llustración: Bena / El Telégrafo
28 de octubre de 2016 - 00:00 - Henry Andrade J.

James Hetfield. Vocalista
Su tipo de voz es barítono ligero, es decir, grave y potente en los agudos.
Los grupos que lo influenciaron son: The Beatles, Black Sabbath, UFO, Aerosmith, Motörhead, Queen y Thin Lizzy.
A más de ser el cantante, también es el guitarrista rítmico y autor de la mayoría de las canciones.
Al inicio no preveía ser el cantante del grupo e invitaron a John Bush.

Mañana será la segunda vez que el cantante nacido hace 53 años en Downey, California (EE.UU.), pisará el territorio ecuatoriano. Antes lo hizo en marzo de 2014 en el marco de la gira sudamericana ‘Metallica by Request’. Sin embargo, no fue necesario que llegara continuamente a Quito para que su legado, el cual data de 1981, influyera en vocalistas de bandas de rock nacional.

James Alan Heatfield, de ascendencia alemana, inglesa, irlandesa y escocesa, es considerado por los especialistas como uno de los principales cantantes del mundo en el género conocido como thrash metal. Este último, a diferencia de otros subgéneros del rock heavy metal, se caracteriza por ritmos de guitarra, bajo y batería más rápidos, así como una vocalización muy agresiva.

En Guayaquil, el rubio californiano, ahora de pelo corto (lo usaba largo hasta 1991 cuando apareció el quinto disco llamado Metallica o Black Album), es referente para Érick Álava (Profecía), Ángel Murillo (Alterego), Steve Rivera (Big Jack Band) y Fabrizio Salas (Blasfemia).

El primero de estos intérpretes, y también guitarra líder del grupo guayaquileño, lleva tan enraizado a Heatfield en su carrera de 22 años que decidió crear un grito de guerra similar al del norteamericano.

Así, mientras James ruge un poderoso “Yeaaaaaaaaahhhh!!!”, en las presentaciones en vivo especialmente, Álava (publicista, 46 años) emite un estremecedor “Yaiiiiihhh!!!”, en los shows que da en el país. Este vocalista y guitarrista que tuvo su primer contacto con Metallica cuando tenía 14 años aseguró que fue el disco Master of Puppets el que le cambió la vida como músico.

El creador de Profecía destaca la potente voz de su colega estadounidense. “Heatfield tiene una característica especial en eso. Su tono es intermedio entre lo agresivo y lo normal. Esto hace que el grupo llegue a todos los gustos”.

A criterio de Álava, esa particularidad, a diferencia de otros cantantes de thrash, permite entender a los fans el mensaje que se transmite en las canciones. Murillo (publicista, 30 años) coincide con esa opinión. “No es común en este género donde predominan las voces guturales (sonidos graves similares a los gruñidos).

Este cantante de rock clásico y otros géneros desde su época de estudiante en el colegio Ismael Pérez Pazmiño, de Guayaquil, también quedó impactado por el Master of Puppets. Incluso fue el primer disco que adquirió y el que le generó una especie de ‘adicción’ por las canciones del cuarteto estadounidense.

Ángel, quien estudió canto con uno de los referentes del rock ecuatoriano, como Mike Albornoz, da recitales con diferentes músicos y participa de tributos a grandes grupos. Uno de los últimos fue a INXS, cuyo repertorio incluyó los temas clásicos de los australianos.

Rivera (39 años) compara al fundador de Metallica con vocalistas de otras bandas del mismo género y sostiene que su estilo es único. “La diferencia con el resto es que no necesita aparentar nada. Él le pone poder. Es mucho más que las guitarras y la batería. No pasa a ser otra persona o a interpretar diferente”.

A este intérprete de cabeza rapada fue el tema ‘Blackened’, del disco And Justice for All (cuarto álbum), el que “le alteró los sentidos”. “Tengo que hacerme músico y cantante, eso me planteé al momento de escuchar ese tema”.

Han pasado más de dos décadas desde ese momento y hoy la voz de Big Jack Band tiene en su repertorio 45 canciones de Metallica para ofrecer en las presentaciones. “Para mí fue el inicio de todo”.

Salas (empleado del sector privado, 36 años) adoptó una pose en los escenarios similar a la Heatfield. Es decir, agarra la guitarra y se la coloca un poco más abajo del ombligo a la hora de tocar.

Él no tiene tanta influencia respecto al estilo de canto de James, pero en cambio pondera “ese tono entre melódico y agresivo que mantiene al momento de pararse frente a los escenarios durante casi 3 horas, tiempo que dura un concierto”.

El cambio de estilo

En 1996, con la aparición del disco Load, los seguidores del cuarteto californiano se sintieron decepcionados. El motivo: un sorpresivo cambio de estilo en las canciones y ritmos, que vino acompañado de modificaciones en el look de los músicos.

El pelo largo desapareció en los miembros, así como las camisetas en donde ellos mismos se promocionaban. Eso no pasó desapercibido para Álava, Murillo, Rivera y Salas.

“El grupo cambió el género. El thrash casi desapareció. La propuesta era más suave y bajó la aceleración. Se perdieron detalles, como la agresividad en la batería. Yo me desilusioné”, expresó el cantante de Profecía.

Murillo tiene una visión distinta. “A mi criterio, la banda nunca dejó de ser dura. Maduró en su trabajo. Dejó las letras que hablaban de guerra, de violencia y opresiones. James empezó a componer canciones sentimentales y maduras de los problemas que él pasaba”.

Rivera atribuye ese hecho a una estrategia para no perder mercado en un mundo tan competitivo como es el musical. Salas plantea que la intención fue acaparar otro tipo de público. “Con el Load la banda entró con otro estilo y otra apariencia. Eso me impresionó, pero cuando se deja el sentimiento, uno lo empieza a entender”. (I)

Su influencia en varios vocalistas

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