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Otra voz eclipsada por las drogas
El deceso de Whitney Houston recuerda un linaje de artistas en el que la magia iba en el ADN y una voz podía estremecer a cualquiera que la escuchara.
Una de esas ocasiones llegó, irónicamente, en una jornada como la de ayer (la entrega del Grammy), hace 24 años. Fue el 2 de marzo de 1988 durante la trigésima edición en la que actuó el también fallecido Michael Jackson.
Para aquella gala de 1988, Houston había publicado sus dos primeros discos, su debut homónimo en 1985 y un segundo LP titulado simplemente Whitney (1987). Había logrado siete números uno consecutivo, con Greatest Love of All o I Wanna Dance With Somebody.
Esa vez llegó con vestido blanco y eclipsó a todos, sin apenas moverse del sitio, con su soberbia interpretación de One Moment In Time, el tema que compuso Albert Hammond para el disco conmemorativo de los Juegos Olímpicos de Seúl.
Aunque las causas de su fallecimiento aún están en investigación, se conoce que la cantante, de 48 años, había reservado una habitación en el hotel Beverly Hilton (Los Ángeles) porque tenía pensado acudir a la fiesta que había organizado allí el productor musical Clive Davis como antesala a los Grammy.
Las primeras investigaciones señalan que Houston fue hallada inconsciente en la bañera de su suite antes de las 17:30 (hora ecuatoriana). Pese a la ayuda de los paramédicos, que intentaron reanimarla durante 20 minutos, la cantante fue declarada muerta a las 18:00.
Según el portal TZM, su madre Cissy Houston, conocida intérprete de gospel, habló con la fallecida artista minutos antes del hallazgo en la bañera. Según la progenitora no percibió nada fuera de lo normal.
Whitney Houston era prima de la también cantante Dionne Warwick y ahijada de Aretha Franklin. Su formación fue precisamente con su madre en el gospel.
También era conocida por la película The Bodyguard, que protagonizó junto con Kevin Costner. Esa experiencia en la pantalla grande estuvo acompañada por el disco homónimo del filme, con el que vendió más de un millón de copias solamente en su primera semana de haber salido al mercado.
Esta banda sonora, que se mantiene como la más vendida de la historia, despachó 48 millones de copias, con temas como I Have Nothing, Run To You, Queen Of The Night y sus versiones de I’m Every Woman, de Chaka Khan, y por supuesto, I Will Always Love You, una canción de Dolly Parton que en el imaginario colectivo quedará como “su canción”.
No obstante, su éxito no se reflejaba en su vida privada y las drogas la condujeron prácticamente a su final. Su calvario había empezado con el controvertido matrimonio con el rapero Bobby Brown.
Pese al declive de su carrera hubo grabaciones rescatables en la década del 90. My Love Is Your Love, grabado en 1998, con una producción moderna y temas como Heartbreak Hotel o It’s Not Right, But It’s Ok, además del aliciente de disfrutar un mano a mano entre su potente voz y la de Mariah Carey, la única diva que había logrado pisarle los talones. Carey era su fan confesa.
Cuando Houston era noticia, tenía más que ver con sus problemas personales, al punto de que alguna vez fue hallada en estado de mendicidad por las calles.
Hubo varios intentos de recuperación infructuosos, que coincidían con los lanzamientos de Whitney Houston: The Ultimate Collection (2007) o el más reciente I Look To You (2009), cuya gira fue, incluso, interrumpida constantemente por las dolencias de la artista más galardonada de la historia. Sus 415 premios lo confirman.