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Stefanía Fernández: “Todo lo que he conseguido es gracias al ejemplo de mis abuelitos”

Venezuela es el país latinoamericano con más coronas ganadas en el Miss Universo, pues seis encantadoras mujeres dejaron lo mejor de sí durante el tiempo que les tocó de reinado.

Maritza Sayalero (1979), Irene Sáez (1981), Bárbara Palacios (1986), Alicia Machado (1995), Dayana Mendoza (2008) y finalmente Stefanía Fernández deslumbraron al mundo por su simpatía y belleza.

La última de ellas hizo historia por ser la primera y hasta ahora única candidata del concurso en ser coronada por una compatriota.

Esta hermosa mujer, de 22 años, ha dejado una huella imborrable no solo por su trabajo solidario, sino por su humildad y belleza. 

Stefanía Fernández estuvo de visita en Guayaquil, la semana pasada, para liderar el equipo de jueces del Miss Ecuador 2013, en donde fue elegida Constanza Báez como la nueva soberana.

Y a pesar de su apretada agenda, la también modelo se dio tiempo para conversar con este diario sobre sus experiencias durante y después del Miss Universo.

Stefanía, antes de gozar de los privilegios del Miss Universo y asumir las responsabilidades propias de ese cargo, ¿cómo se ha enfrentado a la vida y ha valorado el pasado de sus orígenes?

Con mucha entrega y dedicación tal como lo hicieron mis abuelos. Mis abuelos paternos llegaron a Venezuela desde España huyendo del régimen de Francisco Franco, y mis abuelos maternos lo hicieron desde la Unión Soviética tras la miseria y hambruna que dejó la Segunda Guerra Mundial.

Ellos han sido la inspiración de mi vida porque, pese a todas esas dificultades, supieron cómo salir adelante y ser felices.

¿Qué es lo que más admira de ellos?

Su tenacidad, constancia y el espíritu de progresar a pesar de los duros golpes de la vida. En ambos casos tuvieron que abandonar a sus padres, hermanos y amigos para mejorar sus vidas. Aún siguen viviendo en la casita que construyeron al llegar a Mérida. No quieren salir de ahí a sabiendas de que  ahora podemos darles algo mejor. Pero no se desprenden porque literalmente colocaron cada bloque (ladrillo) que hay en sus paredes. Todo lo que he conseguido es gracias al ejemplo de mis abuelitos.

¿Y cómo fue que se involucró en los concursos de belleza?

Te cuento que me gradué a los 16 años de bachiller en Ciencias y tenía muchos sueños. Quería estudiar Comunicación Social, pero mi ciudad es tan pequeña que no ofrecen esas carreras en la Universidad.

Mis padres no me querían enviar a la capital solita. Entonces quería estudiar Hotelería y Turismo, pero había una cátedra de catación de vinos y como era menor de edad no me aceptaron.

Decidí meterme a Arquitectura, pero tenía que esperar hasta el año siguiente cuando se abran las inscripciones. No podía quedarme sin hacer nada. Siempre he sido muy activa, así que me enteré de un reinado y elegí esa opción.

Quiere decir que todo fue por casualidad...

Más que casualidad fue a la fuerza porque mi mamá no quería que esté en casa de vaga. Me animé y me metí a un concurso regional.

¿Ganó?

No quedé en nada. Ni me dieron premio de consolación. (Risas) Pero ahí conocí a alguien que me animó a que participara en el Miss Táchira. Quedé semifinalista y después de eso me inscribí en el Miss Venezuela representando a Trujillo.

Bárbara Palacios también se llevó la corona representando a Trujillo, ¿qué sensación le produce esa vivencia?

Es muy especial porque Bárbara es una mujer encantadora y llevo la corona con mucha dignidad e hizo un trabajo admirable.

¿En el Miss Universo tuvo la misma actitud de ella?

No sé si la misma, pero siempre fui muy positiva. Cuando estaba dentro del grupo de las cinco me sentí bendecida. Una de mis debilidades dentro del certamen era la manera de comunicarme con los demás porque era una niña y tuve que lidiar con profesionales en diferentes áreas y que hablaban varios idiomas. Sin embargo me di cuenta que las experiencias de la vida también valen y esa fue una cualidad muy importante.

A usted siempre la siguen las situaciones únicas. Recibió la corona de manos de su compatriota Dayana Mendoza y después se le entregó a una mexicana, ¿qué tal esas experiencias?

Fue maravilloso recibir la corona de manos de Dayana. En Venezuela hubo fiesta y bueno me quedé muy contenta porque la corona se quedó en Latinoamérica.

Cuando entregó la corona a Ximena Navarrete sacó una bandera de Venezuela y desató una polémica ¿Qué ocurrió?

Era la primera vez en la historia que una Miss se despedía con la bandera de su país y esta me la dio un amigo, quien me decía sobrina, en el hotel de Las Vegas en el que estaba. Nunca lo hice por nada en particular sino porque me sentía orgullosa de mi país.

La bandera siempre ha tenido siete estrellas, pero desde el 2006 se agregó una más en honor a un decreto de Simón Bolívar.  

Me enteré de que el presidente Hugo Chávez la llamó después de eso, ¿qué le dijo?

En medio de la polémica él habló conmigo. Me felicitó por el gesto y puso todas las embajadas venezolanas a mi disposición.

¿Cómo afrontó la noticia de su fallecimiento?

A todos los venezolanos les afectó porque queremos un país más unido, anhelamos la paz y más comprensión entre nosotros.

Si ese cambio dependiera de usted, ¿por dónde empezaría?

Por la educación, porque así formamos gente de bien, con amor a lo suyo y a cuidar las obras y los proyectos que se han hecho por el bien de todos.

Ahora que no está dentro del Miss Universo, ¿en qué proyecto está involucrada?
Feliz porque cumplí mi meta. Estoy estudiando periodismo y me gustaría trabajar en CNN. Creo que es una gran escuela.

¿Su corazón tiene dueño?

Sí. Estoy muy contenta con él. Tengo pocos meses con una persona encantadora que me apoya en todo.  

¿Hay planes de boda?

Aún no. Cuando llegue será en su debido momento.

¿Cómo se convirtió en comadre de Sandra Vinces?

Nos conocimos cuando ella fue a prepararse para el Miss Universo en Venezuela. Después nos vimos en el certamen.

¿Por qué cree que la escogió?

La verdad, me tomó por sorpresa. También se lo pregunté y me dio razones suficientes. Me dijo que yo era una mujer muy apegada a Dios y devota de mi virgencita La divina pastora y que si a ella le pasaba algo, sabía que yo le enseñaría a Leíto a ser buen cristiano.

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