Hace ya dos años que se divorció de Ryan Reynolds, pero parece que lo último que le apetece hacer a Scarlett Johansson próximamente es volver a pasar por el altar.

Así lo ha admitido la actriz neoyorquina a la edición inglesa de febrero de la revista Elle, donde ofrece su visión sobre la pareja y también sobre el matrimonio. “Me casé cuando era más joven y fue increíblemente romántico. Me gustó, de hecho”, explicó.

Eso sí, a pesar de salir que la prensa la relaciona con el periodista Roman Dauriac, la actriz de ‘Lost in translation’ aseguró que el matrimonio no es, en absoluto, una prioridad ahora en su vida.

“Para mí que estés en una relación que funcione no significa que tenga que estar necesariamente casado. No pienso en el matrimonio. ¿Qué si es raro? La única vez que lo pienso es cuando la gente me pregunta si me casaría otra vez. No es importante para mí”, señaló. Y añadió: “No tiene ninguna relevancia en mi vida hoy por hoy”.

A sus 28 años reconoce que tampoco se le ha despertado el instinto maternal.
“No voy a tener niños a corto o medio plazo. Estoy en una relación muy agradable, ya que tengo trabajo, y como me gusta decir, ahora no es importante para mí casarme”, agregó la actriz en la entrevista que acompaña el reportaje fotográfico con las nuevas tendencias en moda.

En las fotografías que ilustran el mencionado reportaje, Scarlett aparece luciendo vestidos que resaltan aún más su curvilínea figura, algo que en absoluto le molesta. Todo lo contrario. “Yo siempre he tenido curvas. Es una cosa de familia. De repente es como si te pones un vestido de noche y la gente te empieza a decir ‘tienes tetas’ y la gente te expresa, inmediatamente, que te pareces a Marilyn (Monroe)”, afirmó.  

El paso del tiempo también es otro de los aspectos que trata en esta sincera entrevista la musa de Woody Allen. A falta de dos años para cambiar de década, la joven ha asegurado que se le hizo muy largo el cambio de los 20 a los 30.