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La centenaria actriz reside en Francia, País que le otorgó la legión de Honor

Olivia de Havilland, de Lo que el viento se llevó, llegó a los 100 años

De Havilland es la última superviviente del elenco de Lo que el viento se llevó (1939).
De Havilland es la última superviviente del elenco de Lo que el viento se llevó (1939).
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02 de julio de 2016 - 00:00 - Redacción Telemix-Agencias

Alejada por su propia voluntad de las luminarias de Hollywood, pese a que es una de las leyendas vivas de la época clásica del cine, la actriz Olivia de Havilland llegó ayer a los 100 años de edad.
Figura emblemática del cine estadounidense de los años 40, De Havilland es la última superviviente del reparto de Lo que el viento se llevó (1939) y fue, además, una de los primeras en desafiar el inexpugnable sistema de los grandes estudios de la meca del cine.

Olivia nació en Tokio en 1916, hija de un diplomático y abogado británico. Tras el divorcio de sus padres, se mudó a California con su madre y su hermana Joan, también actriz y conocida como Joan Fontaine (Rebeca, 1940).

Aunque De Havilland comenzó su carrera en el teatro, su despegue cinematográfico ocurrió en 1935 cuando debutó en el cine con una adaptación de El sueño de una noche de verano, dirigida por el realizador alemán Max Reinhardt. Posteriormente rodó una serie de películas tan celebradas como Robin de los bosques (1938), Dodge, ciudad sin ley (1939) o Murieron con las botas puestas (1941).

Su expresión dulce y encantadora la convirtieron en la actriz ideal para representar los papeles de chica buena. Eso le valió para ser escogida para el reparto de Lo que el viento se llevó -una de las superproducciones más famosas del cine mundial-, para interpretar a la prima Melania y compartir escenas con Clark Gable y Vivien Leigh.

En una entrevista en 2008 en el programa Art Works, tras recibir la Medalla Nacional de las Artes en Estados Unidos, De Havilland aseguró que no se sorprendió “en absoluto” del enorme éxito de la cinta. “Estaba convencida de que Lo que el viento se llevó tendría una extraordinaria y larga vida como película. Y, Dios mío, sí la tuvo; la tiene y la sigue teniendo hasta hoy”, aseguró De Havilland, que fue nominada por ese filme al Oscar a la mejor actriz secundaria que terminó ganando su compañera de elenco Hattie McDaniel, la primera intérprete negra en lograrlo.

En los años 40, la actriz se enfrentó judicialmente contra el estudio Warner Bros., en un caso que reveló las abusivas condiciones laborales a las que estaban sometidos los intérpretes en la era dorada de Hollywood. De Havilland reclamó a Warner Bros. que le diera acceso a otro tipo de personajes, pero el estudio respondió dejándola sin empleo y sueldo. Por miedo a más represalias judiciales, ninguna otra compañía se atrevió a ofrecerle trabajo y la actriz estuvo tres años sin aparecer en ningún filme hasta que venció en los tribunales.

En declaraciones al diario británico The Independent en 2009, la actriz aseguró que se sintió “una estrella, pero también una esclava” de Hollywood. “Todos en Hollywood creían que perdería, pero yo estaba segura de ganar. Había leído la ley y sabía que lo que hacían los estudios estaba mal”, afirmó la actriz.

Tras ganar el pleito a la Warner, la actriz vivió sus años más fructíferos. Ganó el premio Oscar a la mejor actriz protagonista por Vida íntima de Julia Norris (1946) y volvió a obtenerlo con La heredera (1949).

En la década de los 50 comenzó a alejarse, progresivamente, del mundo del cine y se mudó a París, donde se casó con el periodista francés Pierre Galante, su segundo esposo tras el novelista norteamericano Marcus Goodrich.

Olivia de Havilland reside en la actualidad en Francia, país que le otorgó la Legión de Honor en 2010 y donde fue, además, la primera mujer que presidió el jurado del Festival Internacional de Cine de Cannes, en 1965. (I)

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