Decía Nito Mestre en una de sus primeras entrevistas a este Diario en Guayaquil, allá en octubre de 2008, que prefiere los conciertos pequeños más que los de grandes estadios. Y esto es porque le permiten acercarse a la gente. Puede verlos desde el escenario. Escucha con claridad los pedidos de sus fans y puede bromear como si estuviera en la sala de su casa con amigos o familiares.

Al ex Sui Géneris se lo percibe tan cercano, ‘familiero’ (uno de los términos que él usa) e íntimo.

Con la complicidad de su público puede salir en puntillas, casi a escondidas, para sorprender a quien lo presenta en el micrófono sobre la tarima del teatro Fedenador. Al menos lo intenta. Hace lo que quiere porque se siente cómodo, tanto que puede mofarse del tradicional amague de despedida que hacen todos los artistas mientras los fans piden “otra, otra”.

Se le ocurrió bromear con eso pasadas las once y media de la noche del jueves pasado después de cantar ‘Bienvenidos al tren’.

“Hagamos algo. Yo les voy a decir que la siguiente es la última canción, la interpreto, simulo irme y ustedes piden otra, otra”, decía Nito, mientras con los dedos hace el gesto de ‘comillas’ y suelta una mueca.

A esa hora es el turno para ‘Fantasma de Canterville’, una de las tantas de ese obvio repasó por Sui Géneris.

Llegó el anunciado amague. Nito, vestido de negro, al igual que el tecladista Fernando Pugliese y el guitarrista Ernesto Salgueiro, corrió hacia el camerino. Volvió en menos de un minuto con el mismo ritmo para darle rienda suelta a ‘Mr Jones o pequeña semblanza de una familia tipo americana’, que para la ocasión sonó más jazzera y a la vez lenta. No tuvo la descarga de piano que en los 70 le daba Charly García. Tenía otros arreglos, pero la esencia era la misma.

Y casi ‘sin dar respiro’ al público entonaron ‘Lunes otra vez’, pero aún faltaba más en su concierto. De nuevo la simulación de despedida y el regreso veloz para interpretar una de las más queridas canciones de Sui Géneris: ‘Rasguña las piedras’.

Nito había disfrutado tanto como su público satisfecho, pese a que faltaron muchas canciones de la época Sui Géneris como ‘Dime quién me lo robó’ o de su etapa solista como ‘Hoy tiré viejas hojas’.

Su espectáculo es íntimo, con apenas un teclado y dos guitarras. No necesita más. A eso le agrega su voz, aún intacta, y su buen humor, aunque también es muy exigente con el sonido. Eso se reflejaba cuando le decía al sonidista: “Subíle un poco al micrófono”. Lo hizo tres veces.

Pero no todo es Sui Géneris con Nito. De su carrera solista rescató algunos temas viejos y recientes. Repasó ‘Distinto tiempo’ (entre las viejas), ‘Flores en el mar’, dedicada a su fallecida madre Tecla Bartasiute y hasta una versión de ‘Shape of my heart’, de Sting, a la que el argentino la tituló como ‘La forma de mi corazón’. Esta versión suya formará parte del siguiente disco del ahora sesentón músico, aunque todavía no ha pensado qué nombre ponerle.

Su recital empezó casi a las diez de la noche luego de las intervenciones de la ucraniana Luchiana Hakman y el humorista venezolano Gustavo Ríos. Nito escogió ‘Aprendizaje’, de Sui Géneris para iniciar su concierto.

Durante su recorrido el también fan confeso de Paul McCartney interpretó ‘El tuerto y los ciegos’, ‘Canción para mi muerte’, ‘Cuando comenzamos a nacer’, ‘Confesiones de invierno’, ‘Necesito’, ‘Natalio Ruiz’, ‘Quizás porqué’, ‘Cuando ya me empiece a quedar solo’ o ‘Fabricante de mentiras’ de la que Nito relató una anéctota.

“La canción la tocamos por primera vez en 1975 para el ‘Adiós Sui Géneris’. Entonces se llamaba ‘Zapando con la gente’. Sui se disolvió y con Los desconocidos de siempre le puse ‘Fabricante de mentiras’, recuerda.

Aquella canción le permitió hacer galas de sus tonos de voz, desde los más graves hasta los más altos, con la complicidad del calvo Pugliese y el melenudo Salgueiro, quien ya va para los 20 tocando con Nito. Los tres armonizaron sus voces muy al estilo de los “cuartetos de barbería”.

Solo quedaban los amagues de adiós que advirtió Nito, quien hoy tocará en el auditorio de la Universidad Católica, a las once de la mañana.

Era medianoche y Nito evidentemente estaba cansado, además de que no es un tipo al que le guste trasnochar. Se dirigió al camerino, se despojó de su camisa negra y lució una camiseta gris para firmar autógrafos y tomarse fotos con los fans que lo aguardaban afuera del auditorio de Fedenador. Tuvo paciencia con todos y siempre la mejor sonrisa. Después de todo a Nito le gusta estar cerca de la gente, tal como relató en esa entrevista de hace casi seis años. En cada visita es más cercano, como si estuviera en su casa.

Los teloneros

Luchiana Hakman abrió el concierto a las ocho de la noche con un repertorio con canciones como ‘Si tu no estás aquí’, de Rosana; ‘Adoro’, de Armando Manzanero; más el pasillo ‘Sombras’, muy al estilo lírico de la cantante ucraniana que ya lleva cinco años en Ecuador y que durante el concierto contó con el acompañamiento de Luis Izurieta en los teclados. Ella cerró su presentación con ‘Volare’ (‘Nel blu dipinto di blu’), de Domenico Modugno.

Luego fue el turno para el humorista venezolano Gustavo Ríos, quien imitó a un predicador brasileño, a Topo Gigio, Carlos Gardel, Daniel Santos, Nat King Cole, José Luis Perales, José Luis Rodríguez ‘El Puma’, Leonardo Favio, Chayanne, Nino Bravo, Raphael y otros artistas.