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El Telégrafo
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Una víctima del bullying

Una víctima  del bullying
29 de noviembre de 2013 - 00:00

Quienes vieron a la Carrie original que Sissy Spacek interpretó en 1976 o quienes han leído la novela homónima que Stephen King publicó dos años antes saben bien que más allá de los poderes telequinéticos de su personaje central y los desastres que estos ocasionan, el eje central de la historia es el ‘bullying’ (entiéndase mejor como el acoso escolar).

‘Carrie’, la adaptación que hace la cineasta Kimberly Peirce (la misma de ‘Boys don’t cry’, que le significó su primer Oscar a Hillary Swank) llega hoy a los cines ecuatorianos y tiene la misma esencia, la de una adolescente que abruptamente descubre sus propios cambios fisiológicos (como su primera menstruación) sin tener una información previa, más en estos días de la tecnología.

Quizás esa es la diferencia entre la ‘Carrie’, de Peirce con la que dirigió Brian de Palma. De hecho, en la adaptación, las compañeras de Carrie fotografían con sus celulares a Carrie, ahora interpretada por Chloë Moretz, algo impensado hace 37 años.

El ‘bullying’ es evidente, con jóvenes que se burlan de Carrie por su apariencia misteriosa y una personalidad atormentada producto del abuso familiar por parte de su madre Margareth (encarnada por Julianne Moore), una religiosa obsesiva. Le prohíbe tener citas, y hasta la encierra en el armario lo que provoca su ira, reflejada en la telequinesis, ese poder paranormal mítico (lo es porque en la realidad la mayoría de los expertos no aceptan este fenómeno como algo científico, según sus estudios, aunque otros lo encasillan dentro de la rama de parapsicología).

Lo cierto es que dentro de la trama original de King, Carrie no sabía acerca de su habilidad para mover objetos con la mente cada vez que se enfurece. De hecho, no sabe cómo controlarla. Su madre también desconocía ese hecho.

Ella intenta tener una vida normal, como la de cualquier adolescente. Quiere enamorarse y hasta participar del tan esperado baile de graduación (un anhelo más bien habitual de la cultura estadounidense entre las sociedades adolescentes).

La reacción de Carrie por tanto abuso sería normal si no tuviese ese poder telequinético. Es cuestión de preguntarse, ¿cuál sería la suya si le echaran sangre de cerdo desde un balde delante de muchas personas? Es obvio, que como seres humanos, sea el enojo. La actitud de Carrie -que no es justificada- es la de una víctima del ‘bullying’ que tuvo el apoyo de una maestra, algo insuficiente cuando la propia afectada sufría en casa sin que nadie lo supiera.

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