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No es la ‘Fiesta final’, apenas es la inicial...
Allí estaban ellos. Armados con sus instrumentos sobre el escenario. Antes de subir se vio a algunos caminar nerviosos en medio del auditorio. Expectantes, emocionados, a la espera de presentar un trabajo discográfico que tardó años, esfuerzo y dinero en ver la luz.
Julico Hurtado, el vocalista, subió con una chaqueta jean que previamente había mostrado en Facebook, en la que lució pines de los sencillos ‘El diablo’ y ‘Ella me gusta’, del grupo Sublime y del género con el que decidió sacar adelante a su grupo, el ska. La banda ha evolucionado.
Armada de Juguete llevó al Fedenador un trabajo que no solo consta en un CD recientemente impreso. Ellos mostraron a sus seguidores que el esfuerzo de estos meses encerrados en Phonk Estudios dio frutos profesionales, con los que la noche del sábado pasado hicieron disfrutar a sus fans y a sus colegas encargados de abrir su show, los músicos de Los Corrientes y RoCola Bacalao.
El grupo protagonista llegó a escena minutos después de las 22:00. Michelo Wong, el trombonista, lució unas gafas psicodélicas que reforzaban el nombre del show: ‘Fiesta final’, que da título al álbum y a un sencillo de ese material en el que hablan sobre la muerte vista a manera de resignación. El tema fue escuchado en vivo por primera vez en ese concierto.
La campaña de publicidad previa al espectáculo fue intensa, y pese a eso sobraron sillas. A juzgar por la gente que se aglomeró debajo del tablado y que dejó varios asientos vacíos, podría decirse que se vendió un poco más del 60%, una cifra en realidad lamentable si se tiene en cuenta que fueron tres bandas las que actuaron ese día.
Como adivino, José Fabara, una de las cabezas de RoCola Bacalao, dijo el viernes pasado en entrevista, a manera de consejo: “Pónganse pilas con la producción musical. Depende de ustedes para que esto siga creciendo. Involúcrense. Compren el disco, la camiseta, vayan a los conciertos...”.
Allí estaba Daniel Haro, director de My Insomnia Radio, una emisora encargada de difundir proyectos musicales independientes. En un comentario, explicó que aquí en Guayaquil la gente está acostumbrada a los espectáculos gratis y que era necesario instar a los seguidores de las bandas a pagar por el arte.
El teatro no se veía vacío, pero eran notables los espacios libres en algunas partes del auditorio, y no faltó quienes esperaron vanamente el ‘portazo’, pocos, pero allí estaban. Afuera de ese sitio de entretenimiento a la espera de que se les conceda ingreso.
Por lo demás, Phonk Estudios, que además de grabar el álbum de Armada de Juguete también organizó el show, tuvo un acierto al seleccionar a las dos ‘teloneras’, que eran más que teloneras acompañantes, pues las tres bandas actuaron por una hora, complaciendo así a un público ávido de las fusiones experimentales de Los Corrientes, las mezclas chimbas de la RoColita y del ska de la que fue la estrella.
La presentación de Armada fue más bien lineal, una canción tras otra. Sonaron ‘Lágrimas de cristal’, ‘Diablo’, ‘Lluvia en Guayaquil’, y temas nuevos como ‘Fiesta final’, ‘Sin corona’, ‘Fantasmas en casa de la abuela’. Julico interactuó con el público en contadas ocasiones, unas veces para enviar saludos, otras para bromear: “Servicio social: se han perdido dos sostenes y un bóxer. Vengan a retirarlos. Servicio social…”.
No pudieron faltar las clásicas ‘Ella me gusta’ y Flash. Hubo gente emocionada que se subió al escenario para lanzarse nuevamente al público. Y aunque el espacio para el pogo se extrañó, los más fieles se las ingeniaron para armar el ‘relajo’ adelante.
La cita se inició cerca de las 20:00, con Los Corrientes, que lucieron renovados. Después de cantar sus temas más pegados, Betomán hizo su ya clásico repertorio de lírica guayaca en la añorada ‘Soy chiro’. Coreada por el público hasta reventar las cuerdas vocales, se bajó del escenario y empezó a dar vueltas mientras recitaba la última parte de esa canción, posteada en audiovisual en febrero del año pasado y que cuenta con más de 94.000 reproducciones.
La RoCola estuvo incompleta, sin ‘Shadito’ Mendieta como baja notable, pero igual se hizo ver. “Una hora bien pegada”, decían algunos asistentes. Vinieron después de un año y celebraron el que esta vez no hubo gas lacrimógeno, en referencia a un encuentro con la policía en un show que ofrecieron en Diva Nicotina.
Los grupos aprovecharon para vender su mercadería en el lobby del teatro. Había camisetas, discos, pulseras... Todo servía como recuerdo del día en que tres bandas fusión se unieron para la ‘Fiesta final’ en la que Armada presentó su primer disco.