Bruce Springsteen lo volvió a hacer en Donostia. Como buen ‘jefe’, cambió de planes una vez más a última hora y decidió que sonarían buena parte de las canciones que faltaron en Barcelona.
El ‘Boss’, como se conoce al sexuageniario rockero estadounidense, inició su repertorio con un rockabilly. Se trató de ‘Working on a Highway’, una canción que su publicó no hubiera pensado para abrir una gira con motivo del aniversario de ‘The River’.

Luego siguió con canciones de 1984, entre ellas ‘No Surrender’. Springsteen también interpretó track de 1999, ‘My Love Will Not Let You Down’, que fue una descarga de guitarra eléctrica.
A sus 66 años, Springteen aún sabe cómo llegar a su pública en cualquier escenario.

El ‘Boss’ recurrió a clásicos entre los años 1975 y 1985. Se trató de una simple pero elocuente mezcla de efusiva fiesta escénica y verdades esenciales la que ha conectado a Springsteen con sus seguidores. De hecho, Springteen es más cercano con sus fanáticos en cada presentación.

Pero él no afloja. Se hayan quedado por el camino pilares de la banda y tenga a su escudero Van Zandt a punto de firmar el finiquito y machaque al gran batería Max Weinberg llamándoles a más altas empresas que la biología comienza a poner en duda.

Pero tras gritar ¿Are you ready Donostia?, después de tres canciones sin recuperar el aliento y tras la cuenta atrás de rigor, hizo explotar el estadio donostiarra con la primera de las piezas de ‘The River’ que tocaban esa noche. Y tocaban, por supuesto, no como en Barcelona, y por supuesto que no será ni como en Lisboa ni en Madrid.

De ahí hasta el final, Bruce Springsteen fue alternando canciones populares con el regreso de varias de los temas de ‘The River’ que no sonaron en Barcelona. Cayeron ‘Independence Day’, ‘Crush on You’ y ‘You Can Look’ antes de que enfilara las mejores baladas de su carrera, ‘Point Blank’, ‘Drive all Night’, camino del ramillete final. En medio, rescató la rabiosa ‘Murder Incorpored’, otro inexplicable descarte.

Cuando interpretó ‘The Rising’, ya llevaba Bruce Springsteen más de dos horas y media sobre el escenario y aún faltaban ‘Dancing in the Dark’, aquella canción que era una crítica de la realidad cotidiana. (I)