Con poco maquillaje, con unas pestañas rizadas que resaltan sus grandes ojos verdes y el cabello suelto, la Reina de Guayaquil, Romina  Zeballos, llegó a las escalinatas del barrio Las Peñas, uno de sus lugares favoritos en donde se desarrolló la entrevista con este Diario.

Vestía un short amarillo, blusa blanca, chaqueta azul semi remangada y sandalias de pequeño taco, tonalidades con los que evocaba a su ciudad. Su look natural, un tanto descomplicado, pero a la vez elegante, es parte de la sencillez que la caracteriza como toda guayaca, dice ella misma.

¿Qué significa ser guayaquileña para Romina Zeballos?

Para mí el simple hecho de ser guayaquileña me hace una mujer diferente, somos únicas, y en cualquier parte que vayamos destacamos por nuestro caminar, mirada y, sobre todo, por cómo somos como persona. Solidarias y muy confiadas.

¿Y cuál es su esencia o cómo se caracteriza?

No me gusta darme muchos adjetivos, pero me considero una mujer justa, correcta, que no vaya en  contra de mis principios. Considero que mi mayor virtud es ser perseverante.

Quizás esa misma actitud la llevó a no desistir de la idea de ser Reina de Guayaquil, aunque pensó en renunciar a solo un día de la elección...

Este año la competencia estuvo muy dura, lo que les impactó fue la entrevista previa en la que hablé de mi proyecto de enfocarme en el arte, y es en lo que se ha descuidado y que ninguna soberana ha tocado ni ha apoyado ese tema. Eso nos marcó, la belleza física la teníamos la mayoría de las candidatas, pero fue solo un agregado, lo determinante fue mi proyecto.

Para usted, ¿que más le hace falta hacer por Guayaquil?

Promover el arte. Por eso mi proyecto está encaminado en crear una obra de teatro de 50 personas, que integre a niños huérfanos del Hogar Chambers y a jóvenes infractores. Una propuesta diferente que mezcle música, baile y teatro. Enfocada en mensajes positivos sobre la falta de los jóvenes que hemos perdido nuestra esencia, el civismo, de seguir progresando.

Como buena guayaquileña, ¿cuál es plato típico al que usted no se resiste?

Desde muy chiquita siempre me ha gustado pedir el arroz con menestra y carne.

Es de las que se ha subido a una buseta...

Sí, por supuesto, como cualquiera.

¿Cuántas veces ha sido víctima de la delincuencia?

Una sola vez en mi vida. Cuando iba caminando por Los Ceibos. Realmente fue imprudencia mía, porque mientras caminaba  estaba conversando por medio del celular y así fue como me lo robaron.

¿Algún cantante guayaquileño favorito?

Me gustan mucho Daniel Betancourth, Nikki Mackliff, Mirella Cesa.

¿Si pudiera nombrar uno de sus pasillos más escuchados?

Claro. Justamente la semana pasada empezó el concurso de pasillos ecuatorianos y me gusta mucho ‘Nuestro Juramento’, de Julio Jaramillo, pero sobre todo lo que está haciendo Juan Fernando Velasco, porque es algo muy bueno. Muchos de nosotros, los jóvenes, no conocemos tan a fondo nuestra música. De hecho, fui a ver la obra de ‘Nuestro Juramento’.

Quién sabe y se la puede ver interpretando el papel de la esposa de Julio Jaramillo...
Me gustaría, porque es algo nuestro de mi país y sería muy interesante.

¿Cuál es su rincón favorito de Guayaquil?

La Peñas es uno de los lugares que me encanta, porque como estudio arte, es como bohemio y antiguo. A dos pasos tenemos algo más moderno que es el malecón. Pero también me gusta mucho la fuente de agua que queda por el parque lineal. Eso me parece divino, y tuvimos la oportunidad de ir con las candidatas y quedarme asombrada. Es precioso.

Barcelonista o Emelecista...

Ciento por ciento Emelecista.

¿Por influencia o decisión propia?

Toda mi familia lo ha sido desde que me acuerdo, muy seguidora de lejos, pero con mi novio (Juan Ponce) me empecé hacer hincha de este equipo. (Sonríe).

¿Qué recuerdos tiene de la Generación Decapitada?

Soy de la promoción de Sociales y de lo que sé trataba es que todos los escritores se suicidaban, porque escribían cosas muy trágicas, como el desamor.

Algún poema que le guste de uno de los escritores que integraron la Generación Decapitada.

La verdad es que conozco la historia pero no he leído alguno.

Y fuera de ella, ¿cuál es su escritor más leído y por qué?

José Martínez Queirolo, porque todas sus obras tienen el fondo social, el clasisismo que se vive en Latinoamérica, todas terminan con un mensaje de que deberíamos unirnos y ser una sola sociedad, un solo Guayaquil, sin regionalismo.

Las reinas muchas veces se enfocan en ayudar a las personas más necesitadas económicamente. Yo quiero enfocarme en todo Guayaquil, porque incluso las personas que tienen recursos necesitan una ayuda. Guayaquil somos todos, algunos tenemos necesidades económicas, otras tal vez espirituales.