Nació en el cantón Pimampiro, de la provincia de Imbabura, dentro de una familia de músicos. Varias personas que disfrutan de su canto la han nombrado ‘La voz de oro’, debido a que ha demostrado ser una artista versátil al interpretar temas de varios compositores, entonando desde música sacra hasta boleros y villancicos, acompañada de orquestas sinfónicas.
Así es Piedad Torres, una artista ecuatoriana que ha recorrido varios países llevando su música, y actualmente promociona ‘En la cumbre’, su reciente material discográfico, que salió al mercado a finales de 2012 e incluye 20 canciones.
¿Cuándo descubrió su amor por el canto?
Recuerdo que desde los seis años tenía ese apego profundo por la música, porque a eso se dedicaban mis hermanos mayores. Vengo de una familia grande, somos 10 hermanos, yo soy la penúltima, así que siempre vi cómo mis hermanos tocaban su guitarra y hacían dúos. Al caer la tarde realizaban fogatas y cantaban, y yo les pedía que me enseñen a cantar. Además éramos amigos de unos artistas del Valle del Juncal, y hoy que vienen a mi mente esos recuerdos, todavía siento el olor a miel y a panela de esa época que fue muy linda.
¿A qué edad grabó su primer disco?
A los 7 años grabé mis primeros cuatro discos. Pero cuando tenía unos 11 viajé con una de mis hermanas a Quito y conocimos a un caballero que tenía una tienda de discos en el centro de la ciudad. A él se le ocurrió que cantemos para que nos compren nuestro trabajo y la gente al escucharnos empezó a aplaudirnos, eso ayudó a quitarme la timidez y desde ahí aprendí que el miedo se transforma en fuerza en cada uno de mis eventos. Luego participamos en concursos de radios de Quito y Guayaquil y los ganamos. Uno de los premios fue grabar un LP y efectuar una gira de conciertos por varias ciudades de la Costa ecuatoriana, fue una linda experiencia porque conocimos a grandes maestros que nos guiaban con sus consejos, y después realicé mis estudios con el maestro Juan Borja. Toda mi vida ha estado dedicada a la música, y por esta profesión he dejado muchas cosas.
¿Cuáles cosas?
Por ejemplo, yo tenía que haberme ido a vivir a Estados Unidos con mis dos hijos mayores, Nataly (23) y Edwin (21), que viajaron para estudiar algo relacionado con la música. Pero como ellos desde niños vivieron en este mundo musical, acompañándome a conciertos y entrevistas, saben que esta es mi vida y me dijeron que me quede en Ecuador porque no querían verme sufrir. Otro de los sacrificios de esta profesión es no haber estado en varias fechas importantes junto a mis tres hijos, que aunque lo compensaba con otros días no era lo mismo. Ahora trato de compartir mucho de mi tiempo con mi hija menor, Siboney (15), quien toca el violín y nos ha acompañado a giras dentro y fuera del país. Ella espera graduarse para también irse a Estados Unidos porque tiene varios proyectos en mente.
¿Cómo conoció a su esposo, el maestro Paco Godoy?
Hace 17 años coincidimos en un estudio de grabación, los dos íbamos a grabar a la misma hora, entonces él permitió que yo lo haga primero y luego de escucharme me invitó a grabar unas canciones, desde ahí no nos hemos separado y trabajamos juntos.
Mientras no está en conciertos y permanece en casa, ¿qué le gusta hacer?
Me fascina la cocina y preparar comida tradicional, como la sopa de quinua, fréjol, y a mis platos les hecho tomate, aunque a Paco no le guste, pero yo soy de Pimampiro, la tierra del tomate. En las tardes me gusta ir al gimnasio, y entre semana ensayo mis canciones porque el fin de semana siempre hay eventos, serenatas, shows en otras ciudades, así que el sábado cuando salgo de casa llevó mucha ropa y cosas.
¿Algún instrumento musical que siempre le gustó?
El violín. También me hubiese gustado ser baletista y me gusta mucho bailar.
¿Quién la nombró como ‘La voz de oro’?
Es un elogio del cariño del público. Siempre me he presentado como Piedad Torres, pero Paco me sugirió que acojamos esas palabras de afecto del público, como ‘La voz de oro’, hay otros que me han dicho ‘la voz que acaricia el alma’.
¿Alguna gira internacional cercana?
En marzo quiero irme a Estados Unidos. Además, el embajador de Ecuador en Polonia se quedó encantado de nuestra presencia (con Paco) y nos requiere nuevamente en ese país. Seguramente será un éxito porque para el público polaco la música ecuatoriana es exótica, la música habla y ellos sienten los sonidos de los Andes.